El ministro evita responder a Soria, que lo acusa de forzar su caída con datos fiscales de su familia
05 jul 2017 . Actualizado a las 07:46 h.Son días duros para Cristóbal Montoro, que vive uno de sus peores momentos desde que en el 2011 fue rescatado por Mariano Rajoy para volver a ponerse al frente del Ministerio de Hacienda. En estos seis años, el veterano político ha conseguido sobrevivir a todas las polémicas que han rodeado su mandato, desde las fuertes subidas de impuestos aprobadas para enjugar el déficit a la polémica amnistía fiscal.
Decisiones que lo situaron entre los miembros peor valorados del Ejecutivo (nada extraño en un responsable de Hacienda), pero que no hicieron mella en la confianza que le profesa el presidente del Gobierno, que dicen mantiene un férreo apoyo a Montoro.
Y es que consideran en la Moncloa que los fuegos que estos días achicharran al ministro forman parte de una campaña orquestada para castigar al Ejecutivo disparando a su miembro más polémico. La espita la abrió el Tribunal Constitucional, con una sentencia en la que cuestiona el perdón ofrecido a los defraudadores, por cuestiones de forma (el uso indebido del decreto ley), pero también de fondo («supone la abdicación del Estado ante su obligación de hacer efectivo el deber de todos de concurrir al sostenimiento de los gastos públicos», dice el tribunal).
El fallo no tiene efectos prácticos, como tampoco el tirón de orejas parlamentario que, en forma de reprobación, le propinaron los grupos de la oposición.
Más preocupante para su futuro político es la guerra que mantiene con las grandes empresas a cuenta del nuevo sistema de gestión del IVA o el goteo de informaciones sobre las dudosas prácticas de lobby desplegadas por el despacho que fundó en el 2006 y del que, defiende, ya se había desvinculado en la época que se investiga. Pero, sobre todo, le cercan las llamaradas de fuego amigo que le ha lanzado en las últimas horas alguien que compartió con él las secretas deliberaciones del Consejo de Ministros, el extitular de Industria José Manuel Soria. El canario se ha unido a la guerra contra Montoro, al que en un libro de memorias acusa de forzar su dimisión al advertir a Rajoy de una antigua cuenta en Suiza de la madre de Soria. Cuenta el exministro que no fue la polvareda por la revelación de sus sociedades off-shore, sino la idea de que su madre se convirtiese en tema de debate parlamentario y mediático lo que lo llevó a dimitir. Y ya se sabe, la venganza se sirve fría...
Montoro, de habitual lenguaraz cuando se trata de deslizar algún reproche sobre el cumplimiento de las obligaciones tributarias por parte de políticos de la oposición o de colectivos beligerantes con su gestión, como los actores, no estaba ayer tan locuaz. «Yo no puedo informar públicamente de ningún contribuyente. No lo he hecho nunca y no lo voy a hacer», dijo, visiblemente molesto, cuando fue preguntado por la veracidad del relato de Soria.
Tuvo que salir un retén de Génova, el vicesecretario de Comunicación, Pablo Casado, para intentar sofocar el incendio, asegurando que «el Gobierno mantiene la confianza en el ministro». Pero las llamas siguen vivas.