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«Una de nuestras asignaturas pendientes es que no se asocie Administración con burocracia»

Ana Balseiro
ana balseiro MADRID / LA VOZ

ECONOMÍA

La tecnología por sí sola no es suficiente, por lo que pone el foco en la gestión humana del cambio de modelo

24 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El secretario general de Administración Digital del Ministerio de Hacienda, Domingo Molina, inauguró ayer en Santiago el segundo Encontro sobre Administración Electrónica que, organizado por la Axencia para a Modernización Tecnolóxica de Galicia (Amtega), en colaboración con la Fegamp, busca facilitar a las entidades locales el salto a la administración electrónica, poniendo a su disposición una cartera de herramientas que abarca desde las notificaciones electrónicas hasta el acceso a la plataforma de contratos públicos.

-En octubre entró en vigor la legislación que marca el 2018 como límite para contar con una administración verdaderamente digital. ¿Cómo va el proceso? Por ejemplo, ¿cuándo podremos crear una empresa en tiempo real?

-Hace unos años surgió el proyecto para poder crear empresas en un tiempo récord, y una de las dificultades que se encontró es que se necesitaba que los tres niveles de la Administración estuvieran alineados. Salvo excepciones, esto no se ha podido hacer, porque en el mundo local a la administración electrónica le queda camino por recorrer. En el caso concreto que me preguntaba sobre la creación de empresas on line, yo confío en que ese alineamiento del que hablo se produzca en este período que tenemos para implantar la normativa.

-¿Entonces el eslabón más débil es la administración local?

-Sí. Por eso hoy [por ayer], por ejemplo, igual que en Santiago se están celebrando estas jornadas promovidas por la Amtega, en Madrid están teniendo lugar otras impulsadas por la Femp, que pretenden, a través de las diputaciones provinciales, que la transformación digital llegue al mundo local.

-La administración digital supone el doble proceso de adaptación: el del usuario y el de la propia Administración, que debe pasar a ser proactiva. ¿Cuesta desterrar que se asocie Administración con burocracia?

-Esa es una de nuestras asignaturas pendientes. De hecho, la ley 11/2007 creó el derecho de los ciudadanos a relacionarse electrónicamente con las Administraciones, lo que obligó a estas a hacer un despliegue grandísimo de una oferta de servicios electrónicos que posicionó a España muy bien frente al resto del mundo. Sin embargo, esa oferta no se corresponde bien con la demanda de los ciudadanos. Y uno de los motivos es que esa transformación no se ha hecho a nivel de las oficinas que tienen que atender al usuario. La inercia es grande. Si en las oficinas no se fomenta el uso de la administración digital, seguiremos anclados en el pasado. Por eso hay que cambiar la forma en la que las administraciones realizan las tareas internas, hay que reformular los procedimientos para alinearse con las capacidades que te dan las tecnologías. Si el punto de partida es el caos, una vez que lo digitalizas, lo que tienes es caos informatizado. Hay que lograr la eficiencia: dar un servicio mucho más ágil a mucho menor coste y de mucha mayor calidad.

-¿El hándicap ahora está en la transformación humana?

-Lo está en la gestión del cambio, que deben liderar los máximos responsables. Las herramientas tecnológicas son necesarias, pero no suficientes.

-¿Cómo va Galicia en el proceso de transformación digital?

-Es de las comunidades mejor situadas. La iniciativa de la creación de la Amtega luego la copió el Estado, primero con la dirección TIC (tecnologías de la información y la comunicación) y ahora con la dirección general de la Administración Digital, y persigue los mismos objetivos: racionalizar el uso de los recursos TIC e incrementar la calidad de los servicios que ofrece.

«El mayor reto es hacer que los servicios digitales se acomoden a las necesidades del ciudadano»

Preguntado por la barrera que para el uso de las nuevas tecnologías puede resultar una población envejecida, como en el caso de Galicia, Molina cree que es «salvable» y que la brecha digital «es cada vez más estrecha» por la enorme penetración de Internet y los teléfonos inteligentes.

-Además de en tiempo, por los trámites y los desplazamientos, ¿qué ahorro supone la administración electrónica?

-Pues además de la reducción en el tiempo, hay que pensar en cómo se puede prestar el servicio para acomodarlo al ciudadano y tratar de que los procesos se automaticen, porque eso permite liberar recursos humanos y destinarlos a otros servicios en los que no pueden ser sustituidos por la tecnología.

-Pero habrá alguna estimación económica. Rajoy cifró en 20.000 millones el ahorro en el 2014...

-En la memoria justificativa de la ley se hicieron cálculos. Piense solo en notificaciones, las que se hacen en papel versus las de formato electrónico. En cada una de ellas el ahorro puede ser de casi cuatro euros, si lo multiplica por el número de las que se envían, la cuantía es muy, muy importante. Pero no es el único ahorro: también está el de intercambio de información entre las Administraciones y el del usuario que no pierde su tiempo. Son muchos los que se suman. No podría decirle una cifra.

-¿Y los retos más inminentes?

-El mayor es hacer que los servicios digitales se acomoden a la necesidad de los ciudadanos.