«Siempre seremos una empresa gallega. Se es de donde se nace», dice el grupo fundado en Vigo en 1939, que renuncia a los insecticidas para zambullirse en el gran mercado oncológico
01 feb 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Antes de que existiera Yondelis, el primer medicamento contra el cáncer de patente española que ya se vende en 90 países, PharmaMar se llamaba Zeltia, y de su planta química de O Porriño ya salían productos innovadores y superventas, como Casa Jardín ZZ, Kill Paff o Hechicera.
Zelnova Zeltia es el origen de todo lo que hoy es PharmaMar, y ha sido hasta ahora un soporte vital para todo lo que el grupo aspira a llegar a ser. Durante la última década, esta división química ha sido el flotador que ha permitido a PharmaMar seguir generando ingresos seguros para que la división biotecnológica pudiera zambullirse en el mar en busca de medicamentos contra el cáncer.
Tras la reciente venta de Xylazel, la división de pinturas y barnices con sede en O Porriño que el grupo de Fernández de Sousa colocó a la multinacional química holandesa Akzo Nobel, Zelnova es el último activo que la compañía nacida en Vigo en 1939 conserva en Galicia. No será por mucho tiempo.
Venta en 50 millones
La firma bioquímica ha decidido desprenderse también de su filial de insecticidas y ambientadores. Le ha encargado a Alantra que le busque comprador, «con el objetivo de maximizar el precio de dicha venta», según informó a sus accionistas el pasado lunes a través de un hecho relevante enviado a la CNMV.
Cuando se materialice la venta, en una cifra estimada cercana a los 50 millones de euros, el grupo se replegará en Madrid, sede de la matriz PharmaMar, y ya nada lo vinculará a Galicia, en donde hasta ahora ha seguido celebrando sus juntas generales de accionistas. Aunque la biotecnológica echa mano de la genética para seguir manteniendo un vínculo sentimental, que no económico, con sus orígenes. «PharmaMar siempre será una empresa gallega. Se es de donde se nace», afirman fuentes de la empresa cuando se les pregunta por las razones de la decisión tomada.
Tras la venta de la filial química hay un claro interés económico, necesario en un momento en el que la compañía está muy cerca de dar el salto al gran mercado oncológico con un nuevo fármaco, Zepsyre (para el tratamiento del cáncer de pulmón de célula pequeña), que acaba de recibir un importante espaldarazo por parte de la exigente Agencia Europea del Medicamento.
El producto está en la última fase de los ensayos con pacientes, y su licencia de venta, que PharmaMar espera obtener en EE.UU. incluso antes que en Europa, supondrá la apertura de un mercado mundial y ventas que el grupo ha cuantificado en más de 1.000 millones de euros al año. Para el momento de la aprobación, tal vez en el 2020, la compañía de origen gallego quiere estar cotizando simultáneamente en Estados Unidos y en España, y quiere hacerlo como una empresa biotecnológica pura, ya desprendida de la división química.
Entrada de inversores
«Es difícil explicarle a un inversor americano que somos un grupo biofarmacéutico especializado en productos oncológicos, pero que también fabricamos matamoscas. No lo entiende. Nuestros inversores están fuera de España, y queremos salir a por ellos con un mensaje claro de lo que somos», explica la empresa.
«Zelnova ha servido para impulsarnos, pero a partir de ahora el negocio oncológico se tiene que sostener por sí mismo, con productos oncológicos, y ese es el mensaje que van a recibir nuestros inversores», asegura la firma.
«Es difícil explicarle a un inversor que hacemos fármacos contra el cáncer y matamosquitos»
No es el cuento de la lechera. Detrás de Zepsyre hay años de investigación, desarrollo y ensayos, en los que la empresa ha invertido sumas millonarias (entre 50 y 60 millones de euros anuales en I+D+i).
Hay más productos en cartera, entre ellos otro superventas desarrollado por la filial Sylentis para el síndrome del ojo seco, un problema que afecta a millones de personas en el mundo.
Los resultados beneficiosos están más que probados y, además, este producto no tendrá que pasar el examen de la FDA. Y esa es la gran baza con la que juega la compañía, que reconoce que necesita financiación para acelerar los procesos de investigación. El propio Fernández de Sousa avanzó en la última junta de accionistas que la empresa estudia muy en serio la posibilidad abrir el capital de Sylentis, participada al 100 % por PharmaMar.
«Lo que está en marcha es lo más importante que hemos tenido, todas las expectativas están intactas y tenemos más cerca la meta», dijo recientemente el presidente, José María Fernández de Sousa en declaraciones a La Voz.
En PharmaMar trabajan 329 empleados (162 licenciados, y 65 doctorados, de una media de edad de 43 años y de 19 nacionalidades diferentes). El grupo tiene más de 1.200 patentes y 20 moléculas en fase de desarrollo en los laboratorios de Colmenar listas para seguir el camino iniciado por Yondelis