Aunque se obvie el debate de la austeridad, no hay posibilidad de quita en la abultada deuda pública
15 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.La generación que nació con la burbuja del 2008 está viendo cómo su país le carga cada año más deuda a la que tendrán que hacer frente el resto de sus vidas. El Estado incrementa sus compromisos con bancos, inversores y, sobre todo, el Banco Central Europeo (BCE) en forma de deuda, para sufragar los gastos extraordinarios del coronavirus. España debe 1,3 billones de euros, más de la riqueza que produce en un año.
Esa factura no ha parado de aumentar en los últimos meses como respuesta a la pandemia. El problema es que no hay visos de que la Administración quiera enjugarla. No ya ahora, cuando es necesaria la protección social; tampoco lo hizo en la recuperación tras la anterior crisis.
Como ese importe sube como la espuma en todos los Estados de la UE -también en otras áreas, como EE.UU. y Japón-, un grupo de economistas y políticos plantearon hace unos días la posibilidad de que el BCE perdone la deuda que tiene de los países de la eurozona, a los que lleva ocho años regando con miles de millones. En el caso de España, el pasivo con el BCE rebasa los 385.000 millones. Entre los firmantes del manifiesto están el economista Thomas Piketty; el secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez, o la presidenta del PSOE, Cristina Narbona.
Piden la condonación para que cada Gobierno disponga de margen para invertir en la recuperación. La propuesta es parecida a la que en el 2015 hizo el entonces ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis, sin éxito. Y las instituciones repiten otra vez su negativa, de modo que habrá que convivir con esa ingente masa de deuda durante años, muchos años.
Los expertos destacan que, aunque con los actuales tipos bajos, su peso no es un problema, lo será si suben. Advierten de que sería irresponsable cerrar los ojos al hecho de que el covid está llevando el endeudamiento a niveles próximos a lo insostenible, por lo que se impone pensar en cómo embridarlo. Solo hay dos opciones: vía crecimiento de la economía (al bajar la deuda sobre el PIB) o reduciendo el déficit público. En cualquier caso, hacer reformas será imprescindible para que lleguen los fondos europeos y la posibilidad de quitas no se contempla. Sería un círculo vicioso que no beneficiaría a nadie, ya que la condonación disminuiría el capital del BCE, que tendría que ser repuesto por los Estados, a los que se les había perdonado.