La cotización del petróleo ha caído un 46 % desde junio, arrastrada por la decisión de Arabia Saudí de apretarle las tuercas a sus rivales
14 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.El 2014 estaba llamado a ser el año en el que los mercados dejarían de ser un infierno y se tornarían en oasis. No ha sido así. Al menos no en el del petróleo, presa de la locura desde el ecuador del ejercicio. Inmerso en un frenesí bajista que ha dejado sin lustre la cotización del oro negro. El barril (el de brent, la referencia para Europa) se paga ahora a 62 dólares, un 46 % más barato que en junio.
¿Qué hay detrás del desplome del precio del petróleo?
Un fuerte desequilibrio entre la oferta y la demanda. La recuperación no termina de cuajar en Europa. Y Asia ya no tira como antes. Ni la una ni la otra consumen el crudo que solían. Cae la demanda, pero la producción aumenta. Y lo hace, sobre todo, en Norteamérica. De la mano de técnicas de extracción no convencionales. Como el famoso fracking, que consiste en perforar pozos primero, para inyectar después decenas de miles de toneladas de agua con productos químicos para romper la roca y liberar el petróleo o gas atrapado en ella. Una fórmula que está convirtiendo en rentables yacimientos que antes no lo eran.
Tal es la fiebre, que Estados Unidos es ya el primer productor de hidrocarburos del mundo.
¿Cuánto petróleo sobra?
Los expertos calculan que al bombeo diario le sobran dos millones de barriles.
¿Por qué no hace nada la OPEP para frenar la caída?
En el seno del cartel, las divisiones están más vivas que nunca. Y la batuta la lleva, como siempre, Arabia Saudí. Están los saudíes decididos a plantar cara al aumento de la producción en América del Norte. Su estrategia: probar la capacidad de resistencia de sus rivales a una bajada de los precios del oro negro. A ver cuánto aguantan.
El fracking es caro. Mucho. Exige perforar la tierra cada poco: los pozos tienen una vida máxima de dos o tres años. Y para pinchar hay que invertir.
A Arabia Saudí le cuesta entre cuatro y seis dólares extraer un barril. En Estados Unidos, y con las técnicas no convencionales, el gasto se dispara hasta los 50 o 70. Calculan los expertos que algunos campos norteamericanos pueden ser rentables con el petróleo ligeramente por encima de los 50 dólares, muchos precisan que se pague por encima de 75 u 80 y algunos, incluso, que supere los 100. Negro panorama al que se enfrentan.
¿Por qué se empeña Arabia Saudí en que los precios sigan cayendo?
Porque, si la apuesta le sale bien, mataría varios pájaros de un tiro. Castigaría a sus rivales políticos (Irán, Irak y Siria; y también Rusia por su apoyo al régimen sirio) y a quienes pretenden hacerle sombra en el plano económico, como Estados Unidos, con su empeño en producir hidrocarburos con técnicas no convencionales.
¿Quién gana y quién pierde en esta guerra?
Los expertos del Deutsche Bank calculan que los países exportadores dejarán de ingresar 1,2 billones de euros en los próximos doce meses como consecuencia del desplome. Y el principal perjudicado desde este punto de vista es Arabia Saudí. Curiosamente el país que ha desatado la guerra. Su apuesta le va a costar 130.000 millones de euros. La cara de la moneda la protagoniza Asia, que se ahorrará unos 390.000 millones. Para Europa, el ahorro será de 163.000. En España, el ministro de Economía, Luis de Guindos, calcula que la caída del precio del crudo incrementará el PIB entre medio punto y un punto durante los próximos cuatro o seis trimestres.
¿Seguirán cayendo los precios? ¿Dónde está el suelo?
La virulencia del descalabro ha sorprendido a los analistas, obligándolos a rehacer sus quinielas sobre la marcha. Uno de los últimos en poner sobre la mesa sus previsiones ha sido Morgan Stanley. Sus expertos calculan que en el precio del barril de crudo podría caer hasta los 43 dólares. Aunque no es ese el escenario base que manejan, sino el de que la cotización media será el año que vienen de 70 dólares.
análisis la nueva guerra del crudo