Textiles y automóviles gallegos eluden el castigo arancelario del «brexit»
ECONOMÍA
Salvarán unos 120 millones de euros en sus exportaciones al Reino Unido
26 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Con una pandemia que ya va camino de los 10 meses, cancelaciones masivas de reuniones navideñas y con el desasosiego del brexit llamando a la puerta, cualquiera habría pensado que el guion del 2020 lo escribió Tim Burton. Como en su entrañable película Pesadilla antes de Navidad, uno de los protagonistas -el primer ministro Boris Johnson- se coló el jueves en las casas de los británicos para dejarles un «regalo» en sus chimeneas: un acuerdo comercial con la Unión Europea. Un acuerdo cojo, eso sí, hecho tarde y mal, a solo siete días de la desconexión definitiva tras cuatro años y medio dando bandazos. Tanto es así que no dará tiempo a ratificarlo antes de fin de año. ¿Significa eso que se paralizará la actividad económica? No. Para tranquilidad de empresas y trabajadores, se ha solicitado su aplicación temporal durante dos meses. «Un no acuerdo habría sido otro golpe en los dientes para las empresas que aún están absorbiendo el impacto del covid. Estamos aliviados de que, al final, se haya alcanzado un acuerdo y la razón económica haya prevalecido», asegura el presidente de la Asociación de Cámaras de Comercio e Industria Europeas (Eurochambres), Christoph Leitl. Claro que, hay muchas cosas que van a cambiar.
El Reino Unido ya no estará en el mercado único ni la unión aduanera así que se levantarán nuevos controles fronterizos a partir del día 1 de enero. Se acabó la libre circulación de mercancías y servicios. Quien quiera importar o exportar productos a la isla deberá solicitar permisos y cumplir con las normativas allí donde opere, a un lado u otro del Canal de la Mancha. De algún modo, será como retroceder en el tiempo y recuperar el papeleo, las autorizaciones, los pasaportes y las licencias.
La nota positiva del acuerdo tiene que ver con los aranceles, o más bien con su ausencia. Sectores tractores de la economía gallega -y los más expuestos a un brexit duro- como son el textil [facturó 494,2 millones de euros en el 2019 solo en exportaciones al Reino Unido] o el del automóvil [511,7 millones], se ahorrarán alrededor de 120 millones de euros anuales -tomando como referencia cifras del 2019- que se corresponderían con el encarecimiento de las exportaciones en un 12 % y un 10 % respectivamente según las tasas que habría impuesto el Gobierno británico a las mercancías textiles y los vehículos procedentes de la UE. No habrá tampoco cuotas de entrada y salida de bienes, así que empresas como Inditex -exporta el 10 % al Reino Unido, donde tiene más de un centenar de tiendas- o PSA -responsable del 81 % de las exportaciones de la provincia de Pontevedra a ese país- podrán seguir cargando tantos camiones y barcos como quieran con destino al Reino Unido, donde ya tienen grandes volúmenes de bienes almacenados en previsión de un brexit duro.
Riesgos
También respiran tranquilos los pizarreros de Valdeorras, las madereras, productores de vino Albariño, las empresas conserveras o la refinería de Repsol (A Coruña), de donde sale el combustible que exporta Galicia a la isla. No tendrán que pagar peajes de entrada que, en el caso de las conservas, podían haber ascendido al 40 % de su valor. La balanza comercial gallega, que hasta ahora arrojaba un saldo positivo de unos 1.000 millones de euros anuales -la segunda más alta de entre todas las comunidades autónomas-seguirá estando protegida de las garras del Gobierno británico. Al menos, de momento. Porque los dos bloques se reservan el derecho de aplicar sanciones o medidas proteccionistas si no se cumplen las reglas en materia de ayudas de Estado, subsidios y competencia, terrenos resbaladizos para ambos. También hay otro factor que puede echar al traste este balón de oxígeno que traerá el acuerdo de libre comercio: la libra. Si la divisa de los británicos se deprecia demasiado a causa del impacto económico o por decisiones deliberadas, las exportaciones gallegas (en euros) se encarecerían y podrían perder competitividad en favor de las de países como Chile o Marruecos.
Pero no solo de exportaciones al Reino Unido vive Galicia. Las importaciones, en el caso del sector del automóvil, también son esenciales para no sufrir interrupciones en la cadena de suministro y fabricación.
El coste oculto: más papeleo, más controles y más pérdidas por los retrasos en frontera
Casi 3 millones de vehículos valorados en 54.000 millones fluyen a un lado y otro del Canal de la Mancha cada año. El flujo de componentes y piezas representa casi 14.000 millones de euros anuales, según datos de ACEA recogidos por Efe. Y esto es solo una gota de todo el negocio en juego. Aunque las pérdidas masivas se han evitado, habrá costes inevitables que la industria deberá asumir en forma de burocracia y carga regulatoria. Son barreras difíciles de cuantificar, más que los aranceles, pero son también dañinas. Especialmente para las pymes. Muchas pequeñas empresas exportadoras necesitarán incurrir en gastos adicionales para buscar asesoramiento. «El brexit va a costar dinero a la economía europea porque habrá nuevos procedimientos, requisitos y nuevos obstáculos para comerciar entre el Reino Unido y la UE», advierte el director de Eurochambres, Ben Butter. El papeleo y el tiempo invertido en las colas de los controles aduaneros también es dinero perdido.
Servicios financieros
Los servicios financieros, el pilar sobre el que se asienta la City londinense, ha quedado fuera del acuerdo comercial. Un banco o entidad de un país tercero con base en Londres perderá su pasaporte a la UE el 1 de enero, así que deberá abrir un cuartel en otro país del bloque para seguir operando en el mercado único, además de respetar sus normas y supervisión.
El acuerdo también abre oportunidades para bancos españoles con presencia en el Reino Unido, como el Sabadell, que tenía previsto dehacerse de su filial británica, el TSB, en el 2021. Aunque la entidad acumulaba pérdidas de unos 155 millones al cierre del tercer trimestre, la perspectiva de un acuerdo comercial podría facilitar el proceso de venta, tan necesario tras la fallida fusión con el BBVA.