Quedan muchos cabos por atar antes de cantar victoria
30 jun 2012 . Actualizado a las 18:46 h.Después de tanta reunión improductiva, por fin algo que llevarse a la boca.
La vigesimocuarta -se dice pronto- cumbre organizada para atajar la dichosa crisis de deuda se había fijado objetivos muy ambiciosos: fomentar el crecimiento -ahí es nada, con la recesión acechando- y avanzar en la construcción europea. Pero, todo el mundo sabía -españoles e italianos, desde luego- que con eso no bastaba. Que lo urgente era otra cosa: evitar que España e Italia se despeñaran. Que había que aprobar, ya, medidas para aliviar su asfixia financiera.
Y ocurrió lo impensable. Por primera vez en mucho tiempo, los líderes europeos no defraudaron. Incluso superaron las expectativas. Ver para creer.
Pero no conviene correr para echarse en brazos de la euforia. Ni pasar por alto aquello de que no es oro todo lo que reluce.
Es cierto que la cumbre que ayer finalizó en Bruselas les ha proporcionado a España e Italia una sólida tabla de salvación: los fondos de rescate (el temporal y el permanente) podrán -no de inmediato, eso sí- recapitalizar los bancos directamente y tendrán más margen de maniobra para intervenir en el mercado de segunda mano de deuda -donde se negocian los títulos ya emitidos por los Estados- y aflojar la soga de las primas de riesgo. Pero no es menos cierto que nos falta por ver la letra pequeña del acuerdo. Esa que carga el diablo.
Quedan muchos cabos por atar antes de cantar victoria. Y, como en todas las cumbres, en esta también hay ganadores y perdedores. Y, claroscuros.
Pacto de crecimiento
Gana Francia. El presidente francés, François Hollande, ha conseguido colar otra vez en la agenda de la UE -hasta las trancas de austeridad- la palabra crecimiento. Ya puede Hollande blandir ante su electorado el prometido plan de estímulo económico. Pero, a poco que se rasca el documento, volvemos a lo de antes, a lo de que no es oro todo lo que reluce. De los proclamados 120.000 millones, realmente solo 10.000 son nuevos. Hay mucho de apalancamiento y de reasignación de fondos estructurales.
Medidas para aliviar la presión de los mercados
Ganan España e Italia, con la inestimable ayuda de Francia. El domingo se enfrentan en la final de la Eurocopa, pero en Bruselas, España e Italia sudaron la misma camiseta. Se jugaban seguir vivas en la liga del euro y aunaron esfuerzos para salvarse. Y la jugada, que arrancó en los pies del primer ministro italiano, les salió bien. Se anotaron tres puntos: el fondo de rescate permanente podrá recapitalizar bancos directamente y, además, renuncia a su condición de acreedor privilegiado; y tanto él como el temporal podrán intervenir en el mercado para pararle los pies a la prima de riesgo.
No lo habrían logrado sin la asistencia de Francia, que desde su llegada a Bruselas apostó por adoptar «soluciones rápidas» para frenar el cerco de los mercados.
El reverso de la moneda, que esto no es gratis.
Cesión de soberanía
Golea Alemania. A cambio de que el dinero del fondo de rescate llegue directamente a las manos de los bancos, sin pasar por las del Estado, y de que sirva para comprar deuda, España e Italia han de poner sus cuentas públicas y su soberanía en cuestión de supervisión bancaria a disposición de sus socios. Lo explicó muy claro ayer el presidente del BCE, Mario Draghi. Italiano, precisamente. «Una estricta condicionalidad» es la clave para que el acuerdo sea efectivo fueron sus palabras. Y, por si todavía quedaba alguna duda al respecto, la propia Merkel las despejó: «Ninguna prestación sin contrapartida», dijo. Y es que, por mucho que Rajoy se empeñe en negar que detrás de todo esto hay exigencias de mayores ajustes, nadie se lo cree. Subida del IVA, eliminación de la deducción fiscal por vivienda, jubilación a los 67 antes de lo esperado, menos funcionarios y más baratos... es ya una letanía en los oídos de los ciudadanos.
Recapitalización directa de los bancos
España, en el tiempo de descuento. Tal y como está concebido el acuerdo, España no llegaría a tiempo para subirse al carro de la recapitalización directa. La condición para que sea posible es que se establezca un mecanismo único de supervisión -en el que participe el BCE- para los bancos de la eurozona. Ha de nacer este año. La fecha tope es diciembre.
España ya ha pedido el rescate. Pero, no todo está perdido. Fuentes del mercado apuntan que el Gobierno español recibirá inicialmente un préstamo de la zona euro para recapitalizar la banca, pero que este mutará para convertirse en una recapitalización directa una vez que el fondo permanente de rescate tenga esa capacidad. O lo que es lo mismo, las entidades acudirán al fondo y devolverán el dinero al Estado.
análisis Los claroscuros del acuerdo