Mónica Vicente, portavoz de la plataforma Shale Gas España, creada a finales del pasado año y que agrupa a cinco de las principales empresas del sector que operan en España, una de ellas del Gobierno vasco, prefiere calificar estas tecnologías como una evolución más que una revolución del sector. «No es la panacea, pero somos optimistas, por eso realizamos nuestro trabajo de divulgación».
Aclara que el fracking «no es una técnica nueva de la cual no se conocen las consecuencias. Se utiliza en EE. UU. desde los años 40 y en Europa desde los 70. Ya se ha usado en más de dos millones de yacimientos y no hay ningún caso documentado de contaminación del entorno. Se conocen los riesgos y se sabe cómo evitarlos, lo cual permite aplicarla de una forma segura».
Asegura que «lo más novedoso es la rentabilidad de su utilización porque en los últimos años el precio de los hidrocarburos ha subido y el de esta tecnología ha bajado. Todo ello es lo que hace que ahora sea rentable la explotación de estos depósitos no convencionales de hidrocarburos».