Galicia tiene menos oficinas bancarias que en 1978, en pleno récord de depósitos

Rubén Santamarta Vicente
rubén santamarta REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Número de oficinas bancarias en Galicia
A.L.C.

La banca prepara más cierres y confía en una mayor penetración del negocio «on-line»

10 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Galicia tiene hoy abiertas menos de 1.700 sucursales bancarias, tras pasar la mayor reestructuración del negocio que se recuerda. Un proceso de ajuste de red, despidos de plantilla y concentración de negocio que, coinciden en el sector, no se puede dar por concluido. Por lo pronto, las 1.693 oficinas operativas al cierre del primer trimestre -la cifra que acaba de publicar el Banco de España- suponen la menor densidad de red en la comunidad desde 1978. Antes de que arrancara la reconversión financiera, en el verano del 2008, se contaba con más de 2.500. Se ha quedado, por tanto, en dos tercios de lo que había. Se contaban entonces casi 20.000 empleados en ese sector, y ahora están alrededor de los 14.000.

Las cosas, en todo caso, son bastante diferentes a las de 1978. Las 1.693 oficinas abiertas en Galicia gestionan ahora un volumen de negocio, de depósitos, que no se ha dado nunca antes. Al acabar el primer trimestre, en los bancos que trabajan en Galicia había casi 58.200 millones de euros entre cuentas a la vista y a plazo. Hace 38 años no llegaba ni a 8.000 (1,3 billones de pesetas de entonces). Había también en Galicia prácticamente una caja de ahorros por ciudad, e incluso alguna, además, provincial. Compitiendo con ellas, un puñado de pequeños bancos regionales (Banco de Galicia, Pastor, Simeón, Gallego, Etcheverría...), y una decena de nacionales (Bilbao, Vizcaya, Hispano, Santander...). Hoy no queda rastro de todo aquel negocio. Las cajas no existen, han desaparecido (intervenidas y subastadas) o se han convertido en bancos. En Galicia se afrontó una compleja fusión entre Caixa Galicia y Caixanova, cuyo negocio ha heredado Abanca.

El otro gran cambio desde 1978 es algo que entonces sonaba a ficción: poder hacer una transferencia, pagar o simplemente consultar el estado de una cuenta bancaria con un teléfono en la palma de la mano. El servicio de análisis BBVA Research calcula que desde el 2008 el uso de esta tecnología se ha duplicado, hasta rozar ya el 40 % de la población de entre 16 y 74 años. En el norte de Europa esa cifra está ya por encima del 70 %.

Aunque la penetración de la banca on-line en Galicia está por debajo de la media (se calcula que alrededor de un tercio de la población es usuaria), por el envejecimiento y por el peor acceso a la tecnología, la banca confía en que se reduzca la brecha, porque sus planes pasan por continuar ese proceso de cierres a partir de otoño, y obligará o a moverse para ir a la oficina, o a operar desde el ordenador o teléfono. Por un lado está ese avance tecnológico -«los jóvenes no pisan una oficina», dicen el sector-, y por otro la necesidad de reducir costes por la bajísima rentabilidad, con los tipos a 0 y el euríbor en negativo.

Lo que se avecina

De ahí los planes a la vista. El Popular, segunda entidad con más presencia en Galicia -270 oficinas y 1.371 empleados- tiene previsto un severo recorte de gastos que afectará a entre 2.500 y 3.000 trabajadores en toda España, con 300 sucursales menos. También el BBVA tiene un plan para cerrar oficinas, como las de Caixa Catalunya (solo queda una, en A Coruña); el Santander está ejecutando el ERE firmado en primavera, que conllevará también clausuras; y hay pequeñas antiguas cajas como Liberbank o EspañaDuero que también preparan ajustes. La mayor entidad en Galicia, Abanca (540 oficinas), no contempla nada similar.

Ourense, la provincia española en la que más ha impactado la reestructuración

La fortísima reestructuración bancaria que se ha visto en España en el último lustro no ha tenido una intensidad igual por todo el territorio. Un reciente informe publicado por Funcas -la fundación de las antiguas cajas- revela que Ourense fue, junto a Castellón, la provincia más castigada por el cierre de oficinas, perdiendo más del 40 % de ellas entre el 2008 y el 2015. Aunque el documento, firmado por el catedrático Joaquín Maudos, no abunda en los motivos del caso gallego, tiene su explicación: era el territorio en el que más colisionaban Caixa Galicia y Caixanova cuando realizaron la fusión, y ahí se centró el ajuste de buena parte de la red en la integración. También es un territorio que ha ido perdiendo población fuera de la capital. En el caso de Lugo, por ejemplo, el recorte fue del 24 %. A Coruña y Pontevedra se movieron en el 32 %.

El mismo estudio sitúa a esta última entre las provincias con más habitantes para atender una oficina: una por cada 1.742 vecinos; la media está en 1.428.