Achaca a Europa y a las restricciones de terceros países los problemas
28 jun 2012 . Actualizado a las 07:00 h.La patronal conservera española, Anfaco, ha alertado de que las trabas para acceder a la que es su principal materia prima, el atún en sus diversas variedades, están poniendo en jaque a la industria, asentada en su mayor parte en Galicia. Para mantener los niveles del año pasado, las 147 factorías (65 gallegas) necesitan producto para alcanzar esas 300.000 toneladas de conservas de túnidos que dispensaron en el 2011, buena parte de las cuales fueron para satisfacer las 700.000 toneladas que consume anualmente la Unión Europea (UE). Una plaza muy apetitosa para la que los terceros países con una industria en desarrollo preparan su desembarco. Con las capturas mundiales estancadas desde hace años en los cuatro millones de toneladas, esa mayor demanda de túnidos por parte de los Estados competidores -sobre todo del sudeste asiático-, está restando materia prima a la conserva española, que debe hacer frente a dificultades crecientes -léase incrementos de precios- para abastecerse y mantener en funcionamiento sus fábricas.
Ni que decir tiene que disponer de materia prima en cantidad suficiente y a precios asequibles es un factor «sin duda fundamental y estratégico para su competitividad [la de la industria española]», dice Anfaco.
Los túnidos -ya sea el blanco, listado, patudo, rabil u otra especie- constituyen el pilar fundamental del sector español, del que depende su competitividad y viabilidad socioeconómica. Supone el 66,3 % (casi el 70 % si se suma el bonito del norte) de la producción de conservas de pescado y mariscos.
Razones
Los empresarios tienen claro que son la política comercial comunitaria y las restricciones impuestas por los terceros países los que están mermando la oferta de túnidos destinados a la transformación en España y generando distorsiones en un sector que solo en Galicia proporciona empleo a casi 12.000 personas.
Si Tailandia y Filipinas, rivales ya tradicionales de las conserveras gallegas, ya arañaban buena parte de las capturas de túnidos a las fábricas españolas, la incorporación de Papúa Nueva Guinea, las Seychelles, las islas Mauricio, Madagascar e Indonesia al catálogo de productores de latas de atún hace que una mayor cantidad de toneladas bascule hacia esa parte del globo.
Y en ese nuevo reparto de los 4 millones de toneladas de túnidos tiene mucho que ver la actual política comercial europea, pues los países del sudeste asiático «gozan de cada vez más ventajas para la comercialización de sus conservas en el mercado comunitario, ya sean beneficios arancelarios o de flexibilización de las normas», apuntan desde Anfaco.
Este palo en las ruedas con sello comunitario se suma a la zancadilla que supone el hecho de que algunos países limiten el acceso al recurso vinculándolo a que las capturas se transformen en la zona. Es el caso, según dice la patronal, de los Estados firmantes del acuerdo de Nauru, en el Pacífico oeste, donde se realizan la mitad de las capturas mundiales. Ese pacto supedita las licencias de pesca al hecho de que se procesen allí y, en el caso de Indonesia, se ha prohibido incluso la exportación de túnidos.