Desde el club gastronómico «Los eternos» amigos

La Voz

ECONOMÍA

08 may 2020 . Actualizado a las 10:00 h.

Es muy difícil para el grupo de «los eternos» amigos de Manolo poder decir algo en estos momentos. Son tantos los recuerdos, que se atropellan unos a otros y nos impiden tener la serenidad necesaria para expresarnos. Tenemos que pararnos a cada momento; las lágrimas nos impiden seguir escribiendo. Aun así lo haremos. Poruque necesitamos que el mundo sepa que, además de sus éxitos empresariales, Manolo fue una maravillosa persona.

Familiar, cariñoso y sencillo, Manolo supo querer y conservar a sus amigos desde siempre. De hecho, como en los eventos en que coincidíamos acabábamos siempre juntos los mismos, tuvo la idea de que comiésemos todos los últimos viernes de mes con el fin de vernos más; consiguió un local y así llevamos 35 años. Reuniones a las que siempre procuró no faltar aunque tuviese que desplazarse desde muy lejos, sin importarle lo cansado de su trabajo.

Buen cocinero y generoso en las raciones, de vez en cuando se ponía al fogón. Y entre catas de vino y aperitivos nos preparaba unas espléndidas comidas que siempre terminaban con cánticos regionales; aunque en realidad su especialidad eran los tangos. Ni que decir tiene que al final la partida de tute era obligatoria. En fin, como todas las pandillas de amigos.

Manolo lo pasaba bien viéndonos disfrutar, por lo que siempre nos facilitaba acceder a actividades que, aunque a él no le gustaban mucho, a nosotros nos encantaban. Y así, juntos cazamos, navegamos, viajamos... Siempre con el factor común de la alegría, el cariño y la profunda amistad.

Con gran inteligencia supo darse cuenta de que esta relación con sus amigos podría distraerlo un poco de la familia, por lo que procuró que todas nuestras familias se relacionasen, incluyéndolas siempre en sus eventos. Fue como surgió entre nuestras mujeres e hijos una buena amistad; consiguiendo además que cuando nos pasábamos nos riñeran a todos a la vez.

Ni que decir tiene que si hemos necesitado algún favor, siempre nos atendió con extremo cariño. Y con esa sencillez suya con la que daba a entender que la cosa no tenía importancia. Esa generosidad no fue exclusiva para nosotros, sino que la extendió tanto a sus empleados como a todos a los que buenamente pudo atender. De forma que para nosotros fue y es un orgullo que en cualquier circunstancia en que se han referido a él lo hiciesen con cariño y agradecimiento. Nosotros hemos perdido a un maravilloso amigo; y el mundo, a un magnifico empresario.

Manolo, no queremos pensar que esto termina aquí, por lo que creemos firmemente que estarás en el cielo jugando al tute con Carlitos, José Luis, Epifanio y Patallo, otros eternos que nos han precedido. Y te echaremos mucho de menos siempre, hasta que Dios nos llame a incorporarnos a la pandilla que sin duda ya estarás organizando allí.

Con todo nuestro cariño: Juanjo Jaén, Ángel Jove Capellán, Ángel Fernández, Luis Busto, José Manuel Fernández, Ángel Jove Bouza, Pepe Fariña, Pepe Collazo, Bautista Prado, Modesto Rodríguez, Germán Cachafeiro y Alberto Serrano.