Botín dice que no recibió presiones de De Guindos y Linde para comprar el Popular
ECONOMÍA
La presidenta del Banco Santander declaró como testigo ante la Audiencia Nacional en la causa contra Ángel Ron y Emilio Saracho
08 oct 2020 . Actualizado a las 19:48 h.La presidenta del Santander, Ana Botín, ha asegurado este jueves en la Audiencia Nacional que el entonces ministro de Economía, Luis de Guindos, y el gobernador del Banco de España, Luis Linde, le hicieron llegar su «preocupación» por el Popular poco antes de su resolución, en el 2017, aunque ha negado que estos la presionaran para que acabara comprando el banco.
Botín, que estaba citada a las nueve de esta mañana, ha llegado a la sede judicial para declarar como testigo en el marco de la causa que investiga a los dos últimos equipos gestores del Banco Popular, incluidos sus expresidentes Ángel Ron y Emilio Saracho.
Según han indicado a Efe fuentes jurídicas, Botín ha explicado que mantuvo una relación «mínima» con sus homólogos del Popular, entidad con la que se hizo el Santander al precio simbólico de un euro tras su resolución por parte de la Junta Única de Resolución (JUR), en junio del 2017. Con Ron y Saracho solo tuvo contacto «dos veces con cada uno» y siempre por motivos profesionales. Asimismo, ha dicho que se enteró del relevo al frente de la entidad de Ron a través de la prensa.
A preguntas del juez, Botín ha asegurado que recibió llamadas tanto del entonces ministro de Economía, Luis de Guindos, como del gobernador del Banco de España, Luis María Linde, en las que ambos le mostraron su preocupación por el estado del Popular, una sensación que compartía el mercado. No obstante, ha aclarado, ni el organismo regulador ni Economía la presionaron «en absoluto».
Botín ha admitido que su banco recibió en mayo una invitación para acudir al proceso de venta privada del Popular; en él, ha indicado, pudieron intervenir Rodrigo Echenique, presidente de Santander España en esa época, y sus equipos, aunque ella nunca tuvo ningún contacto con él en este trámite.
Tras estudiar el proceso de venta, el Santander concluyó que «había un deterioro de confianza en el Popular», una circunstancia que, entendieron, supondría tener que hacer reservas.
Aún así, ha insistido en que hasta donde sabe, el banco cumplía con todos los requisitos regulatorios y era solvente, si bien arrastraba un problema de liquidez. De hecho, ha relatado, aunque estaba por debajo de la media de provisiones del mercado, se mantenía dentro del marco fijado por la normativa.
A raíz de este estudio, el Santander no llegó a presentar entonces una oferta, y es que, en opinión de Botín, la compra no era posible en mayopor las condiciones de mercado.