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«Trabajo en cuatro empresas para ganar un sueldo decente al mes»

Marta Vázquez / Digna Casas OURENSE, REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Álvaro Vaquero

Manuela Pérez empieza su jornada laboral a las ocho de la mañana y la termina pasadas las nueve de la noche

03 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El sector de la limpieza está «muy fastidiado». Así lo describe la ourensana Manuela Pérez, que a sus 50 años, y con más de veinte trabajando en esta actividad, necesita trabajar en cuatro empresas diferentes para poder mantener a su familia. Su rutina diaria es un no parar. «Empiezo la jornada a las ocho de la mañana y salgo de mi primer empleo a las nueve y diez; luego, veinte minutos más tarde, tengo que estar en otra parte de la ciudad, porque entro en otro a las nueve y media», explica esta trabajadora, que, por lo ajustado de los horarios, tiene que utilizar su propio coche para los desplazamientos. Es un extra que ella debe aportar.

Su tiempo de descanso mañanero transcurre entre el mediodía y las dos y media de la tarde, incluidos los desplazamientos, porque a primera hora de la tarde debe fichar a las afueras de la ciudad. Es su tercer trabajo del día. Luego habrá aún otro más, hasta las nueve y veinte de la noche. «Son muchas horas y muchos trabajos, pero los necesito todos para poder llegar a fin de mes y mantener a mi familia», explica Manuela, que detalla lo mal pagado que está su sector. «En un centro al que voy tres días a la semana me pagan 90 euros al mes, ¿cómo voy a vivir con eso?». Ella y su marido tienen empleo, pero en casa vive también el hijo de ambos, de 22 años y que está en paro, y su madre jubilada.

Tras muchos años como empleada temporal, Manuela está ahora fija en sus cuatro trabajos, pero dice que eso no evita que haya mucha precariedad. «Las empresas recortan tiempo para ahorrar dinero y nos exigen que hagamos el mismo trabajo por menos. Hay gente que tiene que limpiar un centro en 37 minutos», asegura. A mayores, está la relación con Hacienda, que las penaliza por tener más de un pagador. «Dicen que somos pluriempleadas y que tenemos que pagar por eso, pero cómo no vamos a serlo con estas condiciones?», argumenta.

Las listas del Sergas

Enfermera especializada en el área de Obstetricia como matrona, Sara Arias tiene 37 años y en los últimos siete encadena contratos en hospitales y centros de salud del Sergas. «Hace dos años que tomé la decisión de limitar el área de trabajo solo a Vigo. Hasta entonces estuve en Ourense, Pontevedra, Verín... pero ahora me muevo en el hospital Álvaro Cunqueiro y los centros de salud de esta zona», comenta esta enfermera acostumbrada a trabajar todo el año.

Sus condiciones no mejorarán hasta que supere unas oposiciones y gane una plaza. Lo intentó en una ocasión, el año pasado, y confía en que la próxima convocatoria salgan más vacantes que las únicas 13 de la última. Aún así por el hecho de estar bien situada en las listas tiene la fortuna de sumar contratos sin estar largos períodos en el paro. Incluso ha firmado algunos de larga duración, las codiciadas bajas maternales, pero no siempre es así. De hecho, en el último mes ha contabilizado entre diez y catorce acuerdos laborales, entre los que se incluyen incluso solo por un día de trabajo.

Sara Arias, con una persona mayor a su cargo, dispone de una buena trayectoria profesional. Además de la que le proporciona la experiencia laboral en Galicia, destacan los seis años como enfermera en un hospital cerca de Milán, en Italia. Cuando terminó la carrera universitaria de Enfermería en Vigo, «Portugal estaba muy saturado, así que un grupo de compañeras de mi promoción aceptamos la convocatoria laboral italiana». Reconoce que el salario era bueno, pero el nivel de vida allí era muy elevado. Decidió volver a España para cumplir con su vocación, hacerse matrona, y lo consiguió. Desde entonces apenas ha dejado de trabajar, pero en estas condiciones de precariedad.

El Gobierno propone igualar la indemnización de temporales y fijos desde el tercer año

España tiene, tras Polonia, la tasa de temporalidad más alta de la Unión Europea: un 28,2 % de los asalariados en activo tienen un contrato de duración determinada, según la última EPA. La cifra, que llegó a superar el 36 % antes del crac económico, cayó con fuerza durante la recesión (llegó a bajar del 23 % por el despido masivo de eventuales en la primera fase de la crisis), pero ha vuelto a repuntar con fuerza con la recuperación, que ha impulsado la contratación temporal.

Ante la creciente presión política por la precarización del empleo y obligado por sus pactos de investidura con Ciudadanos, el Gobierno del PP presentó hace pocos días una propuesta a los agentes sociales para tratar de contener la temporalidad penalizando el abuso de los contratos eventuales.

Para ello, además de reducir el número de modalidades de contratos a tres, el Ministerio de Empleo quiere establecer una indemnización creciente para los temporales, que empezaría con 12 días el primer año de trabajo, subiría a 16 el segundo y a 20 desde el tercero, con lo que se equipararía con el coste del despido de los indefinidos cuando este se produce por causas objetivas.

Aunque los sindicatos están dispuestos a negociar mejoras en la ley, algunas voces cuestionan la utilidad de subir las indemnizaciones a partir del primer año cuando la mayoría de los contratos no duran tanto, por lo que proponen otras medidas como elevar significativamente las cotizaciones sociales de los eventuales, para encarecer este modelo de relación laboral, y endurecer las sanciones por fraude en la contratación y encadenamiento de contratos.