La fusión entre el Deutsche Bank y el Commerzbank cobra fuerza al iniciarse las conversaciones

p. baelo BERLÍN / E. LA VOZ

ECONOMÍA

THOMAS LOHNES

El segundo banco del país atraviesa por dificultades económicas

10 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El 10 de marzo de 2020 el Deutsche Bank cumplirá 150 años, y muchos se preguntan si la primera entidad de Alemania, y hasta hace solo dos décadas la mayor del mundo, celebrará su aniversario rodeada por su antiguo esplendor o más bien de capa caída. Los números rojos, los recortes, las multas y los escándalos de

corrupción ahogan al gigante alemán, que lucha en vano por lavar su imagen y regresar a la senda de las ganancias.

Para algunos, la solución más rápida pasa por una fusión con el Commerzbank, el segundo banco privado del país que atraviesa dificultades similares desde hace aún más tiempo. Una alianza con la que se especula desde el pasado verano y que, pese a no estar exenta de polémica, podría cerrarse pronto. Así lo adelantaba ayer el dominical Welt am Sonntag, según el cual la junta directiva del Deutsche Bank ha dado el visto bueno al inicio de conversaciones informales. El objetivo es analizar si el matrimonio de conveniencia es posible o no y cuándo, explican fuentes internas del DB, que confirmaron que ya se han producido los primeros contactos entre representantes de ambas entidades de forma no oficial.

Todo apunta a que podrían adoptar una decisión y comunicársela al Gobierno la semana próxima. Al parecer el Ejecutivo de Angela Merkel lleva tiempo presionando para que se produzca esa fusión, que consideran inevitable para fortalecer nuevamente al Deutsche Bank y blindar a los dos bancos ante una posible crisis. Sobre todo teniendo en cuenta que se avecinan malos tiempos para la economía germana, que se está estancando.

Sin esa alianza, es probable que el Commerzbank, en el que participa el Gobierno alemán con algo más del 15%, caiga en manos de un inversor extranjero. Mientras

que en el caso del DB, a la gran coalición le preocupa que no recupere la confianza de los mercados, después de que en 2018 la acción de la entidad perdiese un 57% y se convirtiese en la más barata del DAX.

El rotativo sugiere que el Ejecutivo tiene prisa por ver cerrado el acuerdo, pues teme que, en el caso de perder votos en las elecciones europeas de finales de mayo, las nuevas fuerzas políticas puedan bloquear la fusión e incluso negarse a prestar ayuda.