El alza del salario mínimo sube a 103 las jornadas destinadas a cotizaciones sociales
24 abr 2019 . Actualizado a las 21:03 h.«Trabajo para pagar impuestos». ¿Quién no lo ha pensado alguna vez? Pues el día de la liberación fiscal, es decir, el momento del año a partir del cual los españoles dejan de trabajar para financiar al Estado y comienzan a hacerlo para sí mismos, se estanca en el calendario. El año pasado los españoles se quitaron el yugo tributario, de media, el 27 de junio, después de destinar 177 días de salario a pagar su factura fiscal. Fue un día antes que el año anterior, un adelanto que, sin embargo, no se repetirá esta vez, según apuntan desde Civismo, el think tank que realiza el cálculo anual.
La explicación está en la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) aprobada para este ejercicio: un 22,3 %, hasta los 900 euros. La traducción práctica es que el número de jornadas precisas para pagar las cotizaciones sociales -el impuesto al que más tiempo de trabajo se dedica de los 177 totales- también se eleva, pasando de los 102 días del pasado año a los 103 previstos para este ejercicio.
Sin embargo, pese a ese aumento del esfuerzo exigido por la Seguridad Social, la liberación tributaria de los españoles llegará exactamente el mismo día que hace un año, algo que el centro de estudios, de corte liberal, explica por las medidas adoptadas por la Administración central y las comunidades autónomas, que han restado un día al salario destinado a cumplir con el fisco en términos de IRPF. Por ese concepto, este año serán 34 jornadas en lugar de las 35 del 2018.
Compensación en el IRPF
«Es una compensación prácticamente calcada: el incremento de las bases mínimas de cotización lo equilibran las reducciones en base para las rentas más bajas (tramo donde se concentra una parte muy importante de los contribuyentes por IRPF), incluidas en los Presupuestos Generales del Estado prorrogados», explica Javier Santacruz, investigador principal de Civismo y autor del informe, destacando que de este modo continúa la tendencia que se observa desde el 2015 de unos impuestos directos más bajos.
Pese a ello, el experto recuerda que el trabajador no se podrá beneficiar económicamente de esas nuevas reducciones en la base del IRPF hasta el próximo año, cuando presente su declaración de la renta del 2019. «Al contribuyente le toca financiar ‘a pulmón’ la subida de cotizaciones para, al año que viene, tener en su bolsillo la rebaja del IRPF que ha entrado en vigor».
Además de considerar que el desfase temporal «no es menor», Santacruz advierte que los más perjudicados podrían ser los trabajadores con rentas brutas inferiores a 21.000 euros y un solo pagador (los que no tienen obligación de efectuar la declaración de la renta), que de ese modo no disfrutarían de la desgravación. «Como no están obligados, deciden no presentarla y pierden la devolución a la que tendrían derecho», apunta, recomendando a estos contribuyentes que usen los instrumentos de simulación de la Agencia Tributaria para calcular si les interesa o no efectuar la declaración.
Por último, los días que se trabajan para el fisco varían en función del mapa, ya que en el cálculo también impactan los tributos autonómicos y locales. Así, el año pasado, los gallegos se liberaron un día más tarde que la media nacional. Mientras que Madrid, la comunidad con los impuestos más bajos, lo hizo aún después, el 29 de junio, algo que Civismo achacan al peso de los tributos locales que, como el IBI, es alto.