La espiral del petróleo amenaza con tumbar otra vez la economía

mercedes mora REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Europa teme que las tensiones inflacionistas acaben en un alza de tipos

27 feb 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Cada vez que el precio del petróleo se ha encarecido más de un 85% en un solo año, la economía estadounidense y, por extensión, el grueso de las occidentales han caído en el pozo de la recesión. Así lo constata Morgan Stanley, una de las voces más reconocidas del planeta en el mundo del oro negro. Recuerdan sus especialistas que eso fue precisamente lo que ocurrió en 1975, 1980, 1990, el 2000 y el 2008. La única excepción: 1987, un año de estancamiento económico. De momento, dicen, la subida no es tan acusada como para «hacer descarrilar las perspectivas de crecimiento económico». Y es que, para llegar a ese crítico 85%, el crudo debería volver a los niveles de julio del 2008, cuando el brent se pagaba a los precios más caros de la historia (el récord está en 147,5 dólares). Es cierto que falta mucho, pero no lo es menos que el trecho por recorrer es cada vez más corto: el barril se ha asomado esta semana a los 120.

¿Qué hay detrás de la escalada del oro negro?

El detonante de esta vertiginosa escalada no es otro que el enquistamiento del conflicto libio, con un líder, Gadafi, dispuesto a todo, incluso a masacrar a su pueblo, para mantenerse en el poder. A efectos del mercado del petróleo, lo que preocupa es que el país con mayores reservas de crudo de África cierre por completo el grifo del petróleo. Es cierto que este temor, por sí solo, no explica lo abrupto de la subida. Libia produce alrededor de 1,6 millones de barriles diarios. O lo que es lo mismo, atiende el 2% del consumo mundial. Una cifra que otros países de la OPEP podrían suplir sin despeinarse.

«El mercado petrolero es de una competencia rabiosa, y lo que no vende uno, lo coloca el otro». La frase, pronunciada el pasado jueves por el presidente de Repsol, Antonio Brufau, resulta de lo más clarificador, en este sentido. Sin ir más lejos, el líder del cartel, Arabia Saudí, ya ha mostrado su disposición a hacerlo. Hasta 4 millones de barriles es lo que ofrece. ¿Cuál es el problema entonces?: que el mercado no cree que las revueltas acaben en Libia. Después de pasar por Túnez, Egipto y Libia, la revolución está llegando a un productor secundario como Bahréin, y nadie puede asegurar que no acabe extendiéndose hasta la mismísima Arabia Saudí, propietaria de las mayores reservas de crudo del planeta: nada más y nada menos que 265.000 millones de barriles. Eso es lo que, de verdad, asusta en las mesas de operaciones. Hoy por hoy, la monarquía saudí está dispuesta a arrimar el hombro. Pero ¿y si es destronada?

¿Es todo miedo?

No. Ni mucho menos. Como siempre que el río anda revuelto, proliferan los pescadores. Los especuladores han vuelto de lleno al mercado con la esperanza de llenar el saco en un cortísimo plazo de tiempo. Y están apostando duro por la subida.

¿Cuál es la principal amenaza para la economía mundial que se desprende de esta situación?

Sin duda, la tensiones inflacionistas que, a buen seguro, traerá aparejada la galopada del oro negro. Por cada diez euros que se encarece el barril de crudo, la inflación europea puede escalar hasta dos décimas. Y si al crudo se le añade el aumento de los alimentos -en el origen de las revueltas que azotan el mundo árabe- y de otras materias primas, la carrera de los precios está servida

Llenar el depósito de los automóviles ya es más caro de lo que lo ha sido nunca. Y no solamente para los particulares. Los transportistas también lo sufren y, tarde o temprano, todos, o casi todos, los productos serán más caros porque desplazar las mercancías también lo es. Y eso, sin olvidar los perniciosos efectos del petróleo en la factura eléctrica o el recibo del gas.

Con todo, los efectos más temibles de una inflación desbocada son los que los expertos llaman de segunda vuelta. Es tan sencillo como que el operador que paga más caros los carburantes traslada ese importe a los precios finales y, en la medida en que la situación lo permite, los asalariados intentan recuperar el impacto del encarecimiento del coste de la vida en sus negociaciones.

Y ¿qué pasa si la inflación se desboca? Entre otras cosas, que el Banco Central Europeo tendrá que subir los tipos de interés para combatirla. Y dicen los expertos que en una fase de crecimiento tan débil como la que atraviesa España eso puede demorar la ansiada creación de empleo, como poco, seis meses más.

En definitiva, que la necesidad de contener la espiral inflacionista vía precio oficial del dinero ahogaría la tímida recuperación mundial, particularmente la española.

¿Cuál es el impacto en el crecimiento mundial?

Los expertos de JP Morgan mantienen que un alza sostenida del 10% en la cotización del crudo restaría un cuarto de punto al crecimiento del producto interior bruto mundial.

¿Hasta dónde puede llegar la cotización del oro negro?

«La proyección de esta trayectoria [la del crudo] y su impacto en el futuro me resultan imposibles de calcular», dijo el jueves el presidente de Repsol. Otros expertos, como los que integran el equipo de analistas de la firma japonesa Nomura, son más explícitos. Dicen que si Libia y Argelia paralizaran por completo su producción (eso restaría 2,9 millones de barriles al bombeo diario de la OPEP), los costes del preciado oro negro alcanzarían niveles superiores a los 220 dólares. La situación es realmente para echarse a temblar.

17 $

Es lo que se ha encarecido el barril de petróleo brent (es la referencia que se utiliza en Europa) en lo que va de año. Esa cantidad supone un incremento de más del 18%.

12,7%

El porcentaje de crudo que consume España procedente del territorio de Libia. Es el tercer mayor suministrador, por detrás de Irán y Rusia.

3,4%

Es el porcentaje de renta que destinó el mundo a comprar petróleo el año pasado. Este año va camino del 4,4%. Por encima del 4% implica un crecimiento económico negativo.