Las grandes potencias occidentales pactan una histórica reforma fiscal

S. Arroyo, S. Cabrero BRUSELAS / COLPISA

ECONOMÍA

HENRY NICHOLLS | Reuters

Acuerdan una tasa mínima del 15 % que obligará a pagar más a las tecnológicas

06 jun 2021 . Actualizado a las 00:10 h.

Histórico. Así se califica ya en los corrillos de expertos el acuerdo al que ayer llegaron en Londres las siete grandes economías occidentales (Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón y Reino Unido); un pacto que modernizará por completo el esquema fiscal internacional. Sobre el papel, tal y como explicaron ayer los portavoces del G7, el acuerdo establecido recoge la puesta en marcha de una tasa mínima del 15 % que obligará a los colosos tecnológicos (Google, Facebook, Amazon o Apple) a una mayor contribución vía impuestos en base a su nivel de beneficios. El encargado de desvelar la fumata blanca, que se anunciaba pasadas las 13.15 horas de ayer, era el ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire (el mismo que la víspera ya había avanzado que el acuerdo estaba a «apenas un milímetro» de lograrse).

Le Maire ratificaba así, no sin cierta euforia, el arreglo final: «¡Aquí estamos! Después de cuatro años de lucha, se ha alcanzado un acuerdo histórico entre los estados miembros del G7 sobre impuestos mínimos a las empresas y a los gigantes digitales», destacaba. Casi simultáneamente, su colega británico, Rishi Sunak, utilizaba el mismo calificativo («histórico») para felicitarse por el éxito de una cita de la que es anfitrión. «Este es un acuerdo histórico sobre la reforma fiscal global que requiere que los gigantes tecnológicos y las multinacionales más grandes paguen su parte justa de impuestos», subrayaba.

El pacto alcanzado por los responsables económicos del G7 en la segunda jornada de una reunión que arrancó el viernes en Londres, contempla un impuesto mínimo global del 15 % como base que afectaría a las multinacionales con márgenes de beneficio de al menos el 10 %, tal y como se ha venido negociando en las últimas semanas.

Pagar en el país que operan

Las multinacionales deberán pagar impuestos en los países dónde operan y no solo dónde tienen su sede. «Las reglas se aplicarían a empresas con al menos un margen de beneficio del 10 %, y verían el 20 % de cualquier beneficio por encima del margen del 10 % reasignado y luego sujeto a impuestos en los países en los que operan», se especifica en la declaración oficial.

Es lo que se identifica como «pilar 2» del acuerdo, el que concreta que «se fijará al menos el 15 % del impuesto mínimo global» para estas sociedades aplicado país por país «creando un campo de juego más nivelado para las empresas y tomando medidas enérgicas contra la evasión fiscal». El impulso de Estados Unidos ha sido definitivo para este paso fundamental que encarrila la negociación al más alto nivel que mantendrán los líderes la próxima semana. El G7 se volverá a reunir entre el 11 y el 13 de junio en Cornualles.

Los altos mandatarios de Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón y Reino Unido allanarán aún más el terreno para la activación de esta reforma del impuesto de sociedades de cara a la reunión del G20 programada para el mes de julio en Venecia. Pero la reforma todavía tendrá que salvar un último resquicio. Porque, en última instancia, tendrá que recibir una aceptación -que ya será la definitiva- en el seno de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Esto alargará el calendario del nuevo esquema fiscal hasta otoño.

Régimen anclado en el pasado

Al menos 135 países venían negociación en este organismo internacional la imposición de una tasa mínima a las grandes multinacionales y, en consecuencia, la actualización de un régimen fiscal anclado en el escenario económico que existía hace casi un siglo y que con la explosión de las tecnológicas dejaba escapar miles de millones de euros a las arcas públicas. El compromiso llega además en un momento en el que las deudas públicas de los países se han disparado para combatir los efectos de la pandemia de coronavirus.

Un compromiso que todavía tiene que lograr el visto bueno del G20 y de la OCDE

La fiscalidad mundial tiene nuevas reglas de juego. Eso sí, todavía tienen que ser depuradas y queda camino por hacer antes de que se hagan efectivas. De hecho, el acuerdo logrado ayer en Londres todavía necesita el visto bueno de los líderes mundiales -tiene que pasar en las próximas semanas por el filtro del G20 y de la OCDE-, pero todo apunta a que en los próximos meses se cambiará el cómodo tablero tributario en el que se vienen moviendo las grandes tecnológicas desde hace más de una década. Con el establecimiento de una tasa mínima de «al menos el 15 %», colosos como Google Facebook o Amazon tendrán que pagar más impuestos, una factura que también será más acorde a sus multimillonarios beneficios.

El pacto global debería, además, frenar la elusión (y la evasión) fiscal; trabar la ingeniería contable de las grandes corporaciones. Y neutralizar iniciativas recaudatorias unilaterales en favor de reglas compartidas por todos. Esas iniciativas encadenaron disputas con Estados Unidos y un fuego cruzado de aranceles que deberían diluirse.

Fin al dumpin fiscal

La otra consecuencia potencial del acuerdo apunta hacia los paraísos fiscales. La evasión a Samoa Americana, Anguila, Barbados, Fyi, Guam, Palau, Panamá, Samoa, Seychelles, Trinidad y Tobago o Vanuatu, por citar algunos, será más complicada. Como también que socios europeos como Países Bajos, Luxemburgo o Irlanda sigan haciendo dumpin fiscal al resto de la Unión Europea. Países que han torpedeado la posibilidad de desplegar una tasa digital paneuropea como la que ahora se plantea como referencia mundial.

