Europa le niega un nuevo rescate a Tsipras y Grecia se dirige a la quiebra
ECONOMÍA
Atenas pidió 29.000 millones y excluir al FMI sin retirar el no en el referendo
01 jul 2015 . Actualizado a las 08:21 h.Ni prórroga, ni quita, ni rescate. Europa y Grecia bajan el telón definitivamente sin acuerdo. A las doce de la noche de ayer expiró el último programa de rescate griego. Con él se han evaporado todas las esperanzas de Atenas de desembolsar los 7.200 millones de euros que necesitaba para pagar facturas en julio y agosto al Fondo Monetario Internacional (FMI) y al Banco Central Europeo (BCE). Una reunión de urgencia del Eurogrupo sirvió para sellar el trágico final a cinco meses de negociaciones, un desenlace que dirige al país heleno hacia la quiebra.
Los ministros de Finanzas del euro estudiaron por teleconferencia la ultimísima propuesta que Tsipras envió a Bruselas a mediodía. No tardaron ni una hora en echar por tierra las pocas esperanzas que quedaban de encontrar una solución a la crisis. El Eurogrupo rechazó de forma rotunda la posibilidad de conceder una prórroga y la negociación inmediata de un tercer programa de rescate de dos años por importe de 29.000 millones con ayuda del Mecanismo Europeo de Estabilidad (Mede), sin la presencia del FMI e incluyendo una quita. «El actual rescate se ha terminado y cualquier nuevo programa para Grecia seguiría estando igualmente atado a condiciones incluso más duras», anunciaba en la CNN el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem. El director del fondo de rescate, Klaus Regling, expresó su decepción por el fracaso de las negociaciones. «Es lamentable para Grecia que el programa expire sin ningún acuerdo que le de seguimiento y que se pongan en riesgo los resultados positivos del programa».
Tampoco Grecia quiso dar el visto bueno a la propuesta que el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, le ofreció ayer por la mañana al líder de Syriza. El luxemburgués trató de ganarse al griego ofreciéndole una prórroga del actual programa de rescate que le hubiese dado más tiempo para poder desembolsar los fondos. Pero la música no le gustó a Tsipras. El texto recuperaba las medidas recogidas en la última propuesta de la troika del pasado viernes en la que se habría incluido la rebaja del IVA al 13% para los hoteles. A cambio, el Gobierno griego debía comprometerse a hacer campaña por el sí en el referendo del domingo.
Desde Alemania, la canciller Angela Merkel ya había enviado mensajes premonitorios del fracaso de la reunión al asegurar que era demasiado tarde para extender el programa de rescate y que en ningún caso permitiría que se abriese el debate a un nuevo rescate. «Antes del referendo, del lado alemán no vamos a debatir una nueva solicitud de ayuda».
A pesar de ello, los ministros de Finanzas volverán a reunirse hoy para estudiar una nueva propuesta griega. Una lista que llega fuera de plazo. Ayer Atenas sobrepasó también la fecha límite para reembolsar al FMI una factura de 1.600 millones de euros pendientes.
¿Cómo se ha llegado hasta este punto? Es la pregunta que ronda ahora en todas partes. Ni Tsipras ha querido plegarse a las demandas de la troika y de sus socios, a pesar de las concesiones que ha logrado desde el inicio de las negociaciones, ni los líderes europeos han querido reconocer la necesidad imperiosa de aliviar la deuda griega para permitir que el país vuelva a tener perspectivas de crecimiento tras cinco años ininterrumpidos de depresión. El anuncio unilateral por parte del Gobierno griego sobre la consulta puso la guinda a un cúmulo de desencuentros y desafíos verbales. «Las circunstancias políticas y la posición del Gobierno griego no han cambiado. Sigue haciendo campaña por el no. Esperaremos al referendo», declaró ayer visiblemente irritado Dijsselbloem.
Aunque el telón se ha bajado, entre bastidores continúan las negociaciones y no se descarta un acuerdo en las próximas horas que deshaga el entuerto en el que se han metido Grecia y la Eurozona. La situación de ruptura es inédita. Nunca antes el proyecto europeo había estado tan cerca de resquebrajarse.
Varufakis anuncia que irá a la justicia europea para evitar la expulsión del euro
Grecia intenta blindarse ante la amenaza de un Grexit, una posibilidad que se ha barajado repetidamente en las últimas semanas y que volvió a avivar ayer un miembro del Consejo de Gobierno del BCE, Benoit Coeuré, al asegurar que ese escenario no se puede excluir.
Esas insinuaciones, que se repiten día tras día, no están sentando bien en Atenas y ayer el ministro de Finanzas, Yanis Varufakis, salió a su paso asegurando a The Telegraph que el Gobierno griego tomará «medidas legales ante el Tribunal Europeo de Justicia» para evitar que se expulse a Grecia del euro.
«Los Tratados de la UE no prevén la salida del euro y nos negamos a aceptarlo. Nuestra pertenencia no es negociable», advirtió. También amenazó con presentar una orden judicial contra las decisiones que se han adoptado en los últimos meses y que han contribuido a la asfixia de los bancos helenos.
Bruselas admite que existe un mecanismo de entrada para compartir la moneda común pero no se establecen mecanismos automáticos de salida. Los textos consideran el euro «irreversible», por lo que sería muy complejo articular una alternativa sin una reforma de los Tratados que implicaría una voluntad política expresa de echar a Grecia del euro.
El primer país desarrollado y el primero de la UE que cae en mora con el FMI
La primera consecuencia de la falta de acuerdo con el Eurogrupo es que Atenas no pudo hacer frente a los pagos que tenía pendientes con el FMI. Es la primera vez en la historia que un socio de la moneda única incurre en esa situación de insolvencia y también la primera en que un país desarrollado declara un impago. Grecia se suma de este modo a un grupo de 27 países, la gran mayoría africanos, que en un momento u otro en los últimos 70 años han dejado de devolver los créditos en los plazos comprometidos, algunos incluso en varias ocasiones. Sudán, Liberia, Afganistán, Cuba o Nicaragua son alguno de ellos. El Gobierno griego intentó horas antes de que expirara el plazo que se le concediera un nuevo aplazamiento hasta el próximo mes de noviembre, pero aunque el Fondo tiene entre sus prerrogativas «postergar» un reembolso por un límite de entre 3 y 5 años, no lo hizo.