Elisa Tarazona Ginés: «Nunca he analizado si los puestos a ocupar son de hombres o mujeres»

ECONOMÍA

La directiva del grupo Ribera entiende que la sanidad pública y privada tienen que apoyarse:«Todo suma»
20 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.¿Quién dijo techo de cristal? Elisa Tarazona Ginés (Valencia, 11 de marzo de 1964), consejera delegada del grupo Ribera, los hizo añicos hace años.
—Hay ingenieros llevando grupos de 600 millones de facturación, 15 centros de trabajo, 6.100 trabajadores, pero médicos...? Porque usted es médica de formación
—Ribera es una empresa muy importante con un accionista muy importante (90 % de la norteamericana Centene y 10 % del Sabadell). Está especializada en el sector sanitario, y en este sector el 70 % somos mujeres. En nuestra organización, el 56 % de las mujeres cursamos Medicina y el 58 % estamos en cargos de responsabilidad. Por lo tanto, no es extraño que esto ya esté pasando. Empecé a trabajar como médico hace casi 30 años, y comencé en Ribera hace 18. Es verdad que dentro del grupo he ido mejorando mis capacidades, ocupando distintos puestos directivos y quizá ahora era el momento de asumir más responsabilidad; Sobre todo en un momento tan complejo, en medio de esta crisis sanitaria; la más importante del último siglo.
[Esta primera pregunta se enlaza con las últimas, de las que se deduce perfectamente el perfil humano de la entrevistada]
—Has llamado la atención por ocupar siempre puestos «destinados» tradicionalmente a hombres. Incluso en el deporte.
—[Se ríe] Yo nunca he analizado si los puestos son de hombres o de mujeres, o si el deporte es de hombres o de mujeres. Pero sí que es verdad que desde muy joven me han interesado el baloncesto, el tenis, el frontenis pádel, la pelota valenciana (pelota a mano). Precisamente, en pelota valenciana cuando empecé a jugar de pequeña no había mujeres. Yo era una cosa rara. Pero no tenía la sensación de que fuera rara, pensaba que los raros eran los que me veían rara a mí. Aquello me sirvió para afrontar la vida desde la perspectiva de lo que quiero hacer. Una mujer o un hombre tiene que tener una visión clara de los objetivos que se plantean, prepararse todos los días para ello, trabajar duro; y si lo consigues, te puedes sentir contento, pero ese éxito es el fruto de tu trabajo. Y todos los días pensar: «Estoy contenta por haberlo conseguido».
—Me quedo con que «les robas» los puestos a los hombres... (risas) ¿Casada?
—No
—¿Niños?
—Tengo una hija de 14 años. Soy madre soltera.
—¡Rompes todos los esquemas de los altos ejecutivos!
—No rompo todos los esquemas porque hoy en día las madres solteras, las familias monoparentales... hace años era más raro tener constancia de alguna. Pero vaya, tomé una decisión y para mí fue una especie de bendición. Lo he vivido siempre con mucha alegría y apoyo. Es muy importante tener una red de apoyo que te ayude, en la que te sientas entendida. No solo familiar, sino personal y también laboral. Aquí siempre me han facilitado las cosas. He tenido que buscar ayuda externa porque no me he querido perder nada. Esto lo he hablado con mi hija, y ella es una persona que me ha impulsado en mi desarrollo. Está muy orgullosa de su madre.
—¿La adoptaste?
—No, pero podía haberla adoptado. Es biológica.
—¿Cuál fue el peor día que recuerdas en esta crisis sanitaria?
—El que recuerdo con más incertidumbre (porque los peores momentos los marcaron los fallecimientos) se remonta al 2 o 3 de marzo. Estaba en Povisa y me llamaron: «En Torrejón ha habido varios casos y van en aumento». Fue entonces cuando tomé la decisión de adelantar el vuelo y ver en Torrejón, de primera mano, lo que estaba sucediendo. Ese momento nos ayudó al grupo a pensar y trabajar de forma global, con transferencia de conocimiento, en coordinación con las distintas Administraciones. Para mi ese día fue en el que tomamos la conciencia real de que el covid estaba aquí y teníamos que gestionarlo con un liderazgo clínico predominante, pero con mucha comunicación. La prioridad fue: proteger a los profesionales porque estaban en primera línea y porque le podríamos dar la mejor atención a los pacientes.
—¿Has conocido la historia de alguna persona que te haya impactado?
