El cambio de bando de su vicepresidente lo relevó al frente de la firma
23 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Los avatares de Luis del Rivero dan para una espléndida novela negra. Siempre en primera línea de algunas de las batallas más cruentas de la reciente historia empresarial española, el ingeniero murciano se ha visto superado en una escena cuyo guion, a buen seguro, le hubiera gustado firmar.
En plena batalla por el control de la compañía Repsol, y con medio consejo de administración de la constructora en su contra, esta semana ha sido apartado de la presidencia de una empresa que él mismo creó en 1986. Uno de los artífices principales de la caída de Luis del Rivero ha sido Manuel Manrique, su escudero de los últimos 25 años. Hasta el pasado jueves.
El hasta ahora número dos de Sacyr se convierte en el nuevo número uno y mantiene su puesto de consejero delegado. Un giro en el que la oposición «oficial» a la gestión de la deuda contraída para pagar precisamente el 20 % de la compañía petrolera ha acabado con Del Rivero.
La caja gallega, clave
Novagalicia Banco, partidaria como el resto de las cajas presentes en el consejo de la constructora de buscar la paz institucional para alcanzar acuerdos tanto en la firma Sacyr como en la petrolera Repsol, se sumó a los opositores, y su representante en el consejo, José Luis Méndez, votó a favor de la destitución del presidente. Las otras entidades financieras presentes en el órgano de gobierno (Bankia, Unicaja y Marenostrum), que junto a la gallega manejan casi un 8 % de Sacyr, se abstuvieron.
En un más que tenso consejo de administración celebrado el jueves y que se alargó durante seis horas -el cuarto en apenas un mes- Del Rivero fue derrotado. Tanto, que presentó incluso su dimisión como consejero de la firma. Y eso que minutos antes de comenzar la reunión sorprendió al mercado al anunciar la sindicación de su participación con las de dos viejos socios, José Manuel Loureda y Francisco Javier Gayo. Juntos manejaban un 26,5 % del capital de Sacyr, por encima del bloque de principales opositores. Una maniobra que terminó por enfadar al resto.
Los más perspicaces ya advirtieron de que, según la lógica de los últimos tiempos, ese trío debiera de haber sido un cuarteto del que formara parte Manuel Manrique, fundador también junto a los otros tres de Sacyr y en posesión de dos asientos en el consejo. Una ausencia que ya levantó sospechas.
Finalmente, Manrique sobrevive, Demetrio Carceller se convierte en vicepresidente primero, y Juan Abelló se mantiene como segundo.
Como sucede en estos casos, Del Rivero se marchó con el tradicional «agradecimiento» del consejo por su «dedicación y labor en la configuración y desarrollo del grupo». Tras este cambio, queda mucho trabajo por hacer en Sacyr, que debe aclarar cómo afrontará el pago de 4.900 millones de euros que vencen en diciembre por el préstamo de Repsol, y sus aspiraciones en la petrolera. Para empezar, Manrique ya se ha reunido con Brufau para enterrar el hacha de guerra.