La exconselleira consejera de Euskaltel y directiva de Greenalia se propone defender con uñas y dientes la galleguidad de la cablera
18 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Beatriz Mato (Baracaldo, 1965) fue conselleira de Medio Ambiente, de Benestar y casi logra ser alcaldesa de A Coruña. Pero en diciembre dijo adiós a su carrera política para volar hacia la empresa privada, en la que no tardó en aterrizar. Desde febrero es directora de sostenibilidad y desarrollo corporativo en la empresa gallega de energías renovables Greenalia y desde septiembre, consejera independiente de Euskaltel.
-Cuando fichó por Greenalia, seguro que imaginó que le lloverían las críticas y las acusaciones de puertas giratorias.
-Era absolutamente predecible, pero tengo la conciencia bien tranquila, no he hecho nada malo, nada ilegal. Los que critican ese paso flaco favor hacen estigmatizando una actividad como la política. Tengo una formación como ingeniero industrial, con experiencia anterior en la empresa privada y en la Administración, algo que han valorado Greenalia y Euskaltel. Y eso es lo que debería tenerse en cuenta.
-Es la primera persona gallega que entra en el consejo de administración de Euskaltel, ¿hay peligro de que R acabe diluida en el grupo y desaparezca?
-Todo lo contrario. Precisamente, uno de los grandes aciertos de Euskaltel fue preservar la marca R, que tiene su propio proyecto de expansión en Galicia y su servicio de atención al cliente en gallego. El grupo quiere seguir creciendo, también en Galicia, y eso que tiene un índice de penetración altísimo, de un 40 %, pero es bueno tener esa ambición. En parte, mi fichaje lanza el mensaje de que quieren mantener el arraigo y crecer en Galicia. Es cierto que cada dos por tres aparecen noticias sobre alianzas entre los distintos operadores. Es un runrún que ahí está, pero la fortuna que tiene R es que tiene una estrategia propia de crecimiento y expansión, con la que pretende decirle al resto de operadores ‘ojo que estoy yendo muy en serio', pero para ser todavía más fuerte y más grande. Es un mensaje claro al mercado: no venimos a dejarnos comer por nadie, sino todo lo contrario. R es el buque insignia de este grupo, ya solo por veteranía.
-¿Cuál es su función en Euskaltel?
-Fue la primera vez que pasé un proceso de selección para entrar en un consejo. Me entrevistaron unas ocho personas, y todas me decían que querían que R siguiera creciendo y valoraban mi perfil como mujer preparada en carrera técnica y cómo mi arraigo en la comunidad podía ayudar en esa expansión. Voy a participar en la estrategia de la empresa.
-¿Cuál va a ser esa estrategia?
-Primero, cuidar a nuestros clientes, que se sientan queridos y arropados, y lo siguiente, expandirnos y seguir ganando cuota en Galicia. Y estar en todas las comunidades con la marca Virgin, muy reconocida por la juventud. La verdad es que cuando te comentan ese proyecto de expansión, que vas a formar parte de un consejo de administración de una cotizada que no tiene sede en Madrid, que te permite mantener el arraigo en tu propia comunidad, y con una marca como Virgin, dices, este es un buen proyecto.
-Será una especie de correa de transmisión entre R y Galicia con el consejo.
-Si el consejo tiene ojos y oídos en Galicia, muchísimo mejor, pero tampoco son solo los míos. Aquí sigue manteniendo prácticamente toda la plantilla de R y tenemos a dos altos directivos del grupo que siguen estando aquí y que también son los ojos y los oídos. Cuanto más acento gallego le dé al consejo mejor, que por cierto me dicen que tengo mucho. También soy una especie de representación institucional en Galicia.
-En los últimos años las quejas de los clientes por el servicio de R son constantes. Sobre todo después de la integración en el grupo Euskaltel.
-Todo se puede mejorar y seguro que algún cliente se ha sentido perjudicado alguna vez. Mantener el arraigo en el territorio y la marca es esencial, R sigue siendo gallega, pero no cabe duda de que cuando haces una integración donde había equis proveedores, quedan algunos menos. Pero eso garantiza mayor eficacia, que va a permitir crecer al grupo y a R para dar mejores servicios y llegar a más gente. Que lo podemos hacer mejor, seguro.
-¿Qué cree que puede aportar a estas empresas tan diferentes?
-En Greenalia estoy enfocada hacia la fundación que se va a crear, con la que tratará de compensar a la sociedad y a los ayuntamientos. Tengo una experiencia en el ámbito social (fui siete años conselleira de Política Social) para detectar las necesidades de las asociaciones, ayuntamientos y las oenegés. Además, como ingeniera industrial conozco el idioma de la energía, claro. Greenalia es 100 % gallega, está muy comprometida con el territorio, tiene parques eólicos, la mayor planta de biomasa de España, y maneja un proyecto potentísimo de eólica marina en Canarias. Estamos valorando presentar proyectos a los fondos europeos para potenciar la transición energética, pero es que aún no se saben los criterios, el Gobierno no ha dado una sola pista sobre cómo vamos a usar esos fondos. Me preocupa. En Euskaltel no me ocupo del día a día como en Greenalia, sí a contribuir a que la estrategia de expansión vaya adelante.
-¿Euskaltel busca con usted influencia política en Galicia?
-Para nada me mencionaron ninguna Administración.
«Cuando salto al terreno de juego es para darlo todo»
La exconselleira del PP asegura que dejar la política fue una decisión dura, pero de la que no se arrepiente.
-Hace diez meses anunció entre lágrimas que abandonaba la política, ¿se ha arrepentido de aquella decisión?
-Me emocioné, sí, pero yo creo que es normal cuando uno decide cerrar una etapa de su vida tan intensa, pero fue una decisión muy meditada, tomada en familia meses antes.
-¿Lo dejó porque no consiguió ser alcaldesa?
-Cuando salto al terreno de juego es para darlo todo, y lo di todo por la ciudad de A Coruña. Para nosotros fue un varapalo ganar las elecciones y no poder gobernar, pero sabíamos que podía ocurrir, claro. A partir de ahí y durante un tiempo, sobre todo durante el verano, dediqué muchas horas a meditar la edad que tenía, las fuerzas con las que me encontraba, porque A Coruña necesita toda tu pasión y todo tu tiempo, y para eso necesitas ser muy fuerte, y creí que había otras personas con más ganas que yo después de pasar más de diez años trabajando por los coruñeses y por los gallegos.
-Cuando anunció que dejaba la política ¿ya tenía trabajo en Greenalia?
-No, no, no, que va. Es tremendamente ilusionante cuando te llaman para participar en política y entrar en el Gobierno, pero la decisión de dejarlo da mucho vértigo. Necesitas no tener miedo al precipicio al que te vas a enfrentar. Luego, de la misma manera que me llamaron por teléfono para ofrecerme entrar en política, me llamó una excompañera y amiga y apareció la oportunidad de Greenalia. No los conocía de nada.