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Galicia rompe la tendencia española y casi dobla sus patentes en diez años

maría cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

El reto ahora es que las empresas saquen partido a los desarrollos que se realizan

22 dic 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Biomedicina. Automoción, Agroalimentación. Sector de las TIC. Medioambiente. Energía. Acuicultura. Esos son algunos de los campos donde la cultura de la protección industrial está empenzando a echar raíces en Galicia. Aunque todavía queda mucho terreno por abonar, los datos que maneja la Oficina Española de Patentes muestran como, en un contexto de descenso generalizado en el número de peticiones de patente españolas, la comunidad está acercándose rápidamente al ratio medio estatal. De 38 solicitudes por millón de habitantes registradas en Galicia hace diez años, se ha pasado a 67 en el 2012. El ratio en España en el 2012 fue de 68, tan solo dos más que el registrado en el 2002. Entre enero y noviembre de este año la proporción está en 55,9 en la comunidad frente a 60,3 en el conjunto del estado.

Otra cosa son las solicitudes de patentes europeas. El año pasado Galicia pidió tres por millón de habitantes, un 1,7 % de las presentadas en España. Esa diferencia en las cifras la explica el director del área de Valorización, Transferencia e Emprendemento de la USC, José Luis Villaverde: «A veces dicen que no registramos muchas patentes a nivel internacional, pero ahí debe tenerse en cuenta el alto coste que supone. La idea es patentar en España y luego buscar fondos para poder hacer el desarrollo».

Sacar rentabilidad

El reto está en que las empresas comiencen a sacar rentabilidad a esos desarrollos. Aunque en la comunidad gallega hay empresas como Televés que registran un elevado número al año, cerca de un tercio proceden de las Universidades. «La idea es que lo se investigue llegue al mercado. La patente es una herramienta y lo que falta es ponerla en valor, que las empresas se den cuenta de lo que hay en los centros de investigación. En ese terreno todavía queda mucho camino por hacer», indica el director de la Agencia Gallega de Innovación, Manuel Varela.

No es el único que piensa lo mismo. «En Galicia y en España la universidad es la institución que más registra, pero muchas de sus patentes no tienen valor comercial. Hay investigadores que solicitan la patente como un mecanismo de divulgación, pero les falta una puesta en valor para que puedan tener una aplicación práctica y pueda realizarse una explotación directa o ser objeto de transferencia tecnológica», explican desde la consultora Clarke, Modet & Cº. Además añaden que estas son una fuente de información muy importante porque «dan datos de la competencia, permiten ver qué es lo que se está haciendo en España y fuera...» Por no hablar de las ventajas fiscales que puede aportar en un contexto en el que las ayudas a I+D están en descenso. Y no olvidan poner como ejemplo el Patent Box, un incentivo fiscal que permitirá a partir del 1 de enero una reducción del 60 % de las rentas netas generadas al ceder o explotar derechos de propiedad intelectual.

Incluso dentro de las propias entidades académicas observan ese problema. «Muchas empresas ven la patente como una protección, pero lo importante es explotarla», explica el vicerrector de Transferencia Tecnolóxica de la Universidade de Vigo, José Antonio Vilán, que reconoce que el «porcentaje que están explotadas es muy bajo».

Para tratar de cambiar ese escenario, las universidades gallegas han articulado diferentes mecanismos. Hay ya trabajos conjuntos donde una empresa es titular de la patente y los investigadores constan como inventores. También puede darse el caso de que la Universidad sea la titular, aunque luego tenga un acuerdo con una empresa para explotar el producto. Y hay el caso de investigadores que, muchas veces con apoyo público, llevan a cabo un trabajo y luego buscan quien explote la idea, creando una spin off participada por ellos con, a veces, algún colaborador externo.

La responsable de la oficina de Transferencia de Resultados de Investigación de la UDC, Pilar Pintor, concluye que «cada vez se investiga más en colaboración con la empresas. Las ayudas públicas van dirigidas a ello. La idea es que la investigación esté enfocada a desarrollar necesidades reales».

De hecho, las subvenciones de la Consellería de Economía al fomento de la propiedad industrial están vinculadas a esa colaboración. La cantidad a la que podían acceder las empresas alcanzó el 70 % este año.