La tormenta arrecia sobre España, que deberá hacer frente al vendaval con un Gobierno en funciones. El que salga mañana de las urnas no celebrará su primer Consejo de Ministros hasta el 23 de diciembre. Hasta entonces, el Tesoro Público afrontará cinco subastas de deuda. Cinco pruebas de fuego en las que, a buen seguro, los inversores volverán a apretarle las tuercas para conseguir sustanciosas rentabilidades.
La primera de ellas llegará en plena resaca electoral. El próximo martes, sin ir más lejos. Ese día el organismo dependiente del Ministerio de Economía tiene cita con el mercado para intentar colocar letras a tres y seis meses. El resto llegará en el mes de diciembre. El jueves 1 habrá puja de bonos y el día 13, martes, será el momento de las letras a 12 y 18 meses. Dos días después, habrá subasta de obligaciones, y el 20 de diciembre, de letras a tres y seis meses.
La era de la peseta
A la vista de lo acontecido en las dos pujas celebradas esta semana, en las que el Tesoro se ha visto obligado a pagar los intereses más altos de los últimos catorce años, retrotrayéndonos a la era de la peseta, los analistas lo tienen claro: tendrá que ofrecer rendimientos altos si quiere que los inversores le presten el dinero que precisa.
Además, el 9 de diciembre hay Consejo Europeo. Será la última cita europea de Zapatero, aunque esta vez ya como presidente en funciones. Y seguro que ni por esas se librará de que le lean la cartilla, aunque solo sea para que traslade el mensaje de la Unión al jefe del nuevo Gobierno que alumbren mañana los ciudadanos.