¿Qué hay detrás del ataque de los mercados?

mercedes mora REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Pinto  Y Chinto

Arrecian las dudas sobre la capacidad de España para achicar el déficit

11 abr 2012 . Actualizado a las 07:01 h.

La crisis de deuda, que algunos -no pocos- ilusos daban por embridada, se desboca otra vez. Ahora, con España y sus ajustes en el ojo del huracán. Y eso que el Gobierno se ha pasado la Semana de Pasión acumulando sacrificios en el altar de los mercados. Todo para aplacar sus iras y ganarse su bendición. Pero, ni rastro de la piedad implorada.

A continuación, algunas de las claves que explican este nuevo brote de la epidemia de la deuda.

¿A qué viene tanta saña?

El de España es, sobre todo, un problema de credibilidad. Los mercados no se creen que vaya a ser capaz de achicar el déficit. Y menos, una vez destripados los Presupuestos. Unas cuentas en las que, a fuerza de tijera, no queda ni rastro de crecimiento. En fin, la paradoja de siempre. Los inversores claman por reformas que eviten el rescate. Los países se someten a su dictado. Acometen sin rechistar los dolorosos -más que eso, en muchos casos- ajustes. Y terminada la poda, se encuentran otra vez en el centro de la diana porque, con tanto ajuste, no podrán crecer. Y sin crecimiento a ver quién paga las deudas.

Sin perder de vista que a nadie le amarga un euro. Y con estas idas y venidas (movimientos pendulares, que les llaman los expertos) de la deuda de los eslabones más débiles de la eurozona más de uno se está llenando el bolsillo.

¿Por qué reinó la calma tras la llegada de Rajoy a la Moncloa?

Por mucho que el recién estrenado Gobierno se empeñara en achacar la tregua a la confianza que generaba su desembarco en la Moncloa, lo cierto es que fueron el BCE y sus megainyecciones de liquidez en el sistema financiero las que permitieron el respiro. Buena parte de ese dinero, prestado al 1 %, acabó financiando la compra de bonos de los países en dificultades, con pingües rendimientos para la banca. Agotado su efecto balsámico, vuelve el asedio.

¿Qué responsabilidad tiene el Gobierno en el ataque?

Dice De Guindos que esto es una cuestión europea. Que nos castigan por las dudas que se ciernen sobre la eurozona. Pero lo cierto es que una parte de la presión que ahora sufre España es achacable a errores de cálculo del Ejecutivo como la idea de guardar en el cajón los Presupuestos hasta después de las elecciones asturianas y andaluzas. No es el único fallo en el capítulo de las cuentas públicas. Mantienen los analistas que Rajoy ha evitado incluir en ella medidas, como la subida del IVA o recortes en pensiones y sueldos de funcionarios, con un alto coste político, pero que podrían haber aplacado los ánimos.

¿Qué podemos esperar de nuestros socios europeos?

Pues, con las elecciones francesas y los comicios en Renania del Norte a la vuelta de la esquina, muy poco. No es factible que Merkel se moje mucho, con lo que se juega. Y, en cuanto a Sarkozy, ya ha demostrado estos días que los ataques a España le vienen muy bien para asfaltar el camino de la reelección al Elíseo.

En cualquier caso, e intereses electorales aparte -que es bastante decir-, Alemania ya ha demostrado muchas veces a lo largo de esta interminable crisis que la presión de los mercados le viene al pelo para meter en cintura a los díscolos y hacerlos pasar por el aro de la austeridad. Una excelente penitencia para Rajoy -debe pensar la canciller- por su osadía de dulcificar unilateralmente, y con la soberanía nacional como bandera, el objetivo de déficit para este año, rebajándolo, en principio, desde el 4,4 %, hasta el 5,8 %. Es muy probable que Alemania prefiera que la jauría de especuladores le haga estos días el trabajo sucio de devolvernos al redil.