La presión sobre España se exacerba y la prima de riesgo rebasa los 400 puntos

mercedes mora REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

De Guindos achaca el acoso al «nerviosismo» por la falta de crecimiento en Europa

06 abr 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Ni los Presupuestos más austeros de la democracia, ni las medidas aprobadas por el Gobierno en sus primeros 100 días han logrado aplacar los recelos de los mercados hacia España. Es más, parece que las cuentas del 2012, llamadas a ser las de la «vuelta a la confianza», en palabras del ministro Montoro el día que las presentó, no solo no han servido para calmar los nervios, sino más bien todo lo contrario.

Entre los inversores se ha extendido el temor de que tanta tijera puede acabar abocando a España a una profunda recesión, que le impediría cumplir la prometida reducción del déficit. Las dudas se centran sobre todo en este capítulo, el del agujero de las cuentas, que ha de estrecharse este año en la friolera de 3,2 puntos del PIB (desde el 8,5 hasta el 5,3 %). Pero también en el del desempleo. Nadie confía en que la economía española sea capaz de crecer lo suficiente como para enjugar una tasa de paro que, según los últimos datos de Eurostat, se encarama ya a casi el 24 %. Por no hablar de la desconfianza que despierta fuera de las fronteras patrias la todavía inconclusa reestructuración de un sector financiero sobre el que todo son rumores.

Dudas en el ambiente

Por si todo eso fuera poco, el desnudo de los Presupuestos ha dejado también al descubierto que España pretende acabar el año con un endeudamiento del 79,5 % de su PIB (68,5 % en el 2011) y en el ambiente planea la idea de que, si la crisis de deuda se recrudece, el Gobierno podría verse obligado a seguir los pasos de Grecia, Irlanda y Portugal. Esto es, a solicitar el rescate. Una posibilidad que no han dudado en poner ya sobre la mesa entidades tan afamadas como Citibank o Merrill Lynch. De hecho, la semana pasada ya se especuló abiertamente con la hipótesis, alentada desde el seno de la propia Comisión Europea, de que España tendrá que hacer uso del fondo de rescate si no quiere arriesgarse a cerrar en falso la herida de su sistema financiero.

Así las cosas, los mercados exacerbaron ayer el acoso sobre España. Tanto, que la prima de riesgo sobrepasó los 400 puntos. Hasta 410 llegó. Y, de no ser por el tirón de Wall Street, también habría sido una mala jornada para la Bolsa, donde el Ibex cerró con una mínima caída, tras llegar a perder más del 2 % en los peores momentos del día.

Donde no parece haber prendido la mecha del nerviosismo es en las filas del Gobierno, que, de momento, y de manera pública al menos, utilizan la tensión para cargarse de razones. Así, y mientras el ministro de Economía, Luis De Guindos, achacaba la galopada del riesgo al «nerviosismo» y la «volatilidad» que generan «las dudas sobre el crecimiento en Europa», e insistía en que «no se trata de un problema estrictamente español» (una idea que repitió hasta la saciedad su antecesora), el portavoz de los populares en el Congreso, Alfonso Alonso, aprovechaba para asegurar que el castigo demuestra que la austeridad es «la medicina amarga» que necesita España. También está clara la receta para De Guindos: «Continuar con la agenda de consolidación fiscal y con las reformas, que sentarán las bases del crecimiento».