El PIB alcanzará el 2,3c% con el Gobierno en funciones y los presupuestos prorrogados
10 jul 2019 . Actualizado a las 20:16 h.Durante los 541 días que Bélgica estuvo sin Gobierno, la economía mejoró todas sus marcas. El crecimiento, el empleo y la reducción de la deuda siguieron una senda saludable entre el 2010 y el 2011, en plena crisis financiera.
Fue precisamente la ausencia de un Ejecutivo en firme lo que salvó al país de aplicar las durísimas recetas de austeridad que se expedían por entonces en la zona euro. Salvando las distancias, ese es el mismo escenario en el que se encuentra ahora España.
La economía funciona a pleno rendimiento. Y lo hace con el Ejecutivo en funciones y con los Presupuestos prorrogados del 2018, heredados del ex ministro de Hacienda Cristóbal Montoro. El Gobierno de Pedro Sánchez fue incapaz de lograr apoyos para sacar adelante sus propias cuentas.
La situación es paradójica. La economía marcha mejor, a pesar del clima de vacío e inestabilidad política que han creado los partidos tras las elecciones generales.
La Comisión Europea confirmó esta mañana el diagnóstico. Las cosas marchan bien, a pesar de los políticos. La institución ha revisado al alza sus previsiones de crecimiento para España. El PIB alcanzará este año el 2,3 %, dos décimas más de lo previsto en el mes de mayo. Un crecimiento «sorpresa», casi mágico, que se debe al impulso renovado de la demanda interna y a la mayor contribución neta de las exportaciones. «En un contexto de tensiones comerciales globales, las exportaciones e importaciones españolas se siguen recuperando», señala la Comisión que también anticipa una «expansión robusta» del empleo, a pesar de que el ritmo de crecimiento se va ralentizando.
Uno de los factores que seguirá sosteniendo el gasto y el crecimiento este año es el «aumento salarial» previsto por Bruselas: «Esto debería apoyar el crecimiento de la renta disponible y un mayor ahorro de las familias», señala en sus previsiones. No obstante, las autoridades europeas alertaron a España el pasado viernes de los riesgos relacionados con los créditos al consumo que están concediendo las entidades bancarias para invertir en la adquisición de viviendas. En otras palabras: El margen de ahorro de las familias se está invierto de nuevo en hipotecas, con el consiguiente riesgo de burbujas.
La situación de la economía española contrasta con la alemana, que coqueteó con recesión al término del 2018. Bruselas pinta un panorama negro para la locomotora europea a finales de año. A pesar de ampliar el gasto público para estimular la demanda, las tensiones comerciales globales y la reducción de los pedidos industriales seguirán lastrando esos esfuerzos. «Las previsiones para el resto del año se presentan menos brillantes y se ha revisado a la baja el crecimiento del PIB […] El segundo trimestre parece haber experimentado un declive de la actividad económica», señala la Comisión.