Un Primero de Mayo para saldar deudas con la clase trabajadora tras la pandemia

La Voz REDACCIÓN

ECONOMÍA

Los sindicatos reclaman derogar la reforma laboral, subir el salario mínimo y poner coto al «cáncer» de la temporalidad

01 may 2021 . Actualizado a las 18:54 h.

España tiene «una deuda con su clase trabajadora». Fue el mensaje que lanzó este sábado 1 de mayo el secretario general de Comisiones Obreras (CC.OO.), Unai Sordo, durante las celebraciones del Día Internacional de los Trabajadores, el primero que se celebra en las calles desde que estalló la pandemia. A pesar de que la incidencia del covid sigue siendo alta, incluso más que cuando se impusieron restricciones de aforo a las del pasado 8-M, el deseo de rendir homenaje a los trabajadores que desde los hospitales, los supermercados, los comercios o las oficinas mantuvieron con vida al país durante los peores momentos de la pandemia motivó a miles de personas a salir a las calles de 70 ciudades españolas: «Sacaron adelante el país», reivindicó Sordo. Un recordatorio para quienes, desde el Gobierno, deberán cumplir en los próximos meses con las promesas que hicieron: derogar la reforma laboral, subir el salario mínimo interprofesional (SMI) y dar portazo a las políticas de austeridad de la última crisis. «Ahora toca cumplir. Un país en deuda con su gente trabajadora», reza el lema de este Primero de Mayo. El mensaje interpela directamente a algunos de los siete ministros que se sumaron a las movilizaciones: la vicepresidenta primera y ministra de Presidencia, Carmen Calvo; la vicepresidenta tercera y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz; el ministro de Transportes, José Luis Ábalos; la de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto; el ministro de Cultura y Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes; la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, y la ministra de Igualdad, Irene Montero. «Consideramos injustificable la negativa del Gobierno a subir el salario mínimo, que afecta a las personas más vulnerables, muchas de ellas trabajadoras de sectores esenciales», han apostillado los sindicatos. Díaz no quiso entrar en materia, señalando que hoy es un día para celebrar: «El protagonismo lo tienen los trabajadores y sus representantes sindicales», ha dicho.

España está a las puertas de la reactivación económica. El ritmo de vacunación hace albergar la esperanza de una vuelta gradual a la normalidad, por eso los sindicatos han reclamado que no se vuelva a cargar el peso de la crisis y la recuperación sobre los hombros de los trabajadores: «No se puede afrontar con las mismas reformas que empobrecieron a España, que crearon desigualdad y exclusión social», exclamó Sordo, antes de subrayar que la única «vacuna» que puede frenar a la ultraderecha en el país, es pactar un nuevo contrato social que garantice el fin de la precariedad, no solo en los salarios, también en los contratos. España lidera en la UE la tasa de temporalidad en el mercado laboral (24,3 % frente al 13,5 % de la media europea). Un «cáncer», según el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, que hace que «miles de personas renueven cada mes su contrato» de forma que las empresas «siguen abusando de ellos».

Empleados en ERTE, autónomos parados, trabajadores públicos encadenando contratos y la mano de obra invisible incapaz de salir de la economía sumergida pueblan todavía buena parte del paisaje laboral español más de un año después del estallido de la pandemia. El Gobierno español quiere retirar de forma progresiva las redes de apoyo público, pero la situación es muy delicada. No solo por la naturaleza de la crisis, que impide reincorporar a muchos trabajadores a sus puestos en sectores como el turismo, la hostelería o el ocio. También por el proceso de transición en el que se ha embarcado la economía y que culminará a lo largo de este década. Esa reconversión se acometerá con la reforma laboral del PP todavía vigente. Álvarez ha instado a derogarla en su totalidad, no es en sus «partes más lesivas», como había sugerido algún miembro del Ejecutivo, porque que está siendo utilizada por el sector financiero para ejecutar una cascada de despidos, a pesar de haber recibido ayudas públicas. Por eso el líder de UGT aboga por «volver a causalizar el despido colectivo».

