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El mayor tesoro del mundo está en Nueva York

s.?f. nueva york / Afp

ECONOMÍA

01 ago 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Hay un lugar en el mundo que cualquier villano de película querría asaltar. De hecho, uno ya lo hizo: Jeremy Irons, el señor Simon de película La jungla de cristal 3 (John McTiernan, 1995), protagonizada también por Bruce Willis y Samuel L. Jackson, que narra el robo del mayor tesoro del mundo oculto en el subsuelo de un oscuro edificio del sur de Manhattan.

La trama es de ficción, pero ese lugar existe. Se trata de la filial neoyorquina de la Reserva Federal estadounidense, cerca de Wall Street, donde reposan unas 7.000 toneladas de oro en una cámara del quinto sótano del edificio. Los lingotes, ordenados en cajas azules que llegan hasta el techo, tiene un valor de 350.000 millones de dólares.

Su valor se ha multiplicado gracias a la crisis económica, que ha convertido a ese metal en el valor refugio preferido por muchos inversores públicos y privados. El precio del oro tocó un nuevo récord el pasado viernes (1.632,80 dólares la onza). Estados Unidos posee las reservas más grandes del mundo, unas 8.133 toneladas, más del doble que Alemania, la segunda en la lista. Pero la mayor parte está almacenada en Fort Knox y en West Point. El oro guardado en Nueva York pertenece a 36 Gobiernos extranjeros, que buscan no solo seguridad financiera, sino también física.

Las identidades de los propietarios son secretas, como las extraordinarias medidas de seguridad del banco, que, pese a las películas, se jacta de ser inviolable. Al reportero se le exige que no tome notas, por si hiciera un boceto del lugar. Y las fotos también están prohibidas. En la entrada de la bóveda se puede leer una cita dorada del escritor Johann Goethe: «El oro es irresistible». Y la frase se ha vuelto más real que nunca.

La alta demanda de oro es un rasgo típico de épocas turbulentas. En 1980, la invasión soviética de Afganistán, la revolución iraní y la crisis del petróleo dispararon su precio a 850 dólares la onza. Luego retrocedió durante décadas, y en junio del 2006 valía 543 dólares. Con la crisis financiera, el euro cuestionado y el fantasma de la suspensión de pagos sobre Washington, el precio ha vuelto a dispararse. Y con él, la leyenda que rodea al oscuro edificio del sur de Manhattan donde se guarda el mayor tesoro del mundo.