El rescate bancario solicitado por el Gobierno a Europa está en el germen del pleito que mantienen empresarios gallegos con el FROB, el fondo que controla la banca nacionalizada. Novagalicia recibió a finales de diciembre del 2012 casi 5.500 millones de Bruselas para su recapitalización. El Estado, a través del FROB, decidió que todo el capital existente previamente en las entidades sirviera para sanear la entidad y, por tanto, sus accionistas lo perdieran todo. Los únicos inversores privados que perdieron el 100 % fueron ese grupo de inversores gallegos que tenían 70 millones y controlaban el 2,6 % de Novagalicia. Por decreto perdieron esa inversión, sin tampoco llegar a obtener nunca dividendos por su desembolso en el banco. Fue el suyo un gesto de respaldo a la primera entidad financiera de la comunidad.
Algo similar se repitió posteriormente en el Banco Gallego, donde el FROB ejecutó algo similar. También tiene una denuncia de los afectados.