El del presidente del BCE no fue el único guiño al crecimiento que se produjo ayer. El otro vino de alguien tan significativo como Angela Merkel. La canciller alemana dejó por un momento de lado el mantra de la austeridad, al que lleva aferrada meses, y admitió que la disciplina fiscal «por sí sola, no resolverá la crisis de deuda» de Europa. Y lo hizo en un discurso ante su partido en Berlín.
«Necesitamos crecimiento, crecimiento con iniciativas duraderas, y no simples programas de coyuntura -que aumentarían todavía más la deuda pública-, pero crecimiento como ha dicho hoy [por ayer] Mario Draghi, con reformas estructurales», declaró la jefa del Gobierno alemán.
Este giro en el discurso de Merkel llega en un momento en el que el eje franco-alemán podría estar en el aire, si finalmente gana las elecciones el socialista François Hollande, quien ya ha anunciado que propondrá cambios en el tratado de disciplina fiscal, en pro del ansiado crecimiento.
El presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, vino a dar la razón al candidato socialista a la presidencia gala, al afirmar que «está claro que es necesario completar la política europea con una estrategia de crecimiento».