Goldman Sachs no gobierna el mundo, pero puede tumbarlo

MERCEDES MORA REDACCIÓN / AGENCIA

ECONOMÍA

Cuatro bancos concentran un riego que es 16 veces el PIB de EE.?UU.

02 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

«Los Gobiernos no dirigen el mundo, lo gobierna Goldman Sachs». Lo aseveró el miércoles en la BBC Alessio Rastani, el joven que dijo ser un experimentado bróker de la City y se quedó en mero aficionado en busca de minuto de gloria. Está claro que Rastani no es el gurú que pretendía ser, pero sus palabras expresan lo que muchos ciudadanos de a pie piensan. Esos para los que el mundo de los brókeres y la inversión tiene mucho de conspiración.

Pero, por mucha aversión que despierten en el respetable (sobre todo ahora que casi no quedan agujeros que ajustarse en el cinturón), no hay pruebas de que los despiadados y poderosos bancos de inversión que dominan los mercados dicten las decisiones de los Gobiernos. Más que estar detrás de ellos, van por delante. Y mucho.

Cifras de vértigo

De lo que sí no hay duda es de que de su destino depende en buena (mucha) medida el del mundo. Y hay cifras que lo avalan. Cuatro de estos gigantes (JP Morgan, Citibank, Bank of Ameria y, como no, Goldman Sachs) concentran en sus carteras la friolera del 94 % del riesgo en productos derivados que guardan las entidades estadounidenses en sus cuentas. Nada más y nada menos que 235 billones de dólares (172 billones de euros). Una cifra mareante.

Para hacerse una idea de lo que significa semejante importe basta decir, por ejemplo, que es más de 16 veces el producto interior bruto (PIB) de Estados Unidos, la primera economía del planeta.

Los expertos dirán que el verdadero riesgo es más pequeño, que unas operaciones se compensan con otras. Exposiciones cruzadas lo llaman. Simplificando mucho viene a ser apostar por una cosa y también por la contraria para minorar el riesgo. Los complejos derivados lo permiten casi todo.

Pero lo cierto es que no hay que ser muy ducho en la materia para comprender que si ellos tropiezan, el mundo caerá rodando. Nos lo enseñó Lehman.

Otro dato (esta vez sin dígitos) que parece dar la razón al charlatán de Rastani: por los despachos de la cúpula de Goldman han pasado algunos de los hombres que han manejado o manejan ahora los hilos económicos del mundo. Es más, en los cargos de mayor peso en las finanzas de los países más poderosos casi siempre habita un ex Goldman Sachs. El ejemplo más reciente es el de Mario Draghi, que pronto tendrá en sus manos las riendas del Banco Central Europeo.

Maquillaje griego

El hombre al que Trichet entregará el testigo en noviembre trabajó en Goldman entre el 2001 y el 2005. Antes había sido secretario del Tesoro italiano y ahora dirige el Banco de Italia. Fue vicepresidente ejecutivo del banco de inversión estadounidense durante la época en la que la entidad ayudó a Grecia a maquillar sus cifras de déficit y deuda para ocultar su verdadera dimensión y saltarse a la torera el sacrosanto Pacto de Estabilidad y Crecimiento.

Tanto Goldman como Draghi aseguran que este último no estaba al tanto. Pero, no deja de ser una curiosa coincidencia que quien deberá emplearse a fondo en apagar el fuego que consume la eurozona trabajara en su día para quienes facilitaron a Grecia el camino para convertirse en la bomba de relojería que es hoy.