El ajuste supone prescindir del 16,3 % de la plantilla y cerrar 530 oficinas
22 abr 2021 . Actualizado a las 20:27 h.Semana horribilis para el sector financiero español, a cuyo empleo vuelven las vacas flacas. Si el martes fue Caixabank quien anunció que despedirá a más de 8.000 trabajadores y cerrará una cuarta parte de su red, este jueves el BBVA —la tercera entidad del país— desveló la magnitud del ajuste que planea: casi 4.000 empleados (3.789 concretamente) y 530 oficinas, lo que se traduce en el 16,3 % de la plantilla y el 21,3 % de su red.
Galicia, aunque será de las comunidades menos afectadas (Cataluña y Madrid concentran el mayor golpe), también sufrirá el impacto del expediente de regulación de empleo (ERE) que el banco ha comenzado a negociar con los sindicatos. El plan es prescindir de 111 trabajadores de las red de oficinas gallegas (clausurarán 59), de los que 66 estarían en la provincia de A Coruña, otros 26 en la de Pontevedra, 10 en la de Ourense y nueve en la de Lugo, como detalla el gráfico adjunto, con el impacto en todo el país.
La dirección del banco y los sindicatos se reunieron el viernes de la semana pasada, pero no fue hasta ayer cuando se pusieron los números sobre la mesa. La entidad justifica la necesidad de adelgazar la plantilla en motivos productivos y organizativos derivados del imparable proceso de transformación digital. Un dato que evidencia la profundidad del cambio de hábitos de los clientes es que las transacciones digitales en España se incrementaron un 87 % en los dos últimos años, mientras que las realizadas en las oficinas cayeron casi un 50 %.
Por ello, el banco defiende que solo redimensionando red y plantilla podrá ganar eficiencia y rentabilidad en un entorno difícil para el negocio financiero. De hecho, el presidente, Carlos Torres, sostuvo el martes, durante la junta general de accionistas, que el ERE era necesario para «garantizar la viabilidad futura» del banco.
El ajuste planteado excede el volumen que esperaban los sindicatos, de en torno a 3.000 de los 23.000 trabajadores del banco en España.
Se concentrará en oficinas y servicios centrales, pero no afectará a otras áreas de la entidad, como seguros o valores. En concreto, según se detalla en el avance del informe técnico presentado ayer a los sindicatos por la dirección, de los 3.798 trabajadores afectados, la red de oficinas encajará la mayor parte de las bajas (3.025), mientras que los otros 773 restantes corresponden a los servicios centrales.
Un ajuste «obsceno»
El banco ha asegurado que aborda el proceso «con actidud dialogante» para «minimizar el impacto en el empleo». Sin embargo, la primera reacción de los sindicatos fue airada. De hecho, aprovechando la presentación del Primero de Mayo, los secretarios generales de CC.OO. y UGT, Unai Sordo y Pepe Álvarez, calificaron de «obscenidad» los despidos.
Calviño reclama limites al sueldo de los banqueros y «alternativas» a los despidos
En un momento delicado para el empleo por el impacto de la crisis sanitaria, la sangría que se avecina en el sector financiero ha hecho reaccionar al Gobierno, que ha salido en tromba a censurar los despidos que planea la banca. La primera y más contundente fue la vicepresidenta segunda y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, a la que ayer se le sumaron sus homólogos de Trabajo y de Seguridad Social, Yolanda Díaz y José Luis Escrivá.
Calviño ya criticó con dureza el miércoles el ERE anunciado por Caixabank, poniendo, además, el foco en los abultados sueldos y bonus que cobraban los directivos de las entidades financieras. Ayer endureció su mensaje, calificándolos de «inaceptables». En un encuentro con periodistas internacionales indicó que los salarios y las bonificaciones de los ejecutivos bancarios debían estar «alineados con la evolución de la industria y la economía en su conjunto», y que era una «preocupación» que el Ejecutivo ya había trasladado a las entidades y al Banco de España.
La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, también censuró los ERE afirmando que «no son tiempos» para «planteamientos» como los despidos anunciados: «Todo el mundo debe remar en una única dirección». En similares términos se pronunció el titular de Seguridad Social, José Luis Escrivá, enfatizando que las entidades deberían tener en cuenta las ayudas públicas recibidas antes de anunciar despidos, por lo que defendió que buscaran alternativas más flexibles.