La Unión Europea decide retrasar la tasa Google tras las presiones de Estados Unidos

S. Arroyo BRUSELAS / COLPISA

ECONOMÍA

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, este miércoles, en el Parlamento Europeo
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, este miércoles, en el Parlamento Europeo PATRICK HERTZOG / POOL

Gentiloni confirma a Yellen que el plan europeo se aparca hasta el otoño, tras el pacto del G20 sobre el tipo del 15 % a las multinacionales

12 jul 2021 . Actualizado a las 19:42 h.

Faltaba solo una semana para que la Comisión Europea lanzase su proyecto de tasa digital, una herramienta para armonizar los sistemas europeos que colocaba en el centro de la diana a colosos como Google o Facebook. El próximo martes Paolo Gentiloni iba a ser uno de los comisarios encargados de la presentación de ese plan. Llevaba meses postergado para favorecer las negociaciones mundiales sobre un impuesto mínimo a las multinacionales que ahora, si nada se tuerce, deberían concluir con acuerdo el próximo octubre en el seno de la OCDE con la implicación de más de 130 países.

La UE siempre había supeditado su normativa a un cambio consensuado de las reglas del juego globales. Pero nunca mostró señales de que fuera a dar un paso atrás. Incluso llegó a plantearse un formulación transitoria en la UE mientras llegase el sello de la OCDE. Pero ahora lo hace. Se repliega y empuja al fondo del cajón su iniciativa. Se somete a los principios del pacto que se hilvanó en junio en la reunión del G7 en Londres y que ha obtenido respaldo del G20 en Venecia este fin de semana: la aplicación de un tipo mínimo del 15% a todas las firmas sin distinción de actividad a partir de 2023.

De acuerdo con cálculos recientes del Observatorio Europeo de la Fiscalidad, ese 15% incrementaría los ingresos fiscales en la UE en 50.000 millones de euros más. En el caso de España, hablaríamos de 700 millones.

Aunque en la práctica Facebook, Apple, Google o Amazon seguirán siendo las compañías más afectadas en esa 'nueva era de la fiscalidad', no es menos cierto que Bruselas cede a las presiones de Estados Unidos. Atiende su advertencia de que no aceptaría la carga discriminatoria hacia sus empresas. Donald Trump ya tomó medidas a finales del pasado año contra Francia. Lastró a cientos de productos franceses con gravámenes extra.

Invitación a «abstenerse»

Con Joe Biden en la Casa Blanca, el fondo no ha cambiado. Su secretaria del Tesoro, Janet Yellen, volvía a la carga el domingo. Desde Venecia, avisó: el acuerdo logrado «invita a los países a desmantelar las tasas digitales existentes que EE UU considera discriminatorias, y a abstenerse de instaurar medidas similares en el futuro». Y aunque pudiera ser que Bruselas ya barajaba un escenario de marcha atrás, no lo confirmó oficialmente hasta ayer.

Gentiloni fue el encargado de verbalizarlo. Como una suerte de recibimiento en son de paz a la norteamericana Yellen, que el lunes visitaba Bruselas para mantener una serie de encuentros con responsables institucionales como Ursula von der Leyen (Comisión Europea), Christine Lagarde (BCE) o Paschal Donohoe (presidente del Eurogrupo). También participó en un debate con los ministros de Economía y Finanzas europeos a los que, por cierto, pidió que consideren «medidas fiscales adicionales para garantizar una recuperación nacional y mundial sólida». «Informé a la secretaria Yellen sobre nuestra decisión de dejar en suspenso la propuesta de la Comisión sobre un impuesto digital para permitirnos estar concentrados, trabajando mano a mano para completar la última etapa de este acuerdo histórico», explicaba el comisario italiano poco después de su cara a cara con la secretaria del Tesoro, previo a la cita del Eurogrupo.

Suspensión «temporal» porque el Ejecutivo comunitario se reserva su «reevaluación» para el próximo otoño. Así que la relación transatlántica está en aparente calma. Aunque no tanto aguas adentro, donde la iniciativa de una tasa digital común lleva años naufragando por la oposición de países como Suecia, Dinamarca, Finlandia, Hungría o Estonia, en distintas fases. Y siempre Irlanda.