Cuatro de cada cien familias gallegas pueden pedir el ingreso mínimo vital

G. Lemos / D. García REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

PACO RODRÍGUEZ

A 4.000 hogares se les reconocerá de oficio este mes y otros 3.000 tienen papeleo pendiente

17 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

De las 850.000 familias que, según los cálculos del Ministerio de Inclusión, cumplen los requisitos de renta y patrimonio para poder acceder al ingreso mínimo vital, 39.500 son gallegas (el equivalente a casi cuatro de cada cien hogares constituidos en la comunidad, según la última estadística del IGE). Es la estimación que ayer facilitó el delegado del Gobierno en Galicia, Javier Losada, que coincide con el cálculo avanzado en su momento por el departamento que dirige José Luis Escrivá, que apuntó que los potenciales beneficiarios del IMV multiplicarían por cuatro los perceptores de las rentas autonómicas. En el caso de la risga gallega, actualmente hay casi 10.500 perceptores, tras incorporar a 700 durante la pandemia.

Durante una visita a la dirección provincial del Instituto Nacional de la Seguridad Social en A Coruña para conocer de primera mano los trabajos de tramitación de la ayuda tras la apertura del plazo de solicitud el pasado lunes, Losada anunció que a uno de cada diez potenciales beneficiarios en Galicia, esto es, a 4.000 hogares, se les reconocerá de oficio el ingreso mínimo por estar cobrando ya una prestación por hijo a cargo. Una situación que permite que la Seguridad Social tenga ya sus datos y pueda determinar que cumplen con los requisitos. Al no tener que hacer ningún trámite adicional, serán las primeras en cobrar la ayuda, con un primer abono el próximo viernes 26. Además, hay otras 3.000 familias que solo están pendientes de aportar alguna documentación suplementaria, por lo que también podrían recibir la prestación la semana que viene si apuran el papeleo.

El delegado del Gobierno en la comunidad recordó que, de momento, la presentación de solicitudes para cobrar la renta mínima debe realizarse a través de la web de la Seguridad Social, ya que las oficinas del organismo permanecen cerradas. Cuando reabran, se podrá tramitar presencialmente. Además, el ministerio negocia también la firma de convenios para que se pueda gestionar en los ayuntamientos, aunque ya hay algunos, como el de Vigo, que han habilitado puntos de información y asesoramiento para orientar a los vecinos en su solicitud.

Intercambio de información

Por su parte, desde la Consellería de Política Social, encargada de gestionar la risga, explican que los técnicos del departamento están trabajando con los del ministerio para elaborar un protocolo de intercambio de datos que permita que los perceptores de la renta de inclusión gallega que así lo deseen puedan acogerse al IMV «con todas as garantías legais e respectando todos os dereitos destas persoas».

Recuerdan en el departamento autonómico que el decreto que regula el ingreso mínimo «fixa o horizonte do 31 de decembro para recoñecer a prestación a aquelas persoas beneficiarias dalgunha das distintas rendas de inserción ou básicas establecidas polas comunidades autónomas».

Otra de las utilidades de ese intercambio de información, además del reconocimiento automático, será el control para evitar que una misma persona perciba simultáneamente ambas prestaciones, algo que está permitido en el caso del IMV pero que la ley gallega prohíbe para la risga, que solo se puede cobrar si no existe ningún otro ingreso.

Aunque la Xunta reclama desde antes de la apertura de solicitudes la cesión de la gestión del ingreso mínimo vital, como se ha hecho en el País Vasco y Navarra, el Gobierno aplaza la transferencia al menos hasta el año que viene, argumentando que primero debe garantizarse un rápido reconocimiento de la ayuda al mayor número de familias posible.

«Lo único que pone es un teléfono para llamar»

David García

La apertura del plazo de solicitud del ingreso mínimo vital (IMV) era un momento esperado por muchos coruñeses en situación de vulnerabilidad, que acudieron ayer a las oficinas del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) a presentar sus peticiones. Se llevaron una desagradable sorpresa: estaban cerradas.

«Pensé que podría hacer aquí la solicitud, pero está cerrado y lo único que pone es un teléfono para llamar, así que no queda otra», explicaba con resignación a las puertas de la oficina de San Pedro de Mezonzo, en A Coruña, José Manuel Pena, cerca de la jubilación y sin trabajo desde hace un año tras su último empleo como guardia de seguridad.

Una ayuda que para él sería «muy importante» pero sobre la que, como les ocurre a muchos de los que muestran interés, no conoce mucho acerca de su funcionamiento. «No tenía nada de información», apunta.

José Manuel está cobrando actualmente una prestación por desempleo, pero otros ciudadanos que se acercaban a esta oficina del INSS llevan meses sin que entre ningún ingreso en sus hogares, una carencia de rentas que, en mucho casos, viene provocada por la pandemia.

«No tengo ni dinero ni trabajo, hasta hace tres meses cuidaba a una persona mayor, pero murió y desde entonces en casa no tenemos ningún ingreso», explica Nene Diop, que nació en Senegal y lleva 15 años en A Coruña, donde vive con su hermana y uno de sus tres hijos. «Espero que me den el ingreso mínimo vital, porque sería una ayuda muy importante para mi familia», añade.

En una situación similar se encuentra Luisa María Lorenzo, con dos hijos a su cargo y sin trabajo ni ninguna ayuda actualmente. Empleada del hogar, destaca que «sería muy importante que me concedan la renta mínima porque desde marzo no tengo ningún ingreso» y expone que encontrar un puesto de trabajo en las circunstancias actuales «es muy complicado».

Muchos de los que intentan solicitar el IMV tienen dudas sobre si cumplen los requisitos para que se lo concedan, pero también hay otras incógnitas en torno a esta ayuda que se acaba de poner en marcha. «A ver cuánto tardan en arreglarlo, si es como todas las ayudas vamos mal. Así que a ver, primero si me la conceden, y luego cuánto tardan en pagar», asegura Mario José Balsa.

En su caso, indica que esta prestación le serviría para pagar la habitación en la que reside y «vivir al día». Mario José trabajaba hasta hace un mes y medio como repartidor y con la irrupción del covid-19 «y luego me despidieron». «Venía a informarme para ver si lo puedo solicitar, no sé muy bien cuánto dinero es», decía a las puertas de la oficina de la Seguridad Social.