Las eléctricas aprovechan la confusión con la nueva factura para captar clientes

Cristina Porteiro
c. porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

OSCAR CELA

Ofertan precios fijos en el mercado libre que pueden implicar mayores costes

01 jun 2021 . Actualizado a las 10:33 h.

«Consume todo lo que quieras, que el importe de tu factura no va a cambiar», «precio estable, ¡que no te asusten!», «no hay más costes que lo que consumas. ¡De verdad!». Son algunos de los reclamos, no del todo transparentes, que están lanzando estos días las grandes comercializadoras de luz y gas para atraer a los 11 millones de consumidores del mercado regulado, que han visto temblar el suelo bajo sus pies con el nuevo cálculo de los costes regulados (peajes y cargos) que hoy entra en vigor.

La confusión creada por los cambios tarifarios, y el miedo a que se dispare la factura entre aquellos clientes que suelen usar cocinas, lavadoras o secadoras en los picos horarios (de 10.00 a 14.00 y de 18.00 a 22.00), ha hecho que muchos ciudadanos se replanteen el cambio al mercado libre, donde proliferan ofertas de tarifas planas y estables que prometen cobrar siempre lo mismo por la energía.

«Están abrasando a llamadas telefónicas», denuncian desde la asociación de consumidores Adicae. Y lo que no explican las eléctricas en esas «ofertas» telefónicas es que lo que encarece la factura no es el precio de la energía en sí (24 % de la carga financiera total) -que es lo que utilizan como reclamo-, sino los costes fijos (la potencia contratada, cargos y peajes), que concentran el 54 % del precio a abonar a final del mes.

¿Qué es lo que esconden estas tarifas fijas que ofrecen seguridad y precios estables? Que -en la mayor parte de los casos-, se suele acabar pagando más de la cuenta: «El término fijo y el precio de la materia prima en las tarifas planas es bastante superior al término fijo y la materia prima en las horas de menos consumo. [Con una tarifa plana] Tú pagas durante todo el día un precio superior en las horas valle, y algo inferior en las horas puntas, el resultado no compensa», señala Adicae. De hecho, la propia Comisión Nacional del Mercado de la Competencia (CNMC) ha reconocido que los hogares medios podrían llegar a experimentar rebajas del 3 % al mes con las nuevas tarifas del mercado regulado. La clave para controlar la factura no está, como sugieren las eléctricas, en el precio de la energía -que puede fluctuar en función del mercado, por supuesto-, sino en las dos potencias contratadas y su uso en los diferentes tramos horarios establecidos (diurno y nocturno). Ahí se va más de la mitad del recibo mensual.

Adiós al bono social

Otra de las sorpresas ingratas con la que pueden tropezar los consumidores que, por nerviosismo, se precipiten al mercado libre es que se evapora su derecho a solicitar el bono social eléctrico, del que se benefician más de un millón de personas vulnerables en España (el 10 % de los usuarios que están en el mercado regulado en la actualidad). Hay que llegar hasta el final de la letra pequeña de las ofertas para enterarse de ese detalle: «Si deseas acogerte a esta promoción y dispones de un bono social en tu actual comercializadora, perderás los beneficios de dicha tarifa», rezan las ofertas en el apartado de términos y condiciones. Y puede que un buen número del 10,6 % de los hogares españoles que sufren pobreza energética caigan en la trampa.

Las asociaciones de consumidores exigen al Gobierno que controlen la avalancha de estas propuestas comerciales que utilizan las eléctricas para «aprovecharse de la situación de vulnerabilidad del consumidor y de la insuficiente formación para colocar ofertas que no necesariamente les van a beneficiar».

Penalizaciones encubiertas

Hoy más que nunca, el consumidor deberá andar con pies de plomo. No solo a la hora de escoger los términos de potencia en su contrato, o de vigilar que preserva su derecho al bono social, también con las penalizaciones y sobrecostes encubiertos que aplican las comercializadoras en el mercado libre. No son pocas las empresas de telecomunicaciones que se están adentrando en el jugoso negocio de la energía. Cobran nuevos conceptos importados de la telefonía, como los seis euros por «gestión de factura», y ofertan packs completos de teléfono y luz, a cambio de eliminar esos recargos. Sin perder de pista las célebres penalizaciones por romper la permanencia. Aunque muchas de las ofertas de tarifas planas exigen una vinculación mínima de un año, ofrecen la posibilidad de «cancelar en cualquier momento», siempre que el cliente siga atado a la empresa. De lo contrario, le podrían obligar a abonar hasta el 5 % del precio del contrato para la energía estimada que se dejó de suministrar.