«NCG Banco es un reto para todos los gallegos», dijo ayer Luis Fernández Somoza, uno de los 19 inversores privados de la entidad, al tiempo que pidió que «se abran las puertas» para la entrada de nuevos socios, con cantidades asumibles y no excesivamente altas. Somoza considera que una cantidad mínima podrían ser 100.000 euros.
Sería, añadió, una manera de que Galicia arropase al equipo directivo de una entidad que, «si desaparece, sería un drama». «No encuentro ninguna justificación -añadió- para que la apertura del capital a la sociedad gallega no ocurra. Sobre todo en un mercado como el nuestro».
A juicio de Luis Somoza, es de vital importancia que en Galicia siga el domicilio y la gestión de una institución que es muy cercana a los ciudadanos de esta comunidad.
Preguntado directamente sobre su impresión si el proyecto del banco que lidera José María Castellano saldrá adelante, contestó: «Yo tengo una gran ilusión, pero no sé qué va a pasar». Posteriormente precisó que tiene una actitud positiva porque, si se encuentran inversores, no hay ninguna razón de tipo técnico que dificulte que el proyecto no salga adelante.
Advirtió también de la importancia de la obra social que ha desarrollado la caja de ahorros a lo largo de sus años de historia. En este sentido se refirió a que este año y el próximo ya se notará el descenso del dinero que se destinará a este objetivo. Por eso, es necesario que el banco siga adelante para que lo haga también la obra social de la caja, un instrumento que ha sabido realizar una labor de cohesión de la sociedad gallega y cuya actividad ha beneficiado a todos los estractos sociales, pero principalmente a los más necesitados.