Nadia Calviño: «El rescate de la banca en Europa ha sido caro, muy caro para los contribuyentes»
ECONOMÍA
La gallega vivió directamente la reestructuración financiera en Europa como responsable de competencia y mercado interior
11 ago 2014 . Actualizado a las 12:46 h.En Bruselas, dice una mujer que ha ocupado altos puestos de responsabilidad allí desde hace casi diez años, «la impresión es que los españoles han realizado un esfuerzo muy importante en los dos últimos años». Y una buena parte de lo sucedido en ese tiempo es la mayor reestructuración financiera de la historia de España, la que ha acabado con la mitad del sector, las cajas, convertidas en bancos, y con unas ayudas públicas que superan en conjunto los 100.000 millones de euros. Nadia Calviño (A Coruña, 1968) ha vivido todo ese proceso desde un puesto de privilegio en la Comisión Europea.
-¿Cree que se intervino tarde en el sistema bancario europeo y en el español?
-A toro pasado, es fácil ver cuáles debieran haber sido las medidas a adoptar, pero lo cierto es que ha habido que responder a una crisis que ha ido cambiando de forma a lo largo de los últimos siete años. No hay que olvidar que lo que empezó con el hundimiento de las hipotecas subprime en los Estados Unidos se contagió al sector bancario europeo y se transformó en una recesión de la economía real, agravada en los dos últimos años por una grave crisis de los mercados de deuda pública en la zona euro. Una vez acordadas las medidas adecuadas, el proceso de ejecución ha sido extremadamente rápido, pero no debemos perder de vista la complejidad de los problemas.
-¿Coincide con Durão Barroso, presidente de la Comisión, en que hubo errores de supervisión a la banca española?
-En mi opinión, la crisis del sector bancario ha puesto de relieve que el modelo de regulación y supervisión que se había seguido en las últimas décadas no era apropiado para hacer frente a la integración de los mercados de capitales en Europa y a la exponencial globalización financiera. En algunos casos ha habido fallos en la supervisión, pero en otros los fallos han estado más bien en el ritmo e intensidad de la reestructuración de las entidades financieras inviables, posiblemente por errores de cálculo sobre la duración y profundidad de la crisis de la economía real.
-¿Y usted cree que era necesario bancarizar las cajas de ahorros?
-La crisis de una buena parte de las cajas exigía las medidas de reforma que España ha puesto en marcha. Este proceso ha llevado al redimensionamiento de la industria bancaria, que mostraba un claro exceso de capacidad, y se ha producido una integración de las cajas en grupos bancarios existentes o nuevos, lo que llevará a un sector más concentrado, pero también más sólido y fácil de supervisar. Se han reforzado las exigencias en capital y provisiones, y se ha abordado una revisión en profundidad de sus activos. Finalmente, se ha realizado una reforma de la gobernanza de las cajas para profesionalizar su gestión y evitar que en el futuro se repitan los graves errores que hemos visto en el pasado.
-¿No nos arrepentiremos de que desaparezca el sistema de cajas, con sus aportaciones a obra social, educación, cultura...?
-En mi opinión, la crisis no tiene por qué llevar a la desaparición del modelo de las cajas y, en particular, de su importante obra social. Es importante no perder de vista el ejemplo de aquellas cajas, y hay unas cuantas, que han estado bien gestionadas y han podido desarrollar su obra social. El modelo de fundación, con aportaciones a obra social, educación y cultura, no es incompatible con un negocio bancario gestionado eficientemente.
-¿Ha sido caro, o suficiente, el rescate de la banca en Europa? ¿Qué habría pasado si no se hubiera intervenido?
-El rescate de la banca en Europa ha sido caro, muy caro. Ha tenido que ser pagado por los contribuyentes y su impacto ha sido tremendamente negativo al imponer una carga enorme a los presupuestos públicos justo cuando hubiesen podido ayudar a atenuar la crisis de la economía real. La Comisión Europea ha tratado de minimizar el coste mediante el control de las ayudas. Aunque el coste relativo en España no ha sido tan elevado como en otros países, el impacto en términos de política fiscal ha sido más negativo. Los contribuyentes han tenido que pagar la factura para evitar un hundimiento general del sistema financiero y una reacción en cadena de consecuencias impredecibles.
-¿Cómo le explicaría a la gente que hubo que rescatar entidades financieras con el dinero de todos, pero que el crédito no fluye, sigue habiendo desahucios...?
-Es cierto que se ha inyectado un volumen muy importante de recursos. Sin embargo, estas medidas han tenido una eficacia menor de la que cabría esperar al coincidir con un proceso muy intenso de reestructuración y saneamiento que todavía no ha terminado. En todo caso, al margen del impacto macroeconómico, es cierto que esta crisis dejará tras de sí una profundización de las desigualdades económicas y sociales, una redistribución de la riqueza que ha afectado a las capas más vulnerables de la sociedad. Además de poner las bases para evitar la repetición de una crisis como la actual en el futuro, uno de los retos más importantes es buscar los medios para corregir esta tendencia.
-En la venta de preferentes a clientes sin formación, como ha sucedido en España, ¿hay que penalizar a las entidades de alguna manera, o a quienes lo hicieron?
-La posible información engañosa o la legalidad de la venta por determinadas entidades de instrumentos financieros debe plantearse ante los tribunales o la CNMV, que son los que han de investigar y decidir las posibles sanciones y compensaciones.