Trichet obvia las presiones y deja la rebaja de tipos para su sucesor

mercedes mora REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

El BCE destinará 40.000 millones a comprar deuda de los bancos

07 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Ni la presión del mercado ni la de organismos como el FMI, que llevan tiempo apretándole las tuercas para que rebaje los tipos, han conseguido hacer mella en presidente del BCE. Jean Claude Trichet se levantó ayer de la silla que ha ocupado durante los últimos ocho años sin dar el brazo a torcer. Dejó el precio del dinero en el 1,5 % y le pasó la patata caliente a su sucesor, el italiano Mario Dragui, que el mes que viene asumirá las riendas de la institución.

Con la tranquilidad que lo ha caracterizado durante todo su mandato -solo ha perdido la compostura en un par de ocasiones, la última a cuenta de las críticas de Alemania a su gestión- Trichet argumentó que no abarata los tipos porque la inflación -toda una obsesión para el banquero galo- sigue siendo elevada en la zona euro.

No fue esta una decisión unánime. «Lo decidimos por consenso», dejó caer el francés. De lo que se deduce que en el consejo se oyeron voces a favor de una rebaja. Y que sus propietarios tenían la vista puesta en el sombrío panorama que se cierne sobre la economía europea. Otra muestra más de que Trichet deja a su espalda un BCE fracturado por las polémicas compras de bonos de países con dificultades, entre ellos España, que disfruta desde agosto del manto protector de la institución en los mercados. Un cisma que provocó a comienzos de septiembre la dimisión del economista jefe de la entidad, Jürgen Stark. Ayer se aprobó el nombramiento de su sustituto: Jörg Asmussen, el número dos del Ministerio de Finanzas alemán.

Genio y figura

Trichet no bajó los tipos, pero, a cambio, no escatimó esfuerzos en lo que a garantizar la liquidez del mercado se refiere. El crédito ha de fluir a toda costa. Con este fin en mente, la autoridad monetaria invitará a la banca a otras dos rondas de liquidez ilimitada (una este mes y otra en diciembre) para asegurarse de que los bancos tengan en sus arcas efectivo suficiente. Tendrán que devolverlo en un plazo de 12 y 13 meses, respectivamente. Y eso no es todo. También recuperará el programa de compra de deuda de los bancos. A ese capítulo destinará 40.000 millones de euros. Lo que hará es adquirir bonos garantizados de las entidades. En concreto, cédulas hipotecarias. Estos títulos tienen una doble garantía: la de la entidad que los emite y la del inmueble hipotecado. Los comprará en el mercado primario (suscribiendo directamente las emisiones) o en el secundario (donde se negocian los bonos ya emitidos).

La medida empezará a funcionar el mes que viene y estará en vigor hasta finales de octubre del 2012. Y todo, porque el sector bancario guarda en su cartera miles de millones invertidos en bonos de países en apuros. La desconfianza entre entidades aumenta por momentos y bloquea peligrosamente el grifo de los préstamos que normalmente se hacen entre sí. Una situación que amenaza con estrangular todavía más el crédito a empresas y familias y obstaculizar la recuperación. ¿Le suena? Fue lo que ocurrió tras la caída de Lehman y el mundo acabó sumido en el pozo de recesión.