Facebook y Google aplauden un tributo que «dará certeza»

Las primeras reacciones de los colosos digitales al anuncio de los líderes del G7 no se hizo esperar. Y a tenor de las palabras de empresas como Facebook y Google, la medida ha sido acogida con mucho positivismo por parte de estas empresas, principales damnificadas del pacto acordado ayer en Londres.

Facebook fue una de las encargadas de abrir la espita. La compañía que capitanea Mark Zuckerberg aseguró que las nuevas reglas de juego que fijaron ayer las siete grandes economías occidentales son un «importante progreso». A pesar de que la famosa red social es una de las que se pondrán bajo el foco de la nueva fiscalidad, desde Facebook reconocieron que esta revolución en ciernes dará más «certeza a las empresas». Eso sí, reconoce que tendrán que pagar «más impuestos» en diferentes países.

«Facebook lleva ya un tiempo reclamando una reforma de las reglas fiscales globales y damos la bienvenida al importante progreso realizado en el G7», sentenció ayer Nick Clegg, jefe de asuntos globales de la red social, en un mensaje publicado en su cuenta de Twitter.

Clegg destacó que el acuerdo alcanzado es un «significativo primer paso» para dar certeza a las empresas y «fortalecer la confianza pública en el sistema fiscal global».

«Fuerte apoyo» de Google

Tampoco han querido dejar pasar la oportunidad los responsables de Google, que también han mostrado su beneplácito a la medida: «Apoyamos firmemente el trabajo que se está realizando para actualizar las normas fiscales internacionales. Esperamos que los países continúen trabajando juntos para garantizar que se cierre pronto un acuerdo equilibrado y duradero», explicó un representante de Google a la agencia Reuters.

A las palabras de apoyo también se sumó Amazon, que ve en la medida una oportunidad para dar estabilidad al sistema: «Creemos que un proceso dirigido por la OCDE que cree una solución multilateral ayudará a dar estabilidad al sistema fiscal internacional. El acuerdo del G7 supone un paso adelante en el esfuerzo para lograr este objetivo».

En juego hay mucho dinero. Durante el año de la pandemia, las cuatro grandes compañías tecnológicas aumentaron de manera exponencial sus beneficios. Amazon llegó a sumar 17.700 millones de euros mientras Facebook escaló hasta los 24.200. Google, por su parte, cerró el fatídico año de la pandemia con unas ganancias de 12.670 millones de euros y Apple, con los números más abultados, alcanzó los 48.300. Entre los cuatro se embolsaron casi 103.000 millones de euros.

Un impuesto que permitirá reducir desigualdades pero que algunos ven insuficiente

El acuerdo para establecer un impuesto mínimo y global de sociedades ya es una realidad. La medida ha sido acogida con gran expectación. La gran mayoría de los dirigentes han valorado este paso adelante para lograr un marco regulatorio mucho más justo. Pero también hay quien lo califica de insuficiente y recoge el documento con muchas cautelas.

Estados Unidos

Un pacto «sin precedentes». Una de las primeras en mostrar su entusiasmo con el que calificó como un «acuerdo sin precedentes» fue la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen. En un comunicado, la estadounidense destacó que el compromiso alcanzado por los ministros del G7 «ofrece un impulso tremendo para alcanzar un impuesto mínimo global robusto de al menos el 15 %». A su juicio, la tasa mínima «pondrá fin a la carrera hacia abajo» en los impuestos corporativos, y asegurará un trato «justo» para la clase media.

Comisión Europea

«Un gran paso hacia la equidad». La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, aseguró que se trata de «un gran paso hacia la equidad y la igualdad de condiciones». En la misma línea se movieron las declaraciones de su homólogo en el Parlamento Europeo. David Sassoli aseguró que se trata de un acuerdo que «va en la buena dirección»: «Tenemos que salir de la crisis del covid-19 con una mayor igualdad», aseguró.

Italia

«Debe completarse con otras normas comunes». Para el Ejecutivo italiano el documento firmado ayer es «fundamental para una fiscalidad global a las empresas digitales» y se trata de «un primer paso hacia la equidad y la justicia social». Eso sí, el ministro de Trabajo y Políticas Sociales, Andrea Orlando, aseguró que ahora debe completarse con «normas comunes también en el frente del respeto de los derechos de los trabajadores».

ocde

Reducirá desigualdades. La creación de un impuesto mínimo de sociedades se ha convertido en el caballo de batalla de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en los últimos años. Por eso, no es de extrañar que ayer fueran uno de los organismos que más celebró el anuncio del G7. «El efecto combinado de la globalización y la digitalización de nuestras economías ha provocado distorsiones y desigualdades que solo pueden abordarse eficazmente mediante una solución acordada multilateralmente», aseguró el secretario general de la OCDE, Mathias Cormann, que reconoció que aún queda trabajo por hacer. A su modo de ver, esta es la única forma de acabar con «tergiversaciones y desigualdades».

Irlanda

Una reacción fría. El responsable económico de Irlanda, Pascal Donohoe, protagonizó una de las reacciones más frías de la jornada. El también presidente del Eurogrupo aseguró que esperaba «con interés participar ahora en los debates en la OCDE. Hay 139 países en la mesa, y cualquier acuerdo tendrá que satisfacer las necesidades de los países pequeños y grandes». 

oxfam

Poco entusiastas. La oenegé se mostró muy crítica con una medida que entienden como insuficiente: «Es absurdo que el G7 afirme que está reestructurando un sistema fiscal mundial fallido al establecer un tipo mínimo que es similar a las tasas blandas que cobran paraísos fiscales como Irlanda, Suiza y Singapur. Están poniendo el listón tan bajo que las empresas pueden pasar por encima de él», sentenciaron.