También han celebrado la oportunidad histórica que se le abre a España con la llegada de las ayudas europeas del fondo de recuperación Next Generation EU. «Europa no pide nuevos recortes», recordó Álvarez antes de exigir un «sistema impositivo más justo» en las antípodas de lo que ha defendido durante la campaña electoral la candidata del PP en la comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso

Trabajadores gallegos del metal: «Traidores»

Las marchas convocadas por CC.OO., UGT y CIG han transcurrido por las arterias de las principales ciudades gallegas. En Vigo, la más multitudinaria, se vivieron momentos de tensión después de que medio centenar de trabajadores del metal concentrados en la calle Colón se encararan con varios cargos sindicales al grito de «traidores» y «vendidos» por haber firmado el convenio provincial del sector (a excepción de la CIG). «Que no, que no, que no nos representan», clamaron. El portavoz de estos trabajadores, José Calvar, ha explicado en declaraciones a Europa Press que la concentración es una forma de mostrar su desacuerdo con el convenio firmado que «solo beneficia a la patronal». «Nos sentimos traicionados con el acuerdo, por unos sindicatos subvencionados para contener a la gente y que no salga a la calle», ha sentenciado.

A las marchas en la ciudad olívica se sumó el secretario general del PSdeGGonzalo Caballero. El socialista reconoce que el 2021 sigue siendo un año «muy complejo», por eso instó a reivindicar los derechos de los trabajadores para no salir de la crisis «con un nivel de exclusión y de ruptura social que no podemos admitir». Junto a la CIG, la líder del BNG, Ana Pontón, lanzó dardos contra la «política de brazos caídos» de la Xunta y la inacción del Gobierno central en materia laboral: «Hace 1.064 días que se desalojó al PP del Gobierno y, sin embargo, sigue vigente una reforma laboral que lo que hizo fue precarizar cada vez más las condiciones de trabajo», reprochó. Una crítica compartida por el secretario general de la CIG, Paulo Carril, quien censuró la «permanente propaganda» del Gobierno central y la política del Ejecutivo de Núñez Feijoo, a la que atribuye la destrucción de empleo de los principales sectores productivos de Galicia. 

En A Coruña, centenares de personas participaron en la marcha convocada por CC.OO y UGT que trascurrió desde la Plaza de la Palloza hasta la Delegación del Gobierno. La CIG hizo lo suyo desde la Plaza de Vigo hasta la Plaza de María Pita bajo el lema «Por la defensa de los puestos de trabajo en la comarca». A ella acudieron la diputada del BNG, Mercedes Queixas, y el edil del BNG en la ciudad herculina, Francisco Jorquera. «Necesitamos que no se sigan aplicando políticas neoliberales que ahora mismo están perjudicando, y además en esta comarca están generando una serie de conflictos muy importantes», subrayó el secretario comarcal de UGT de A Coruña, Ángel Iglesias. Su homólogo de Comisiones Obreras, Cristóbal González, reclamó la «recuperación de las condiciones perdidas» de los trabajadores que fueron considerados esenciales durante el confinamiento en sectores muy precarizados, según recoge Efe.

Algunos trabajadores de la planta de Alu Ibérica participaron también en las marchas para denunciar la represión sindical en la compañía, que despidió al presidente del comité de empresa, Juan Carlos López Corbacho. Los empleados de limpieza también tuvieron representración para exigir condiciones dignas en la negociación del convenio. 

Las marchas del Primero de Mayo en Santiago de Compostela confluyeron, como todos los años, en la Plaza de la Quintana. Estuvieron presentes el vicesecretario del PSdeG, Pablo Arangüena, y el diputado de Unidas Podemos en el Congreso, Antón Gómez-Reino. Los portavoces sindicales reclamaron un modelo social y económico «más justo» para una salida diferente de la crisis del 2008. 

En la comarca de Barbanza solo la CIG convocó una concentración que tuvo como escenario la plaza del Pescado de Ribeira, donde se dieron cita algo más de cincuenta personas que se colocaron en dos filas para guardar las distancias de seguridad. Con la música del gaiteiro Miguel González se inició y finalizó el acto, en el que se solicitó «a derogación das reformas laborais» y «sacar adiante un plan de recuperación económica que dignifique as condicións laborais dos galegos», señaló Xan García, responsable comarcar del sindicato. Reivindicó justicial social para la clase trabajadora, que tras la pandemia tiene menos derechos y más precariedad. También aplaudió el gran esfuerzo y solidaridad de colectivos como los trabajadores del mar, la conserva, la limpieza o la alimentación, «que foron un exemplo de solidariedade durante a pandemia e agora as grandes empresas néganse a mellorar os convenios colectivos dalgúns destes sectores».

UGT y Comisiones Obreras reunieron en Ourense a cerca de medio millar de personas en Os Remedios, con una pancarta que proclamaba: «Agora toca cumprir. Un país en débeda coa súa xente traballadora».