En octubre del 68, el responsable alemán de política migratoria visitaba España con el propósito de recuperar los contingentes de trabajadores que en las décadas precedentes habían acudido a los «lander» para emplearse en sus fábricas
24 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Visitaba España en octubre de 1968 el responsable alemán de política migratoria, Joseph Stingl, con un claro propósito: recuperar los contingentes de trabajadores españoles que en las décadas precedentes habían acudido a los lander germanos para emplearse en sus fábricas. Sucedía que Alemania salía de una fuerte crisis a mediados de los años sesenta, y necesitaba de nuevo mano de obra del sur de Europa.
Y a Madrid se vino Stingl para reunirse con varios ministros del régimen franquista y ofrecer hasta 70.000 empleos en Alemania, puestos que se cubrirían entre ese mismo año (9.500) y el siguiente (60.000). Unos años después, en 1971, se popularizaría la expresión «¡Vente a Alemania, Pepe!», gracias a una exitosa comedia protagonizada en el cine por Alfredo Landa.
El país necesitaba urgentemente cubrir 610.000 puestos en sus fábricas. En sus oficinas del paro había inscritos apenas 170.000 ciudadanos, en su mayoría mayores de 55 años o con problemas físicos para poder emplearse. El sueldo medio que se ofrecía entonces era de 500 pesetas diarias, sin sumar horas extras, contando con asistencia social y un plan para la posible adquisición de vivienda. El caso es que en ese 1968 Alemania era ya tierra de acogida para 115.000 trabajadores españoles, aunque en los cincuenta llegaron a rozar los 180.000. Ese contingente suponía ya entonces el 10 % de toda la población empleada extranjera en Alemania, según daba cuenta La Voz. Era el quinto país con más población empleada en ese territorio, por detrás de Italia, Turquía, Grecia y Yugoslavia.
Cincuenta años después, esas ofertas germanas siguen siendo recurrentes: a inicios de año el equipo de Merkel comunicó que tenía un millón en vacantes por falta de candidatos.