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El volumen captado cayó en el primer semestre del año a pesar de la ley de fomento empresarial de la Xunta
25 sep 2018 . Actualizado a las 17:17 h.No es un problema nuevo, y viene de muy atrás. La capacidad de Galicia para captar inversión extranjera es escasa, y las cifras, con pequeñas oscilaciones, siguen siendo demasiado insignificantes. Y ello pese a que hace un año, en octubre del 2017, entró en vigor la nueva ley de implantación empresarial de la Xunta, un marco que pretendía favorecer la llegada de empresas. Aunque tal vez sea pronto para hacer balance del impacto de una regulación que debería ofrecer resultados a medio plazo, los datos del Ministerio de Industria son inquietantes porque, lejos de revelar una leve mejoría, muestran un retroceso. Galicia captó en el primer semestre del año 32,6 millones de inversión extranjera, el 0,2 % del total de España (casi 12.000 millones de euros), cuando el peso de su economía en el conjunto del Estado es algo superior al 5 %. Es un volumen de recursos incluso más bajo que el del primer semestre del 2017, cuando se invirtieron 94,7 millones y no existía la ley de fomento empresarial.
Los datos llevan a un problema que afecta, en mayor o menor medida, al conjunto de las comunidades, y revela un mapa donde las autonomías pelean entre sí por las migajas que le sobran a Madrid. De los 11.969 millones de euros captados por España en el primer semestre, 8.383 fueron a parar a la comunidad madrileña. Es decir, el 70 %.
«Con seguridad, no hay un único factor explicativo de esto, pero uno de los que más afecta es el alto grado de competencia territorial, que existe a nivel tanto estatal como internacional. Dentro de España existen regiones más atractivas que Galicia por motivos que van desde lo geográfico hasta lo económico, y lo mismo ocurre a escala internacional, donde España no tiene una capacidad competitiva como otros países de su entorno; esto sitúa a Galicia en una posición periférica», apunta Patricio Sánchez, profesor de la Universidad de Vigo y miembro del Foro Económico de Galicia.
En el caso gallego, hay otras causas que apuntan a la estructura de su tejido productivo: la comunidad tiene muy desarrollado el sector servicios, y necesita potenciar más el sector secundario, toda vez que la industria es la gran palanca que permite dinamizar las economías y atraer inversiones. A esto se suman las infraestructuras: la dispersión de puertos y aeropuertos, lo que condiciona la captación de fondos.
Cohesión territorial
«Si bien el corredor atlántico tiene unas buenas comunicaciones, el interior aún espera la llegada de la alta velocidad y esto penaliza las potenciales operaciones: nuestro sistema de infraestructuras por carretera necesita también de mayores inversiones», apunta el profesor Alberto Vaquero.
Preguntada al respecto, la Xunta considera que el nuevo marco normativo -no solo pensado para atraer inversiones extranjeras- sí ha dado respuesta a una demanda planteada por todos los agentes económicos: la necesidad de simplificar trámites, que se han reducido a la mitad; facilitar el acceso al suelo empresarial y, por último, el establecimiento de incentivos fiscales. Con el ojo puesto en lo que sucedía con la localización de empresas en el norte de Portugal, la Xunta creó la distinción de concellos emprendedores para aquellos municipios que dieran respuesta, precisamente, a estos tres desafíos. Y según los últimos datos actualizados, ya hay más de un centenar.
«Un exemplo do beneficio que supón adherirse a este convenio é a decisión de Benteler de elixir o municipio de Mos para construír unha nova planta. Así, Mos ao ser un concello emprendedor, ofrece incentivos fiscais de ata o 95 % no IBI, o IAE e o ICIO para as empresas que decidan implantarse no seu municipio», explican desde la consellería dirigida por Francisco Conde.
Operaciones vinculadas a la compra de empresas y no a localizar tejido
La captación de inversión extranjera, en muchos casos, nada tiene que ver con la localización de una industria que genera riqueza y empleo nuevo en el territorio, que es el tipo de operación más interesante, sino con la compra de empresas o con la toma de participaciones en el capital de sociedades. A esto se refiere el último informe sobre la economía gallega publicado por Afundación, que es la que gestiona la obra social de Abanca. En ese documento, por ejemplo, se recuerda que en el 2017 hubo tres operaciones de este tipo y que, a diferencia del 2016, ninguna procedió de China. La primera y más importante, 100 millones de euros que provenían directamente de Portugal: un movimiento de reequilibrio de capital dentro de la compañía portuguesa Cimpor, controlada por la brasileña Votorantim y que en Vigo opera a través de Cimpor Trading e Inversiones, sociedad desde la que se canalizan las inversiones para España y para diferentes países del mundo.
Más movimientos
El informe de Afundación recuerda que la segunda operación de mayor cuantía en el año 2017, 83 millones de euros, provino de Francia y fue realizada por Pai Partners en el sector de asistencia de establecimientos residenciales (después de la adquisición de Geriatros). Y la tercera por importancia, y que se elevó hasta los 13,7 millones de euros, procedía de Portugal y se llevó a cabo en el sector de la química inorgánica.