España, Italia y la eurozona ¿ante el final del túnel?

DPA

ECONOMÍA

Este jueves podría lanzarse una acción coordinada del BCE y del Fondo de Rescate para comprar deuda de países con problemas de financiación

31 jul 2012 . Actualizado a las 19:12 h.

El mes de agosto, elegido por millones de europeos para su pausa estival, será especialmente cargado este año: lejos de la calma habitual, los próximos días podrían ser decisivos para que Europa aplique un tratamiento de emergencia a España e Italia, y sobre todo al euro.

«Europa está obligada a reinventarse para salir de esta crisis, especialmente el modelo de moneda única que quieren los europeos en el futuro, si es que desean que sobreviva su moneda. Una de las respuestas podría ser el proyecto de unión bancaria, pero no es la única. La UE se juega en los próximos meses su existencia como bloque», comenta Jacques Pelkmans, experto del «think tank» de Bruselas Center for European Policy Studies (CEPS), uno de los más prestigiosos de la capital belga.

Y es que según ha trascendido de fuentes de Bruselas, este jueves, podría lanzarse una acción coordinada del Banco Central Europeo (BCE) y del Fondo Europeo de Rescate para comprar deuda de países con problemas de financiación, especialmente de España.

A pesar de un cierto clima de euforia en la capital comunitaria por esa hipotética medida, el periódico germano Die Welt, que cita a fuentes del BCE y de bancos centrales europeos, aseguraba hoy que quien espere medidas concretas mañana se llevará una decepción.

«Existe un cáncer. La canciller Angela Merkel se preocupa, básicamente, de ese cáncer de la eurozona. En el caso de España tenemos un problema de competitividad, de costes laborales muy altos. Hay un problema de disciplina fiscal, que en el caso de España no se aplica, y de un nivel de deuda del sector privado muy alto. Todo eso hay que controlarlo a largo plazo», asegura Anton La Guardia, corresponsal en Bruselas del semanario británico The Economist.

«Pero el problema de los líderes europeos es que no ven el riesgo de infarto de la eurozona a corto plazo, y eso podría ocurrir en las próximas semanas, o como mucho meses», según La Guardia.

Precisamente la prestigiosa publicación de Londres lleva esta semana una dura portada sobre España en la cual se lee la palabra España en inglés (Spain) con la «S» caída, con lo cual sólo queda «pain» (dolor). «Así lo vemos, al menos desde Londres, España es el dolor de Europa», comenta La Guardia.

El hecho es que Washington, numerosos organismos internacionales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), o los países emergentes BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) apremian cada día a Europa a que tome medidas decididas que atajen ya mismo la crisis del euro, por temor a que la situación se cronifique y se extienda a sus economías.

¿Será este jueves el día «D» para cerrar la espiral especulativa que acosa desde hace semanas las deudas soberanas española e italiana?

Las últimas declaraciones del presidente del BCE, Mario Draghi, acerca de que la entidad de Fráncfort hará todo cuanto esté en su mano para salvar al euro, secundadas por Berlín, han suavizado las tensiones de los mercados, pero ha sido una simple cataplasma sobre una herida abierta.

El plan concertado entre el primer ministro italiano, Mario Monti, y el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, persigue que el BCE y el Fondo Europeo de Rescate acepten ya como concepto operativo en casos de urgencia la compra de deuda de socios periféricos acosados.

El supuesto «tratamiento de shock» coordinado entre Fráncfort y Bruselas, con la bendición de Berlín y del Fondo Monetario Internacional (FMI), pretende actuar en los mercados primarios y secundarios de deuda para crear un cortafuegos en torno al euro.

Monti, quizás adelantándose a las posibles medidas, destilaba hoy dosis de optimismo: «Es un túnel (la actual crisis), pero el final del túnel está empezando a iluminarse. Nosotros y el resto de Europa nos estamos acercando al final del túnel», comentó a la radio italiana.