El precio de este medio de pago podrá valer mucho o nada, en función del uso y la aceptación que tenga
30 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Hace unos días entré en la cafetería a la que voy normalmente y oí al dueño hablar del bitcoin. Bien -dije-, así ya no se habla de Cataluña. Pero lo que acabé observando es que se mezclan churras con merinas y no se entiende bien qué es esto del bitcoin. Espero que estas líneas sirvan para aclararlo.
El bitcoin solo se parece a las monedas que conocemos en que puede ser utilizado como medio de pago. Ahí se acaban las coincidencias. Para obtener un bitcoin es necesario que un ordenador descifre un problema. El que lo descifra, llamado minero, obtiene el bitcoin como premio. Este es el procedimiento.
Por lo tanto, vemos más similitudes con un metal precioso como el oro, que también se extrae y es escaso o, al menos, finito. Pero ahí también se acaban las coincidencias, ya que no podemos predecir la cantidad de oro que habrá en el planeta dentro de 10 años pero sí sabemos cuántos bitcoin habrá (21 millones). Además, los costes de producción del oro se reducen o mantienen a medida que entran nuevos productores mientras que los del bitcoin crecen cuando entran nuevos mineros porque se complica la resolución del problema para mantener la tasa de emisión. Otra diferencia es que el oro es tangible y tiene un valor intrínseco que es el que le otorgan sus usos (joyería, ...). El bitcoin no.
En cierto modo, también recuerda al mercado de los bienes de lujo. Se dosifica la oferta para mantener la exclusividad y los precios altos. Con una gran diferencia. El bitcoin no se conduce ni se coloca en la mano izquierda. Solo es una aburrida serie de números y letras almacenada en nuestro ordenador.
Esto me hace pensar que también tiene aires de estructura piramidal. Sabemos la cantidad máxima de oferta que vamos a tener, mientras que la demanda va a variar en función del uso y la aceptación que consiga. Es decir, está diseñado para ser caro. Pero, en el lado negativo tiene que puede ser restringido por los Estados, se puede copiar fácilmente y también puede fallar la tecnología que subyace bajo su diseño.
Y la respuesta que todo el mundo busca: ¿Cuánto valdrá el bitcoin dentro de unos años? La ley de oferta y demanda nos dice que valdrá cero si no cuaja o una cantidad muy alta si acaba funcionando. No tendrá término medio por su propio diseño. Es más probable que valga cero, pero todo es posible. De momento, Maduro ya ha lanzado su propia criptomoneda, por si se acaba el petróleo, y el bitcoin ya cotiza en el mercado de futuros de Chicago. Más mesas para el casino. Agárrense que vienen curvas.
Marcos Ecudero Hernández es economista.