España no recuperará las pérdidas económicas de la crisis hasta el 2022

Cristina Porteiro
c. porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Playa del Inglés, en Gran Canaria
Playa del Inglés, en Gran Canaria Quique Curbelo / Efe

Bruselas augura una caída del PIB del 9,4 % y un alza del desempleo hasta el 18,9 %

07 may 2020 . Actualizado a las 08:46 h.

El golpe será durísimo y la recuperación más bien incierta. La Comisión Europea anticipó ayer un horizonte muy sombrío para la economía española, que podría desplomarse este año hasta un 9,4 %, dos décimas más de lo previsto por el Gobierno. La pandemia se llevará por delante 117.007 millones de euros en el 2020.

No será lo único con lo que arrase la crisis. La alta temporalidad en el empleo, la precaria salud empresarial y la dependencia excesiva de sectores especialmente perjudicados por el confinamiento, como el turismo o la hostelería, empujarán la tasa de paro hasta el 18,9 %, solo superada por la de Grecia (19,9 %). La limitada capacidad para absorber a los trabajadores expulsados del mercado laboral impedirá que la cifra baje del 17 % antes del 2022, según las previsiones que publicó ayer Bruselas. El Ejecutivo comunitario prevé que la caída de los ingresos y el aumento sin precedentes del gasto público lleve el déficit español del 2,8 % al 10,1 %, el segundo mayor desfase presupuestario de la UE, tras el de Italia.

A consecuencia de las medidas de apoyo a las familias, empresas y desempleados, la deuda pública en España no bajará del 113,7 % del PIB hasta el 2022. Una carga que, según la Comisión, podría ser inasumible si la UE no reacciona en tiempo e intensidad, equilibrando los estímulos «asimétricos» entre países. El documento pone el foco en el trato desigual que podrían recibir las empresas en función de su pasaporte. Un fenómeno que «amenaza la estabilidad de la unión monetaria». Por eso, el comisario de Economía, Paolo Gentiloni, anunció ayer que están explorando la posibilidad de crear una «herramienta paneuropea» para salir al rescate de empresas cuando los Estados no puedan asumir el esfuerzo.

Crisis financiera

«La pandemia podría dejar cicatrices permanentes en la economía», sostiene el Ejecutivo comunitario. No descarta que la espiral de crisis propicie un terremoto bancario. «La posibilidad de una crisis financiera no se puede excluir», subraya. Si la respuesta fiscal del Gobierno se queda corta, la situación precipitaría una cascada de quiebras empresariales e impagos a los bancos, hoy más fortalecidos que hace diez años. Por eso Gentiloni instó ayer a España a no escatimar en gastos para mantener a flote a empresas y trabajadores, un mensaje que contrasta con el que pregonaba la Comisión en la última crisis: «No es usual que los comisarios de economía inviten a los países a gastar, pero las consecuencias de no intervenir, sin juzgar la calidad de estas intervenciones, serían peores que las consecuencias de un déficit alto. Para afrontar esta crisis, y especialmente el riesgo de perder empleo en España, es absolutamente necesario gastar», aseguró el italiano, quien cree que no es el momento de hablar de ajustes y reformas, porque «el peligro de una recesión todavía más profunda es muy real».

Recuperación incierta

La fortaleza de España será también su debilidad a la hora de replantar el terreno devastado. El turismo, uno de los grandes motores de la economía, será el último en repuntar por la lentitud a la hora de levantar las restricciones. La caída de las exportaciones y los cortes en la cadena global de suministros también pueden retrasar la vuelta a la normalidad de la industria, por eso Bruselas cree que España no recuperará el PIB perdido hasta bien entrado el 2022, como pronto, a pesar del fuerte rebote del 7 % previsto el año que viene (dos décimas más que lo proyectado por el Gobierno). «La recuperación será incompleta en España», admitió Gentiloni. Para curarse en salud, la Comisión lanzó una alerta ante el inicio del desconfinamiento: «Puede haber demasiado optimismo porque no hay tratamiento ni vacuna todavía. La relajación prematura de las medidas podría provocar una segunda oleada».

Gentiloni: «Las consecuencias de no gastar serían peores que las de un déficit alto»