Una década achicando agua en las cuentas del astillero
03 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Hace cuatro años, Barreras salía del concurso de acreedores en el que cayó en el año 2011, arrastrado por 78 millones de euros de deudas que colapsaron el astillero después de dieciséis años de brillante actividad. La crisis del tax lease y los bancos cerraron todas las vías de contratación posible para poder tapar el gran boquete abierto en las cuentas, y la compañía no tuvo más remedio que acogerse de forma voluntaria a un proceso de saneamiento que dejó por el camino a numerosas auxiliares, víctimas de impagos y quitas. Ese día, José García Costas, veterano empresario del naval, propietario de potentes grupos de auxiliares como Baliño o Emenasa, hizo valer sus acciones (el 24,3 %) y sus apoyos políticos para que Pemex lo convirtiera en presidente de Barreras durante un período de seis años. El futuro pintaba brillante, porque la entrada de la petrolera garantizaba estabilidad económica y barcos, muchos barcos, que no llegaron.
Había que salir a buscarlos, pero Barreras había olvidado cómo hacerlo. Con la cartera de pedidos vacía, el equipo de Costas comenzó a disparar a todo cuanto contrato se movía, presentando ofertas competitivas, presupuestadas a la baja, e imposibles de cumplir. Fue así como el astillero ganó el crucero de Ritz Carlton. Ahora Costas y su equipo están fuera del astillero y el gigante de los hoteles campará a sus anchas por el astillero para acabar su crucero, la jugosa manzana envenenada que quizás Barreras nunca debió morder.