Resolver la crisis del sector bancario en la tercera economía más pequeña de la UE supondrá romper en pedazos su sistema financiero. Los bancos de la isla solo servirán para atender las necesidades básicas de sus conciudadanos chipriotas
24 mar 2013 . Actualizado a las 13:55 h.Si Franco levantase la cabeza y viese esta Europa, iría corriendo a la Academia Militar de Zaragoza, y al encontrarse con el director, le diría, «Incorpore y ya una asignatura sobre Política Monetaria y otra sobre Financiación Pública» ¡No se entera usted de nada! Dejaría caer su cuerpo cansado en una silla y pensaría, «ni las hordas marxistas, ni las logias masónicas, España perdió su soberanía el día que estos demócratas que me sucedieron liquidaron la peseta». Derrotado, volvería a su tumba y no creo que quisiera volver a salir.
No espere de mí nunca un alegato en pro del franquismo. Mi padre y mis tíos se levantarían de sus tumbas para ponerme colorado. Más bien un intento de robarle una sonrisa tímida antes de continuar. Para amargarnos ya tendremos un par de párrafos por delante. Mire, llevamos ocho días viendo imágenes de Chipre que duelen. Un Parlamento que se ve obligado a rebelarse en masa ante quienes habían elegido como sus gobernantes. Familias suplicándole a un cajero que las trate con dignidad. La angustia. Se ve. Se huele. Aunque nunca hayamos estado en Chipre ¿Y el trasfondo político? Deplorable. Es indigno ver a un cargo electo chipriota humillarse ante un burócrata de Bruselas o un político alemán, pero más inmoral es que ese tecnócrata crea que te debes arrodillar ante él porque se apellide Schaeuble y ejerza de ministro de Finanzas de Angela Merkel. El mantra alemán ha empezado a sonar y curiosamente por su boca: «Chipre es el único responsable de lo que le sucede», afirmó el martes. Esa frase la hemos oído en el caso de Irlanda, Grecia, Portugal, Italia y España. Las primeras veces caló y todos, de un modo o de otro, la escuchamos con respeto. Somos pueblo humilde, consciente de nuestros múltiples defectos y pocas veces negamos uno. Es más, si de algo pecamos, quizás por nuestra moral católica, es de sentirnos pocas veces a la altura de las circunstancias. Continuó declarando que lamentaba el rechazo del Parlamento chipriota y que un país, con ese nivel de deuda, no podía asumir un mayor nivel de endeudamiento, sugiriendo que la única vía que les quedaba era esa, la incautación a cada chipriota de una parte de sus ahorros.
El papel del BCE
Lo que no llegó a afirmar el político alemán es que, un cuarto de hora después de abrir sus cajas la banca chipriota, veinticuatro mil millones de euros procedentes de patrimonios rusos volarían hacia puerto seguro, previsiblemente Berlín, y pasados otros cinco minutos el sistema financiero chipriota quebraría por falta de liquidez. Cierto es que el BCE se la puede proporcionar pero ¿se la dejaría? Ya ha dicho que solo hasta mañana. Y lo cierto es que Berlín no necesita que abran los bancos chipriotas para captar fondos, con solo resoplar le basta. Hace un mes la rentabilidad del bono germano a diez años se acercaba al 1,70 % y esta semana, que acaba hoy, este mismo bono encontraba compradores al 1,35?%. Es decir, Alemania ha vuelto a captar, a través del miedo, más capitales. He defendido bastantes veces en estas páginas que Alemania había guardado el lanzallamas y cejado en su afición de pirómano financiero, y que esto lo hacía para evitar las fuertes inyecciones de liquidez que estaba sufriendo, las cuales le provocaban burbujas de precios, especialmente en el sector inmobiliario. Y en esa verdad me mantenía hasta que leí las declaraciones de uno de los referentes económicos de la canciller Merkel, el cual afirmaba que podían soportar una subida del 20?% del precio de sus activos, es decir, de sus sueldos, de sus viviendas, de sus servicios. Vamos que algunos le cantan al oído a Angela que no estaría mal agarrarse un punto de alegría con la misma botella de la que tanto tiró España en la década pasada. Por cierto, a este país le recomendaba una bajada adicional de otro 20 %. Nos querrán ver ganando al mes 600 euros y volviendo a fregar sus portales. Nunca me han gustado los borrachos, y si tienen aires de matón de mal barrio, menos.
Los defensores de la incautación argumentan que la recapitalización bancaria hubiera supuesto el 60 % del PIB. Que su deuda es del 86?% en el 2012 y el rescate la habría elevado hasta el 145 % ¿Y qué? Grecia superó esa cifra a finales del 2009, hoy la tiene en el 170 % y eso no ha impedido que se pudiera diseñar una hoja de ruta que la esté llevando a buen puerto. De hecho, no ha existido correlación entre su prima de riesgo, ya por debajo de los 1.000 puntos básicos, y el crecimiento de su deuda. Lo que los mercados quieren saber es si un país cuenta con el apoyo del Banco Central Europeo y la Unión. Ese es el único dato que interesa. Con esos dos respaldos todo es posible, ¿Y por qué no se da? Parece obvio que Europa quiere marcar sus propias líneas rojas. Un de «aquí no pasamos» y en ese discurso se han enrocado, en que la deuda pública de Chipre en ningún caso puede superar el 100 % del Producto Interior Bruto. Podían haber elegido el actual nivel de Italia, 120 %, pero si hubieran tomado esa decisión a lo mejor salvaban Chipre y dejaban impolutos a los «malvados» patrimonios rusos.
Marco de negociación
El jueves, Europa rediseñó de nuevo el marco de su negociación y al hacerlo tuvo muy presente que el 31 % de los depósitos chipriotas son de corporaciones no financieras, con un volumen de 21.370 millones de euros y que el 43 % de ese ahorro corresponde a cuentas por un importe superior a los 500.000 euros. Es decir, espera canalizar todo el impacto en los grandes patrimonios, de tal modo que la onda explosiva no destroce los hogares chipriotas. Es un avance, y hasta puedes darles las gracias por su generosidad, pero solamente si partes de la base de que era necesario dinamitar el sistema. Porque eso es lo que va a ocurrir. Vamos a romper en pedazos el sistema financiero de la isla. Les sacaremos su condición de área financiera y su banca servirá exclusivamente para atender las necesidades básicas de sus ciudadanos ¿Y cuál ha sido su culpa? Ninguna. Son un efecto colateral de la crisis griega. El mal de sus bancos fue haber comprado en su día la deuda que emitía Atenas y vivir despistados. Sí, despistados. Porque mientras los bancos alemanes curiosamente llegaron vacíos de bonos griegos a la cumbre del 26 de octubre del 2011, en la que se decidió la quita griega, los chipriotas, que se mueven peor por Berlín y rara vez coinciden con Merkel en algún sarao, aparecieron con las alforjas llenas de deuda tóxica. Por cierto, aprovecho para recordarle que en aquella cumbre, los chipriotas no fueron los únicos despistados, España volvió de la misma con unas necesidades de capital de 26.000 millones de euros, aspectos que reflejé en su día en las páginas de este mismo periódico en un artículo denominado «Como ir a la feria con una vaca y volver con dos burros cojos». El título lo dice todo, ¿no cree? Ya ve, estamos ante otra historia del poderoso que destroza al débil, no porque lo odie, simplemente porque lo ignora. Nunca me imaginé que los juglares medievales pudieran encontrar en la Unión tantas historias que contar. Habrá que aprender a tocar el laúd.