Las exportaciones crecen en el primer semestre por primera vez en 4 años
01 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Estados Unidos empieza a dejar de ser un dolor de cabeza para las exportaciones gallegas, en especial para las de la industria alimentaria. Hasta hace unos pocos meses, cuando una botella de vino albariño o una garrafa de aceite entraba en un hogar estadounidense, lo hacía con un sobreprecio geopolítico que lastraba la competitividad de las empresas exportadoras: el de los aranceles del 25 % aplicados por Washington a ciertos productos agroalimentarios europeos como represalia por el conflicto entre Boeing y Airbus. Como se esperaba, el cambio de inquilino de la Casa Blanca ha destensado las relaciones entre ambas potencias y eso ya tiene repercusiones inmediatas
Bajo el mandato de Joe Biden, la Unión Europea y Estados Unidos alcanzaron un acuerdo, para eliminar los penosos aranceles que se habían impuesto dentro de la guerra comercial de la aviación civil, por un plazo de cinco años, período durante el que negociarán una salida definitiva a la crisis.
El balance del comercio exterior de la comunidad gallega durante los cuatro años de Administración Trump es claramente negativo. Muestra una contundente caída de las exportaciones a EE.UU. al pasar de los 580 millones de euros facturados en ventas al mercado norteamericano en el 2017, a los 415 millones del 2020. No se puede obviar que en este descenso hay un impacto directo de la crisis desencadenada por la pandemia del covid-19. Pero el daño de la política proteccionista implantada en la era Trump, con aranceles que penalizaron hasta con un 25 % importantes exportaciones gallegas, es irreparable. Y prueba de ello es que, según la estadística de comercio exterior del Ministerio de Industria y Comercio, en octubre del 2017, cuando arrancó la nueva política arancelaria, Galicia vendía productos a EE.UU. por valor de 51,7 millones. A partir de ese momento, las exportaciones comenzaron a descender de forma progresiva durante los meses previos a la pandemia y en marzo del 2020, apenas sumaban 31 millones; mientras que en mayo de este año, ya se aprecia un repunte hasta los 59 millones..
Estados Unidos es para España el sexto destino de exportación. Para Galicia es el décimo mejor cliente. El 15,4 % de las empresas exportadoras venden sus productos en este mercado, según datos actualizados del Igape. En total, al cierre del 2020 eran 1.096 las sociedades que registraban ventas al mercado americano, según la estadística de comercio exterior del Ministerio de Industria y Comercio.
Entre las más destacadas, el 10 % de la producción total de la refinería coruñesa de Repsol, que genera 328 millones de euros anuales; o las ventas en tiendas físicas y online de Inditex en EE.UU. (su segundo mercado tras México). De hecho, la gasolina y sus derivados, junto con los productos textiles, constituyen el 65 % de las exportaciones gallegas a Estados Unidos. También es significativo el negocio del sector agroalimentario en el mercado estadounidense, y hasta la tecnología y la biofarmacia.
«Las ventas se reactivaron de forma inmediata»
m. s. d.
En la lista de productos españoles afectados por los aranceles ahora despenalizados se encuentran el aceite de oliva, el vino, la aceituna, los quesos, los embutidos de cerdo, zumos, licores, moluscos y las frutas en conserva.
Aceites Abril, con sede en Ourense, lleva doce años exportando al otro lado del Atlántico y ha sido víctima de la competencia desleal, ya que los aranceles que penalizaron el aceite español envasado (el granel está exento) no afectaron a Italia, Grecia ni Marruecos. «Hemos perdido el 80 % de lo que vendíamos de la calidad extravirgen como consecuencia del gravamen del 25 %», afirma Elena Pérez Canal, directora de ventas de la empresa. Tras la tregua en esta guerra comercial, la empresa empieza a recuperar mercado. «Las ventas se han reactivado de manera inmediata. Tuvimos un abanico de nuevos pedidos y recibimos invitaciones de negociación con 10 nuevos importadores, con los que esperamos formalizar contratos para el 2022», explica Javier Martínez responsable de exportaciones del grupo, que este año tiene previsto pasar de los dos millones de aceite vendidos a Estados Unidos el año pasado, a los 2,5 millones.
Junto al aceite, el sector del vino sufrió el impacto director de la política arancelaria de Trump. Iago Becerra, director comercial del grupo de bodegas Terras Gauda, con sede en O Rosal (Pontevedra), asegura que el daño de esta política proteccionista estadounidense ha sido un golpe fuerte para todas las denominaciones de origen, pero constata una recuperación del mercado. «Se empieza a notar una apertura, aunque en términos comparativos, es complicado hablar, porque influye también la reapertura de la hostelería, también afectada por la pandemia», explica.
Jorge Peláez, presidente de Marqués de Vizhoja explica que con los aranceles de Trump, España estaba en inferioridad de condiciones con respecto a Italia o Portugal; y mucho más con respecto a Chile, Argentina, Sudáfrica, Australia o Nueva Zelanda, mercados muy pujantes en los últimos años en Estados Unidos. «Se perdía competitividad, pese a la creciente demanda de los consumidores estadounidenses de vinos procedentes de Galicia. La retirada de esta barrera comercial, aunque temporal, es muy positiva para el sector del vino gallego», afirma.
La industria alimentaria llama a aprovechar la «tregua», y alerta de nuevas disputas
El sector de la alimentación ha hecho piña en su lucha contra la política arancelaria de Estados Unidos, de ahí el alivio manifestado por la patronal ante el relajamiento de la presión estadounidense. «Los alimentos y bebidas españoles han sufrido durante mucho tiempo las consecuencias de un conflicto ajeno al sector y que ha supuesto un importante retroceso para muchas empresas en favor de otros países competidores. Ahora es el momento de fortalecer nuestra posición y recuperar la presencia en un mercado imprescindible para los alimentos y bebidas», afirma Mauricio García de Quevedo, director general de la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (Fiab).
Desde la patronal, esperan que el plazo de cinco años sea suficiente para alcanzar un acuerdo negociado a este conflicto, el más largo de la historia de la Organización Mundial del Comercio y que ha tenido como víctimas colaterales a los fabricantes de alimentos y bebidas. Desde su imposición, 113 categorías de productos españoles, el 53,1 % de los exportados a Estados Unidos, se han visto gravados.
Fiab confía en que este relajamiento de la presión arancelaria permita fortalecer las exportaciones a Estados Unidos, quinto mercado de los productos españoles y segundo socio extracomunitario, solo por detrás de China. «Nuestro trabajo ahora es incentivar aquellas acciones que faciliten a las empresas españolas acercar sus productos a este mercado, especialmente en materia de promoción internacional y el aprovechamiento de nuevos nichos de mercado y canales de venta», asegura García de Quevedo.
Pero la patronal alimentaria advierte de que hay nuevos riesgos a la vista. «No podemos olvidar que existen otras disputas abiertas que nos afectan, como los aranceles del 35 % aplicados a la aceituna negra de mesa».
El presidente de la organización también recuerda que Estados Unidos considera que la tasa sobre servicios digitales aprobada por España resulta discriminatoria y perjudica los intereses comerciales estadounidenses, por lo que ha determinado imponer un arancel adicional del 25 % a una serie de productos españoles, aunque ha suspendido su aplicación por 180 días para dar tiempo a las negociaciones sobre fiscalidad internacional en el seno de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).