De Guindos se despacha contra MAFO

Rubén Santamarta Vicente
rubén santamarta REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Pilar Canicoba

El ministro censura en sus memorias que el gobernador del Banco de España no vio la crisis e incluso trató de salvar a Rato

14 sep 2016 . Actualizado a las 07:28 h.

Las memorias de Luis de Guindos, tituladas con algo de dramatismo y márketing España amenazada, tiene dos protagonistas esenciales. Uno es Rodrigo Rato el antiguo jefe del ministro metido a escritor, con quien ajusta cuentas y de quien se muestra decepcionado. El otro, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, conocido como MAFO, quien fuera gobernador del Banco de España cuando se afrontó la mayor crisis de se recuerda y la fortísima reestructuración bancaria. Ordóñez ya se explicó en Economistas, políticos y otros animales, libro que publicó a inicios de este año para exculparse de todo lo que pasó en los que años que él tuvo responsabilidades.

De Guindos, en cambio, le señala directamente, sobre todo para reprobar que no viera venir la fortísima recesión, que forzara fusiones de entidades inviables, y que no advirtiera las necesidades de capital que precisaba la banca -las cajas, siendo más precisos- por su exposición al ladrillo. Él y su equipo les tuvieron que convencer a mediados del 2012 de que hacían falta 50.000 millones de euros. Y fueron los que terminó poniendo Europa en el rescate financiero.

Pero convencerle de esa necesidad fue complicado, relata, porque en la práctica suponía asumir que el trabajo del Banco de España en los años precedentes dejaba mucho que desear (algo que se sabía desde hacía tiempo). «El otro frente que se abrió prácticamente desde el principio era el de las relaciones entre el Ministerio y el Banco de España. Que la cohabitación con Fernández Ordóñez no sería fácil ya lo podíamos suponer», cuenta.

Para el ministro, MAFO fue primero un confidente de lo que hacía Zapatero en la Moncloa -«en aquellos años de Gobierno socialista, Ordóñez me llamaba para explicarme cómo veía la situación, y también creo que quería pasar algún mensaje a Mariano Rajoy»- y luego, una piedra en el camino. Una persona con la que tuvo que lidiar de forma permanente, que desatendió alguna petición que le hizo, y que le intentó montar alguna por detrás. La principal, mantener hasta el último minuto a Rodrigo Rato cuando el presidente de Bankia había entrando en barrena. Lo explica con este lenguaje de puño de hierro en guante de seda: «Fernández Ordóñez fue una figura clave en los acontecimientos de Bankia, que acabaron en la nacionalización y con una factura de más de 21.000 millones de euros. En algún momento incluso lanzó un salvavidas a Rato con la oferta de dejarle como presidente sin funciones ejecutivas, con un consejero delegado con plenos poderes». ¿Quién iba a ser ese hombre? José Ignacio Goirigolzarri, quien luego se convirtió en presidente de consenso para Bankia. «Era el candidato, pero no aceptó el juego. Ese grado de implicación de Ordóñez, tanto en la fusión de las siete cajas como en la salida a Bolsa de Bankia, quizá le impidió ver con claridad el problema al que nos enfrentábamos».

Su precipitada salida

Ordóñez terminó dimitiendo antes de tiempo, en junio del 2012, un mes antes de que su mandato expirara. Dejó encendido todo el sector financiero y político con algunos desatinos. De Guindos recuerda aquella renuncia así: «[MAFO] Se lo había comunicado esa mañana al presidente Rajoy y las razones parecían lógicas. Un mes era poco tiempo para gestionarlo todo. Pero la situación era insostenible». Y ahí da una clave sobre lo que pensaba la banca del gobernador: «Así me lo recomendó el entonces principal banquero de España, Emilio Botín, cuando me planteó la necesidad de adelantar su salida».