—Varias. Te podría hablar de pacientes que estuvieron meses hospitalizados y salieron por su propio pie; de médicos que cada cinco minutos recibían pacientes covid positivo. Vivimos en esa adaptación rápida, esa flexibilidad de organizar bien el servicio de urgencias, el hospital... Gestionamos la incertidumbre como grupo y nos anticipamos a lo que iba a pasar.
—¿Lloraste algún día?
—Sí. Cuando me contaron casos de pacientes, sobre todo jóvenes, que fallecían; o cuando algún profesional te expresaba el sufrimiento que había pasado porque había estado días sin ir a casa para proteger a su familia.
—¿Llegaremos a una sexta ola? En el mejor de los supuestos estamos con mascarilla, y luego tomando cañas, vinos y demás.
—La vacunación es ahora lo más importante, pero las medidas de protección también. No nos podemos confiar: mascarilla, distancias. No podemos bajar la guardia.
—¿Qué opinas de los antivacunas?
—Les puedo respetar sus creencias o su forma de pensar. Hay que pensar en la globalidad, en la sociedad. Lo más importante para combatir el virus es el nivel de vacunación.
—¿Los antivacunas se deberían vacunar?
—Deberían tomar conciencia de que su postura puede afectar a otros.
—Siempre se cuestiona el papel de la sanidad privada en el sistema español de salud.
—A mí cada vez me gusta menos hablar de sanidad pública y privada. La salud es algo que tenemos los ciudadanos. Al final quien te presta el servicio es el que mejor lo pueda hacer. Creo firmemente en el sistema nacional de salud porque aporta equidad, igualdad y es gratuito. Pero también creo que el sistema nacional de salud tiene que apoyarse en todo el sistema sanitario. Todo suma. Después de esta pandemia, de tanto sufrimiento he aprendido que algo distinto tenemos que hacer. Tenemos que sumar después de la gente que ha fallecido, ante los retos que tenemos que afrontar para aquellos que están en lista de espera, para aquellos que no se hayan sido diagnosticados en tiempo y forma, para los que sufren esa pandemia silenciosa que es la salud mental, tanto de los pacientes más vulnerables debido al aislamiento, como la de la gente mayor que vive en soledad o la de esos jóvenes a los que afectó la falta de socialización... Sin la sanidad privada hubiera sido muy difícil superar esta pandemia. Una apuesta de futuro pasa por analizar lo que las personas necesitan y sumar esfuerzos y recursos para prestarles la mejor atención. Tenemos que trabajar de manera conjunta con un único fin: preservar la salud.
Grupo del sector sanitario. Con presencia nacional e internacional. En Galicia tienen tres hospitales: Povisa (Vigo) Juan Cardona (Ferrol) y Polusa (Lugo)
600 millones (110 en Galicia)
6.100 empleados (2.000 en Galicia)
Valencia
«Empezamos a saber lo que es el sentidiño»
Asegura la directiva que Galicia es muy importante para el grupo, y se explica: «Entramos en Povisa hará dos años el 1 de diciembre. Fue una oportunidad, y durante la pandemia Galicia nos aportó mucho conocimiento y muy buenos profesionales. Nos ha permitido diversificarnos, asentarnos y crear alianzas importantes tanto en el sector privado como en el público. Es una comunidad a la que adoramos. Nos sentimos muy gallegos y empezamos a saber lo que es ese sentidiño’.
—Pertenecéis a la norteamericana Centene y al Banco Sabadell. El sector financiero sigue reestructurándose. Hablemos de los dos accionistas.
—Centene es del sector sanitario. Ocupa el puesto vigesimocuarto entre las compañías más grandes de Estados Unidos y lleva más de 30 años operando en este sector. Es una aseguradora que ha trabajado para el Obama Care. Trabajar como Centene, que tiene 35 millones de ciudadanos americanos asegurados, nos aporta mucho conocimiento. Trabaja con los Gobiernos de EE.UU. Nos sentidos muy alineados, pensamos de manera similar.
—¿El Sabadell desinvertirá?
—Hay que preguntárselo al banco.
—¿Hacia donde va la sanidad en España?
—Hacia una mayor colaboración entre lo público y lo privado, hacia a una mayor concentración del sector privado —porque se necesita ser fuerte— y hacia una transformación digital y otra cultural. Los profesionales tenemos que transformarnos para prestar la atención de otra manera, los ciudadanos también tenemos que transformarnos para que se nos preste la atención de otra forma y la sociedad será más exigente. La digitalización, la utilización de la inteligencia artificial va a ser necesaria para preparar esos modelos de predicción que nos ayudarán a prevenir enfermedades y dependencias del futuro. Los profesionales nos cuidarán cuando estemos sanos y nos curarán cuando estemos enfermas.