
La plantilla de las dos cafeterías del palacio de la Moncloa inicia una huelga por el impago de nóminas
07 abr 2017 . Actualizado a las 08:13 h.Entre la una y las tres de la tarde de hoy no habrá pinchos de tortilla en el palacio de la Moncloa. Ni pinchos, ni ninguna otra cosa para ministros, asesores, funcionarios o los periodistas que cubren la tradicional rueda de prensa de los viernes, tras la reunión del Consejo de Ministros. Los treinta trabajadores de las dos cafeterías que funcionan en el complejo de Presidencia del Gobierno arrancan hoy una huelga, con paros parciales, que se repetirá cada viernes de este mes y del próximo, en protesta por los impagos acumulados en sus nóminas desde hace más de año y medio.
El problema no es nuevo, ni exclusivo de los trabajadores del servicio de restauración y cáterin de la Moncloa, sino que afecta a los empleados del Grupo Jaquete, del que forman parte y que es concesionario de servicios de hostelería tan diversos como el del hospital madrileño Ramón y Cajal, el de Patrimonio Nacional o el del Estado Mayor para la Defensa -que acaba de rescindirle el contrato-, pasando por cuarteles y residencias militares.
No en vano, al fundador del grupo, Ramiro Jaquete, se le conoce como el «rey del rancho», en referencia a la comida de las cantinas de los cuarteles, que lleva décadas sirviendo. Natural del concejo asturiano de Villayón (a menos de 50 kilómetros de A Mariña), donde nació en 1932, inició su negocio en 1956 -como consta en su página web- en el sector de la distribución cárnica primero, y de la hostelería después.
Su estrategia para hacerse con las concesiones de los organismos públicos es la de presentar la oferta más barata, un modelo de negocio prácticamente calcado al del Grupo Cantoblanco, que pertenecía al expresidente de la patronal madrileña Arturo Fernández y que pasó de gestionar la restauración del Congreso y el Senado a entrar en concurso de acreedores.
De hecho, el Grupo Jaquete fue quien reemplazó a Cantoblanco en el 2013 en las cafeterías de la Moncloa, tras ganar la licitación.
Meses de retraso en los pagos
Los problemas para los trabajadores comenzaron, explican las fuentes consultadas, cuando el patriarca, de 85 años, pasó el testigo de la gestión de la empresa a sus hijas, hace cuatro años.
Retrasos de meses en el pago de las nóminas, deudas pendientes con los proveedores y malas condiciones a la hora de prestar el servicio se suceden desde entonces.
Las treinta personas que trabajan en las cafeterías de la Moncloa «llevan sufriendo, desde hace más de año y medio, la demora reiterada en los pagos de sus salarios», denuncia Comisiones Obreras, que exige su abono «inmediato y que se cumpla escrupulosamente con el convenio colectivo del sector». Su situación es idéntica a la vivida en otras concesiones, como el Ramón y Cajal -tres cafeterías-, donde sus empleados, que no solo denunciaron los impagos sino también pésimas condiciones de salubridad, comenzaron las huelgas el pasado año, y presentaron más de 200 reclamaciones laborales.