Galicia duplica en cinco meses sus instalaciones de autoconsumo eléctrico

La Voz REDACCIÓN / AGENCIAS

ECONOMÍA

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Los expertos alertan de que «no siempre son rentables» y atribuyen su éxito a la necesidad de ahorro y las subvenciones desplegadas

03 abr 2021 . Actualizado a las 16:04 h.

El mercado de las instalaciones de autoconsumo eléctrico (paneles fotovoltaicos) se ha disparado en Galicia en los últimos meses. El número de instalaciones registradas se ha duplicado en menos de medio año, aunque los expertos alertan de que no todas son rentables, especialmente en el caso de los particulares, y de que «falta información» y «pedagogía» sobre este tipo de infraestructuras.

El Registro de Autoconsumo de Galicia, puesto en marcha en marzo de 2020, cuenta actualmente con unas 866 instalaciones, con capacidad para generar algo más de 83,5 megavatios. En septiembre del año pasado, las instalaciones registradas eran 449, un número que prácticamente se duplicó desde entonces.

Por provincias, Pontevedra es la que cuenta con mayor número de instalaciones, 325, que suman una potencia de 44 megavatios; seguida por A Coruña, con 311 instalaciones que suman 36,6 megavatios. En la provincia de Lugo hay registradas 150 instalaciones, con 1,7 megavatios; y en la provincia de Ourense hay otras 80 instalaciones, con algo más de un megavatio.

Las cifras no reflejan la totalidad de las instalaciones existentes. Algunas están todavía en trámite de registro y otras muchas están pendientes de la resolución de subvenciones para su puesta en marcha. El creciente interés por parte de empresas y particulares por este tipo de infraestructuras y por el ahorro que pueden reportar se refleja en la gran demanda de subvenciones para financiarlas. De hecho, la Administración ha agotado las ayudas previstas en presupuestos este año para este ámbito, con la concesión de 494 subvenciones.

En el año 2020, la Consellería de Economía, Empresa e Innovación destinó 8,5 millones a 954 ayudas para el autoconsumo. Algo más de 2 millones de esa partida fueron a parar a 514 particulares. Hasta 4,4 millones en 260 ayudas para entidades sin ánimo de lucro, administraciones locales, empresas y autónomos. Los otros 2 millones de euros se desembolsaron en 180 proyectos enmarcados en ayudas al sector agrícola. 

Algunos expertos sostienen que la creciente demanda tiene mucho que ver con las ayudas públicas para las instalaciones de autoconsumo y, en muchos casos, la expectativa sobre los ahorros energéticos no se cumple, especialmente en el caso de los domicilios. Óscar Nogueira, de la empresa Galivoltaica y portavoz del Cluster Gallego de Autoconsumo, ha explicado a Europa Press que en Galicia han crecido de forma exponencial las instalaciones de autoconsumo, al mismo tiempo que las solicitudes de ayudas públicas y el número de empresas instaladoras.

No siempre se ahorra

Según ha señalado, aunque hay muchos factores que explican este aumento de demanda, entre ellos la «conciencia ecológica» o la necesidad de «ahorro» en un mercado de precios al alza, también ha incidido en que lo que más pesa son las ayudas: «Hay muchísimo interés, sin embargo, falta información. La gente no es consciente de que no todo el mundo puede ahorrar con la instalación de paneles fotovoltaicos», ha precisado. Al respecto, ha señalado que, si una persona no está en su casa en las horas centrales del día y concentra su consumo a primera hora y a última hora, difícilmente podrá obtener rentabilidad de una instalación fotovoltaica que genera la energía precisamente en el período en el que no se está consumiendo.

«La gente cree que ahorrará mucho. Está siendo bombardeada continuamente por publicidad, incluso de las grandes eléctricas, sobre las bondades de los paneles solares. Esto ha coincidido con picos en el precio de la electricidad y con las ayudas. Se ha creado el cóctel perfecto», apunta Nogueira. Y, claro, con el tiempo muchos se sienten decepcionados: «Hay mucho interés pero también mucho desconocimiento». Esta situación podría agravarse en los próximos meses, con un previsible aumento del recibo de la luz a partir de junio.

El presidente de la organización de consumidores Facua en Galicia, Víctor Muñoz, señala que, como en cualquier suministro eléctrico, debe haber «un estudio personalizado» sobre el consumo y, sobre todo, «información, información y más información». Además, en Galicia, a diferencia de otras comunidades, hay un gran número de poblaciones y viviendas bien aisladas, por lo que cabría plantearse si sería interesante apostar por el autoconsumo.

El profesor del departamento de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Vigo, Eloy Díaz, explica que a diferencia de otros países, en España la «cuenta» de la tarifa eléctrica se hace «cada hora». Eso supone que, si un domicilio consume la energía fotovoltaica que genera a cada hora, no pagará electricidad. Pero si la genera de día y la consume de noche, toda la energía generada en horas diurnas «es como si se hubiera regalado». «Solo se ahorra lo que se consume en el momento en que se genera», sostiene. De ese modo, las viviendas con instalaciones en las que no hay consumo en las horas centrales del día, «nunca» amortizarán la infraestructura.

Una de las alternativas que tendría un consumidor sería la instalación de una batería en su casa, de manera que pudiera almacenar la energía generada para consumirla cuando se necesite. No obstante, estas baterías -de litio normalmente- son muy caras y su vida útil es inferior a la de los propios paneles solares.

Uso en la industria

Con todo, el profesor de la Universidad de Vigo, Camilo Carrillo puntualiza que las instalaciones de autoconsumo sí pueden ser una vía de ahorro y eficiencia energética en el sector industrial o en otros ámbitos, donde el consumo eléctrico está acompasado con la generación de energía, de modo que las infraestructuras «se amortizan rápido». «El cliente doméstico puede caer en la decepción, pero las industrias hacen bien sus cuentas», indica. El sector secundario debería ser el «cliente natural» de este tipo de instalaciones. Aunque la actual coyuntura de crisis económica puede frenar las inversiones, esta alternativa de autogeneración energética se extenderá en cuanto las empresas «se atrevan» a gastar en esas instalaciones.