Barreras, Metalships y nuevo Vulcano, tres grandes astilleros en calma chicha
ECONOMÍA
Afrontan el 2021 con las plantillas casi paradas y la cartera de pedidos a cero
18 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Calma chicha en tres de los mayores astilleros privados de Galicia. Es una calma tensa, por momentos incluso resulta hasta angustiosa, como si la quietud fuera a dar paso en cualquier momento al estallido de una auténtica tormenta.
Hace ya un mes que los diques de Barreras se quedaron vacíos, y lo único que se mueve en el astillero son los camiones cargados de materiales que salen de los almacenes con dirección a Astander, el astillero santanderino en donde se encuentra amarrado el crucero de The Ritz Carlton Yacht Collection. Es el único barco en cartera que tiene Barreras y todo apunta a que ya no regresará a Vigo para el remate de su construcción. Según su presidente, Douglas Prothero, Barreras negocia «con varias entidades» para ampliar sus líneas de negocio hacia la energía renovable, incluyendo proyectos dentro del sector eólico. Pero mientras el astillero rescinde los contratos a los eventuales y manda a las instalaciones de Astander a algunos de los empleados, la única carga de trabajo que tiene a la vista es el desguace de los cascos de los dos cruceros frustrados que comenzó a construir en el año 2019 para la naviera noruega Havila, que acabó adjudicando ambos buques al astillero turco Tersan.
La situación que atraviesa Metalships no es tan crítica. Aunque sus diques se quedarán vacíos a finales del mes de junio, cuando partirá rumbo a su primera ruta inaugural (sale el 24 de julio desde Lisboa) el espectacular crucero de vela Sea Cloud. La nueva dirección del astillero reunió esta semana al comité de empresa para avanzar la estrategia a seguir hasta la entrada de nuevas construcciones de acero, que pasa por la actividad de reparaciones y de nuevas construcciones de poliéster desviadas Polyships, la otra filial del grupo. Paralelamente, fuentes del sector aseguran que las instalaciones, adquiridas en el 2015 por China Sonangol, y recuperadas en el 2018 por el grupo matriz que preside Manuel Rodríguez, se encontrarían de nuevo a la venta.
Incierto es también el futuro de astilleros San Enrique, el antiguo Vulcano, que ha perdido dos contratos de reparación naval que darían carga de trabajo a la factoría de Vigo al menos hasta final de año. La pérdida de estos dos contratos se produce después de que una sentencia del Tribunal de Conflictos Jurisdiccionales haya dejado en manos del Puerto de Vigo la potestad sobre la concesión de los terrenos. Según la sentencia, la concesión está extinguida y no pudo ser vendida en el proceso de subasta que ganó Marina Meridional, su nuevo propietario. Mientras el puerto decide sobre este asunto, las expectativas de trabajo del astillero se quedan en el aire, al igual que su futuro como constructor naval.
Las tensiones de tesorería para afrontar con solvencia nuevos proyectos, sumado a las dificultades de acceso a la financiación que arrastra el sector naval, dificultan la situación de los astilleros privados. Todo esto acontece, además, en un escenario especialmente adverso para el sector de la construcción naval.
Crisis mundial de pedidos
La pandemia lleva ya más de un año generando una crisis mundial de pedidos de nuevos buques, que ha afectado especialmente a los barcos de pasaje (ferris y cruceros). Pero la incertidumbre económica está provocando también que proyectos que estaban en marcha por parte de los gobiernos (oceanográficos, fragatas o patrulleras) se hayan pospuesto, a la espera de que la situación económica y sanitaria sea más favorable a partir de este segundo semestre del 2021.
El repliegue inversor ha impactado de lleno en la cartera de pedidos. En España, el año del covid-19 se salda con 18 nuevos buques encargados, una cifra un 50 % más baja que en el 2019, y un total de 44 buques en cartera, según el informe sectorial del Ministerio de Industria elaborado a enero del 2021.
Este boletín periódico de la actividad de construcción naval en España, constata un retroceso de la actividad en los astilleros de la comunidad gallega, que solo cerraron tres nuevos contratos en el 2020, y en total tienen en cartera 16 unidades.